Si todo el mundo te siguiera, ¿sería el mundo mejor? Â¿Alguna vez te has hecho esta pregunta? Profunda, ¿no?

Cuando las personas comienzan a confiar en nosotros, nuestro nivel de influencia aumenta, y es ahí cuando podemos empezar a impactar en sus vidas, pero como dice el tío Ben de Peter Parker (Spiderman), â€œun gran poder conlleva una gran responsabilidad”.

La mejor influencia suele ser la provocada por comportamientos y conductas concretas, palabras y gestos, etc. Ser influyente es algo maravilloso porque podemos lograr muchos cambios en las personas de nuestro entorno e incluso en nuestra sociedad; pero el poder puede ser muy peligroso, y lo vemos hoy, con mucha más fuerza, con la situación que vive nuestro país.

Lo cierto es que no necesitamos de ningún cargo político, ni ejecutivo, ni de ningún otro tipo de poder para que personas, como tú y como yo, podamos convertirnos en personas de influencia. 

Lo que necesitamos es ser verdaderos líderes, personas que creen las condiciones ideales para que las personas de su entorno crezcan y saquen lo mejor de sí mismos. Y para ello tenemos que elegir entre forzar nuestras acciones para ajustarlas a nuestros principios, o poder manipular nuestros principios para adaptarlos a nuestras acciones. ¡Sea como sea tenemos que elegir una de ellas!

Si deseamos realmente ser influyentes y cambiar el mundo, o siquiera nuestro entorno, entonces debemos elegir el camino de la integridad porque el resto de senderos nos llevarán definitivamente a la ruina.

La integridad permite que otras personas confíen en nosotros y la confianza es el pegamento que une a la gente. Esa es definitivamente la clave para convertirnos en personas influyentes y poder cambiar el mundo, nuestro país, nuestra familia o aquello que más quieres.

Sé que la respuesta a esta pregunta da miedo, pero sea positivo o negativo el resultado puede ayudarnos a tomar consciencia y llevarnos a trabajar en nosotros mismos para poder convertirnos en nuestra mejor versión, y ser el cambio que tanto deseamos y que necesita nuestra sociedad, porque como dice el gran Tolstoi "todos quieren cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo".

¿O tú sí lo has pensado?