Al inicio de mis procesos de mentoring con algún cliente suelo hacer esta pregunta: ¿eres una marca personal? Con la respuesta puedo saber dos cosas: lo primero es conocer qué tanto saben del término marca personal y lo segundo es saber cómo se perciben.

Si tú también te haces esa pregunta te quiero responder con una frase del padre de la marca personal, Andrés Pérez Ortega, que dice lo siguiente: “la marca eres tú; el producto es lo que haces por los demás”. 

Y es que probablemente si aún tienes dudas sobre si eres o no una marca personal es porque solemos vivir en modo automático, y de ese modo es casi imposible darnos cuenta que todos los días nuestras acciones personales, profesionales, familiares, amicales, etc. dejan huella en la vida de todas las personas que tienen contacto con nosotros. 

Marca Personal es un término muy conocido, pero que muy pocas personas saben a fondo su verdadero significado. No se trata de una moda, tendencia o algo inventando para reventarnos bombardas y decir que “somos lo mejores en algo”

Es momento de romper con el paradigma que marca personal es convertirnos en un “producto” que necesita “marketerase” en el mercado para convertirnos en un profesional empleable, influencers o famoso.

La marca personal no es sólo para personas como Mark Zuckerberg, Barack Obama, Messi o Gastón Acurio. La marca personal es para todos porque todos tenemos ya una marca personal que hemos ido desarrollando de forma natural a lo largo de nuestra vida. Es esa huella que vamos dejando en cada persona que conocemos.

Así que sí: tú eres una marca personal, lo es tu nombre y apellido, y eso, en base a la definición de Andrés significa para mí dos cosas:

1- Que tú como marca emocionas, conectas, comunicas y te diferencias de los demás gracias a las características de tu personalidad, tus valores personales y los rasgos más específicos de tu esencia.

2- Que tu producto es aquello que pones al servicio de los demás de manera única y los demás lo reconocen. Este aporte de valor está centrado en aquello que eres realmente bueno: tu talento.

Reconocerse como una marca personal es la mitad del camino, el otro tramo, que es además el más largo y retador, es empezar a gestionar de forma consciente esa huella que queremos ir dejando en los demás y en el legado que queremos dejar en el mundo.

Por eso, te invito a preguntarte cómo quieres ser recordado cuando ya no estés. Tras esa reflexión estoy segura estarás listo para empezar a descubrir en lo que eres realmente bueno y por lo que eres reconocido. Luego de eso estarás listo para darlo a conocer a los demás.

No será un camino fácil, porque esto requiere de mucho esfuerzo, dedicación, constancia y sobre todo de crecimiento personal y profesional; pero apuesta por ti. Encuentra lo diferente y lo especial que tienes para compartirlo con los demás. Porque no hay nadie más capaz en todo el mundo que tú cuando has descubierto tu potencial y confías en ti mismo.

Imagen: Esan