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WALL.E: eterna humanidad

En octubre, el Cineclub USAT presenta un ciclo dedicado a la filmografía de los estudios de animación Pixar. Comentaremos en esta ocasión “WALL.E” (2008), dirigida por Andrew Stanton, que se proyectará esta semana.

  |   César Vargas / Muchas pelí­culas   |   Octubre 17, 2012

Los estudios de animación Pixar han logrado en cerca de tres décadas crear una serie de piezas maestras del cine de animación. Si bien es cierto ello ha implicado  esfuerzos en el desarrollo tecnológico, lo que hace reconocible el sello de Pixar en el panorama cinematográfico actual es el aspecto humano, dotar de alma y energía aquello que se puede hacer con las máquinas. Con el estreno de “Toy Story” (1995), su primer largometraje, además del éxito comercial consiguen el reconocimiento como creadores de obras singulares, de argumentos sólidos, contenidos interesantes, momentos memorables y personajes entrañables.


“WALL.E” (2008), dirigida por Andrew Stanton, es una de las cumbres de su labor, y además permite observar por dentro el trabajo de estos creadores, quienes logran conectar con la sensibilidad humana mediante el trabajo con las máquinas, lo que les permite materializar las maravillas que luego observamos en pantalla.


La película nos traslada al futuro, casi a un milenio hacia adelante. La Tierra, producto de la contaminación se ha vuelto una masa deshabitada, llena de los desperdicios de la especie humana. Sin embargo, hay un último refugio para la “humanidad” que paradójicamente se encuentra en una máquina. El pequeño robot WALL.E, modelo creado para limpiar el planeta. Pese a los siglos, continua solitario en su labor en una muestra de fidelidad admirable y enternecedora. Del automatismo de sus funciones surge la dedicación y la sensibilidad hacia el descubrimiento de nuevas emociones. A la par, son muchos y muy curiosos los momentos en que lo vemos sorprendido ante cada objeto hallado en la ciudad-basurero. 


Son dos descubrimientos específicos, no obstante, los que liberan al robot de su rutina: la vida o la resistencia de la vida, materializada en una planta (tal vez la última) y el amor, que aparece en la forma de “otra” robot, EVA. Estas nuevas presencias complementan la vida de WALL.E, le permiten conocer aquello que veía imposible, los sentimientos que solo conocía como vestigios de una civilización desaparecida y –literalmente– lo llevan a las estrellas.


La película se sostiene durante gran parte de su duración en los personajes autómatas. Dotados de una personalidad que escapa a sus respectivas programaciones, cada uno de ellos fortalece una de las propuestas expuestas: las máquinas como creación máxima de la humanidad, que es a su vez –se supone– la creación máxima de la naturaleza. Otra de las propuestas que se presentan se refiere justamente a la especie humana y a su vida en sociedad. Si el futuro que vemos del planeta es desalentador, el de la sociedad humana es mucho peor. Refugiados durante generaciones en un crucero espacial hasta que la limpieza de la Tierra esté terminada, han degenerado hasta convertirse en dependientes totales de la tecnología, postrados física, mental y emocionalmente. Las imágenes de un futuro donde la vida está aparentemente solucionada provocan temor. Las relaciones humanas virtuales y superficiales, la vida misma y el ideal de confort son productos manufacturados por una entidad todopoderosa que engaña y pretende tener el control global de las cosas. De ahí, que resulte la conmoción del primer contacto fuera del mundo virtual, de volver al contacto directo con los demás. En estos momentos los planos detalles de las manos y las miradas de los personajes humanos son conmovedores y permiten tener una luz de esperanza en la especie humana que logra redimirse al aceptar sus responsabilidades con el medio que los rodea. El momento cumbre de ello ocurre cuando el capitán del crucero vence la postración y da los “primeros pasos” de regreso a la civilidad.


“WALL.E” es también una película de contrastes. Mientras en la lejana y hostil Tierra una pequeña máquina es el último reducto de humanidad, en el crucero espacial supuestamente acogedor está la máquina controladora, el piloto automático, programado para proteger a los humanos aunque ello implique suprimir la voluntad de sus protegidos. Ambos se presentan como extremos de una especie, los robots, con la misma finalidad pero con distintos caminos a seguir. Rebeldes hacia su condición de máquinas, pero conscientes de la responsabilidad de salvar a la humanidad de sí misma. WALL.E lo hace con la rebeldía del espíritu, el piloto automático, AUTO, lo hace con rigor y severa frialdad. En ello se asemeja –y de paso rinde homenaje– a HAL 9000, la máquina perfecta de “2001: Odisea del espacio” (1968) de Stanley Kubrick. 


Sobre este último punto, en la película vemos referencias y homenajes constantes a la mencionada obra maestra de Kubrick. Incluso, en algunos de los momentos más importantes de la película están presentes algunas de las piezas musicales clásicas que utilizara el director británico (“Así habló Zaratustra” de Richard Strauss, por ejemplo). También el uso de música suave para presentar las escenas iniciales de la Tierra desolada recuerda a Kubrick. Asimismo, la personalidad de los robots remite –y así lo señalan también los creativos de la película– a personajes del cine silente, como los interpretados por Chaplin o Keaton. Al igual que ellos, “WALL.E” es una muestra de un cine que escapa a las convenciones de los géneros y a su tiempo. Ello debido a que vuelve la mirada en eso que es su principal e inagotable fuente de energía: la sensibilidad humana. 

 


Ficha técnica

Título original: WALL.E
Dirección : Andrew Stanton
Guión: Andrew Stanton, Jim Reardon y Pete Docter.
Reparto (voces): Ben Burtt, Elissa Knight, Jeff Garlin, Fred Willard, Jonh Ratzenberger, Kathy Najimy, Sigourney Weaver, â€œMacintalk”.
País: Estados Unidos / Duración: 98 minutos / Año: 2008.

 


Puede ver WALL.E el jueves 18 de octubre, a las 3:00 p.m., en el Cineclub USAT Decana 5 (Av. Panamericana Norte Nº 855 - Chiclayo). El ingreso es libre.

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