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La esquina del vinilo

  |   Nicky Rodrí­guez / Vinilo   |   Marzo 29, 2012

Desde Los Morunos hasta el triple Woodstock 69. El punto aparte para Los Beatles. Iron Maiden, Los Duros del Rock y la triple colección de `Llena tu cabeza de Rock´. Sin olvidar claro a Roberto Carlos, Los Panchos, Julio Jaramillo y la gran Sonora Matancera. Todo este tránsito musical –y más– ha ofrecido Wilmer Martínez Villanueva desde 1987, conocido por sus clientes y amigos como `el Chavo´, no del ocho pero si del Vinilo. Por algo no es uno de los vendedores más antiguos de música del recuerdo en ese formato.

Fue a fines del año 1993 –cuando curioseando en tiendas de libros, revistas y música– alargué mi camino hasta la avenida Balta, intersección con calle Pedro Ruiz. Allí, cerca de ese `Mercado Modelo´ que no está para ser modelo en ningún país del mundo, descubrí  al pie de la vereda a un improvisado vendedor de vinilos, un rescatista de esos discos clásicos que fácilmente pudieron haber tenido un mal final. Todos de segunda mano y a un precio muy cómodo (mucha gente por aquella época se estaba deshaciendo de los vinilos por la entrada del CD). 

Este singular hijo del distrito de Sipán se había iniciado en la esquina de Leoncio Prado con la avenida Balta, seis años antes que mis búsquedas melómanas me llevaran hasta su hueco. “Empecé a los 25 años, con 5 long plays, y poco a poco la gente me fue trayendo más, a veces los intercambiábamos. Creo que así fue como inicié este negocio…”. 

Con el tiempo incorporaría a su negocio la venta de discos de carbón, CD originales y copias, cintas de VHS, venta de DVD, grabaciones de CD a cassette, de VHS a DVD, de long play a CD y de vez en cuando alguna tornamesa o vitrola  de ocasión para coleccionistas nostálgicos.

En 2005, tras una ordenanza municipal, `el Chavo´ fue desalojado del lugar con todas esas leyendas que rescataba y pocos entendían. Así fue obligado a alquilar un stand, y lo consiguió al poco tiempo a unos pasos de su esquina, en la misma cuadra.  Desde entonces lleva siete años en  la Galería Chiclayo (Av Pedro Ruiz 1025, stand 1, frente a la calle). Gracias a los Dioses del Vinilo la situación de su apasionada empresa mejoró.

Y ahora, sentado junto a su tienda, me comenta que los LP los consigue de coleccionistas de Chiclayo, Trujillo y Lima para la venta. En quincena y fin de mes realiza viajes a Cajamarca para ofrecer sobre todo sus discos de vinilo. Y la misma esquina de sus mejores épocas recibe a Wilmer para continuar algo que parece imposible en estos tiempos. Atahualpa en su pasaje observa como este fanático de valses, pasillos y boleros comercia junto a la calle Comercio. Y en Chiclayo, cerca a esa calle en la que transitan las putas muy tarde, aún lo podemos encontrar en su puesto de combate como siempre, pero desde muy temprano (de 8 a 8 para ser preciso, y los domingos de 8 a 2). 

Uno de los amantes de este formato más persistentes sueña aún con ampliar su negocio, y ofrecernos más variedad con sus discos y grabaciones. Es encomiable cómo con esta actitud lograra trascender en nuestra ciudad junto al vinilo.

 

Foto: Nicky Rodríguez

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