CULTURA

¿Educación virtual sin internet?

APUNTES COTIDIANOS   |   Claudia Incháustegui   |   Mayo 01, 2021

Fueron dos minutos de oscuridad los que experimenté mientras esperaba que regrese la luz para continuar la clase que había dejado a medias con mis estudiantes de educación superior. “Mi red es un desastre”, quise justificarme cada vez que mi pantalla se congelaba, pero solo seguí y concluí con algo de pena e incomodidad. Si esto me pasó aquí, en la ciudad, ¿qué peripecias viven los estudiantes de todos los niveles académicos en sus clases virtuales?

Desde el 2016, la ONU consideró el acceso a Internet como un derecho básico de todos los seres humanos. Sin embargo, según el INEI, solo hasta el primer trimestre de este año 40.1 % de los hogares en el Perú tuvo conexión a Internet.

Si bien existe un incremento del uso del internet comparado al estudio del INEI en el 2019, las brechas continúan por razones que parecen de otra época. Existen lugares con cobertura de red y con una velocidad tan lenta como para tener una videollamada Zoom. Existen comunidades del Perú con Internet, computadoras y poblaciones que no entienden el castellano (cero inclusión). Y claro, también están aquellas poblaciones que no cuentan con ningún servicio básico, es más, ni siquiera están en el radar del Gobierno.

Ante todo lo que actualmente vivimos, creo que el sector educación, ese que tanto me apasiona, ahora depende del Internet y si no llega a todos el precio en el futuro será demasiado alto para el país. Es verdad que las generaciones de hoy tienen mayor acercamiento a la tecnología, están familiarizados con las redes sociales y tienen una facilidad para adaptarse a un trabajo virtual porque es parte de su naturaleza, pero solo estamos hablando de los estudiantes con Internet y mayor comodidad en casa. ¿Qué pasará con aquellos que crecieron sin luz y sin dispositivos tecnológicos?, ¿qué debe pasar para incluirlos en esta revolución del siglo XXI?

Diariamente, tanto en las redes sociales como en los informativos de la televisión, aparecen noticias de niños que buscan conexión a Internet o señal radial para escuchar Aprendo en casa o enviar sus trabajos por Whatsapp y lo logran después de subir un cerro y haberse prestado el celular.    

Por otro lado, tenemos amenazada la educación por los dos bandos extremos de quienes aspiran al sillón presidencial. Medidas populistas como el entregar tablets o celulares a todos los niños es tan utópico como el pedir educación de calidad, retornando a las aulas a esos miles de maestros expulsados de la carrera pública por denuncias que atentan contra el mismo estudiante. 

Estudiar en la era del Internet es cómodo si tienes todo a la mano y no falta un plato de comida en casa, ¿pero qué hacemos con las miles de familias que salen a ganar el pan de cada día?, o ¿con esos niños que hacen sus tareas en el piso del negocio de sus padres mientras ellos trabajan? ¿Qué hacemos para lograr una igualdad digital en una sociedad que cada vez parece retroceder más?

Ha culminado el bimestre escolar, y aunque el Minedu se ha comprometido a distribuir las tablets en las regiones cuanto antes hasta la fecha existen estudiantes que no han recibido nada. 

El Internet ha jugado un rol fundamental en la educación mundial y en nuestro país esa diferencia ha creado dos nuevas brechas: la de estudiantes alfabetizados digitalmente y el grupo de estudiantes que deben ingeniarse para aprender virtualmente sin dispositivo alguno.

Se sabe que un 12 % de estudiantes (1 007 368) que no tienen ni dispositivos tecnológicos, ni televisión o radio, están imposibilitados de recibir las clases de la manera esperada y es a ellos donde se desea priorizar la entrega, sin embargo, estamos iniciando un nuevo mes y los problemas continúan.*

Es muy difícil mirar con optimismo las acciones propuestas por el Gobierno. Por la falta de acceso a Internet estudiantes no solo expondrán su vida al salir en busca de señal o prestar un celular, sino que se perderán parte del aprendizaje que les corresponde y, por ende, habrá un alto porcentaje no solo de desaprobación sino de personas decepcionadas por lo que el Estado no hizo por ellos en tiempos de emergencia nacional. 

Son miles de jóvenes que este año concluirán la secundaria y que sin Internet perderán la motivación que se necesita para decidir si en un futuro seguirán una educación superior o emprenderán iniciativas personales aprendidas gracias al ingenio y la virtualidad. 

El no tener acceso a Internet pone en juego no solo la educación de una generación, sino los ánimos y esperanzas de miles de familias peruanas que lo único que piden es que sus hijos se conecten sin contratiempos y desarrollar adecuadamente su año escolar. 

Foto: vaticannews.va

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