CULTURA

«Gantz»: ¿A dónde vamos cuando morimos?

SERENDIPIA   |   Varykino Aarón   |   Octubre 01, 2024

 

La respuesta a esta interrogante universal parece estar fuera del alcance de la comprensión humana ya que, como decía mi abuela, nadie ha venido del otro lado para contar cómo es y qué pasa después, razón por la cual tanto el folclore como las creencias populares plantean, cada una a su estilo, respuestas tan inverosímiles como estrambóticas para tratar de apaciguar los atribulados corazones de los creyentes.

El mundo del manga no es la excepción, lo hemos visto en ejemplos como Dragon Ball, Neon Genesis Evangelion, Caballeros del Zodiaco y un largo etcétera; sin embargo, la idea de un más allá algo más mundano y menos pomposo nos viene de la mano del mangaka japonés Hiroya Oku, quien nos plantea una mezcla entre los conceptos de reencarnación y purgatorio materializados en una anodina sala de un departamento en algún lugar indeterminado de Tokio, donde van a parar las «almas» para luego iniciar un periplo que dista mucho de la redención que los lleve al paraíso.

«Gantz» es uno de esos vicios que tengo interiorizado en mi vida desde que supe de su existencia, allá por inicios de los 2000, época que vio nacer al canal de televisión Locomotion. Sí, mi primer contacto con la historia fue a través de un anime que, si bien estaba bien adaptado al planteamiento original del maestro Oku, distaba mucho de ser una historia con un final cerrado, lo que dejaba ese mal sabor de haber visto uno de los mejores animes de la época, pero con un final tan tibio que echaba a perder por completo la experiencia.

Fue entonces que me di con la sorpresa de que «Gantz» era realmente un manga y que su extensión iba muchísimo más allá de lo visto en el anime. Por aquel entonces sólo pude disfrutarlo de manera digital (poco legal) en una popular página donde encontrabas todos los mangas habidos y por haber. La lectura y el disfrute de la historia fueron y siguen siendo espectaculares. Me comí todos y cada uno de esos capítulos como un adicto deseando su próxima dosis de cada día, llegando a leerme los 383 capítulos a lo largo de los años que duró la historia. No contento con aquello, me vi las adaptaciones cinematográficas japonesas de las que no tengo los mejores recuerdos, aunque eran bastante fieles a la atmósfera y contenido de la historia original, pero el CGI y las actuaciones la hacían ver como una pobre adaptación de serie B; sin embargo, «Gantz: O» (Toho, 2016) es realmente cosa seria, pues está desarrollada enteramente en CGI y su fidelidad al material original es tal que no sería descabellado esperar una serie que siga por ese mismo derrotero cinematográfico.

«Gantz» es una propuesta interesante, un grupo de occisos va a parar a un departamento que tiene por toda mueblería una inmensa esfera de color negro denominada «Gantz», que será la «dueña» de sus nuevos destinos de ahí en adelante. La historia contiene altas dosis de sexo, disparos, desmembramientos, conflictos emocionales, extraterrestres y la idea de qué pasará cuando dejemos este plano. Si lo que realmente ocurre cuando morimos es lo que plantea Hiroya Oku en «Gantz», con todo gusto me iría al otro mundo a unirme a ese ejército de «condenados», sin dudarlo un segundo.

Actualmente, estoy redescubriendo «Gantz» gracias a una reedición del manga denominada «Gantz Maximum» y que está dividida en 18 tomos de excelente acabado que hacen justicia a la propuesta tanto visual como conceptual de la obra de Hiroya Oku, incluyendo algunas entrevistas que nos dan más luces del génesis de este extraordinario manga. No se lo pueden perder, pero esperen a que me compre todos los tomos, no me vayan a dejar a medias con la lectura ja, ja, ja.

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