Creo que la última novela que vi en mi vida fue Tieta (Rede Globo, 1989). Recuerdo que regresaba del cole y me sentaba con mi mamá a verla, pues según ella las novelas brasileñas eran las mejores, así conocí Niña Moza (Rede Globo, 1986), Vale todo (Rede Globo, 1988) y La reina de la chatarra (Rede Globo, 1990) que no hacían más que confirmar su superioridad tanto técnica (en lo actoral y audiovisual) como narrativa frente a sus pares venezolanas, colombianas, mexicanas o peruanas; sí, en esa época era un niño-adolescente novelero y no me avergüenzo de ello.

El tiempo pasó y les perdí completamente el interés frente a los videojuegos, libros, películas y, más recientemente, las series. Sin embargo hace unos días, luego de terminar de almorzar, la tele estaba encendida en TVE y me encontré, junto a mi hermana, viendo una novela española interesantísima: Dos vidas.

Dos vidas (RTVE, 2021) cuenta la historia de 2 mujeres: Carmen y Julia, abuela y nieta respectivamente, en una novela narrada a través de saltos temporales y montajes paralelos, técnicas que garantizan tener al espectador enganchado de principio a fin durante los aproximadamente 45 minutos que dura cada episodio.

La historia nos ubica en el presente, en un apartado pueblo de la sierra de Madrid, donde Julia (Laura Ledesma), una diseñadora de modas decide apartarse de la metrópoli y una vida preplanificada por su madre y su futuro esposo, para vivir una vida sosegada bajo sus propias reglas, circunstancias que la llevan a encontrar una serie de diarios escritos por su abuela Carmen (Amparo Piñero) en los que narra las vivencias que tuvo en la exótica provincia de la Guinea Española (África) durante los años 50, producto de su deseo de abandonar la gran ciudad, para vivir junto a su padre y conocer la realidad de las colonias y la esclavitud. Ambas historias se entremezclan a nivel visual y narrativo durante cada episodio, lo que le da un ritmo ágil que termina por atraparte.

A nivel de personajes vale destacar que posee una interesante variedad que va más allá de los simples estereotipos mal actuados en otras producciones. En Dos vidas encontramos personajes que hacen referencia tanto a la exclusión como a la inclusión social: trabajadores independientes, ninis, servidores públicos, jubilados, machos-alfa-lomo-plateado, lesbianas, familias tradicionales, madres solteras y hogares disfuncionales son parte del rico bagaje social que nos presenta la novela, además de una protesta narrativa por los abusos que tuvo que vivir la población africana de manos de sus colonizadores blancos, reivindicando el papel de la población negra en las páginas tanto de los diarios de Carmen, como de la historia de España.

Otro dato a resaltar es el papel preponderante que se le da a la mujer, retratando la lucha constante que han tenido y siguen teniendo por hacerse un lugar en una sociedad falocéntrica, cuya mayor evidencia puede observarse por los flashback en que se narra la historia de la abuela Carmen. No cae en los clichés facilistas de otras producciones, sino más bien los presenta de una forma alentadora, no forzada.

Sinceramente me parece malo ver que TVE ha decidido cancelar la serie (que llamo novela, tras 79 capítulos) por bajo rating, cuando la historia es genial. No quedará otra que sumarse al TVE A la carta para poder verla cuando la saquen del aire, pero por lo pronto les recomiendo darle una oportunidad, va de lunes a viernes por TVE desde las 15:40 a 16:35. Se engancharán tanto como yo.