Si bien la fiebre política electoral a nivel redes ha disminuido, muchos nos hemos quedado con la sensación que último proceso electoral tiene para rato y lo único que necesitamos por ahora es vivir con mayor conciencia y capacidad de reacción ante lo que ocurra. 

Nuestro Perú de hoy es fruto de los 30 años de política nefasta impuesta por el fujimorismo y su maldita dictadura. Para comprobarlo solo necesitamos ‘googlear’ y leer la lista de crímenes y casos de corrupción que hasta hoy siguen pasando factura. 

Ese proceso de convertirnos en la sociedad que somos es abordada por el escritor Antonio Salerno, quien en su segunda novela “Caza de cuervos”, difundida por Multiverso Editorial, retrata en sus diecinueve capítulos los diversos procesos que el Perú ha tenido en los últimos años y que entre las injusticias narradas, los contextos de lucha de sus personajes en cada una de sus realidades, se plasman los momentos cruciales de una familia chiclayana de regular posición social.

La descripción de los gallinazos en la ciudad, los conflictos políticos de una universidad nacional, estudiantes en sus distintas agrupaciones políticas luchando por la democracia e involucrándose en la corrupción, catedráticos abusando de su poder, jovencitas cediendo al acoso sexual, la diferencia de clases, la pituquería pimenteleña, el prejuicio y el estigma… Antonio retrata todo esto de tal manera que puedes imaginar a la ciudad con leerlo.

Tener un autor tan joven contándonos de la historia del país nos da a entender todo el proceso que Antonio Salerno ha necesitado para hacer realidad este libro. Además de leer en sus páginas descripciones del Chiclayo antiguo, también se evidencia cómo a pesar de ser una provincia del Perú las brechas sociales se acentúan.

Como chiclayana, me despertó curiosidad leer cómo estudiantes de una universidad nacional se organizaban para sacar adelante un proceso electoral interno y a la vez enfrentaban a la corrupción de su institución. Su lucha interna trascendió al punto de tener una persecución política que en tiempos de terror concluía en desgracia.

La vulneración a la mujer es otro de los temas aborda en su libro, pues todas pese a las diversas clases sociales pasan momentos crueles, injustos y tan cercanos a una realidad actual. La discriminación racial de antaño es la misma y hasta peor en estos tiempos; la violación y acoso es el pan de cada día; el estereotipo de belleza y el machismo con el que se les trata es el reflejo de lo que somos actualmente por muy duro que suene. 

Me contó, en una entrevista que le realicé en el 2019, que su sueño era escribir un libro que reuniera todos los géneros posibles, que se estaba entrenando para ello y, no lo dudo, su pluma se está ejercitando poco a poco. 

Si hay algo que tiene como sello Antonio es la manera de involucrarse en la historia del país y, seguramente, su carrera de sociología es una gran aliada para ello. En su primera novela epistolar “El ruido del silencio” aborda el tema de la reforma agraria. Su juventud le ha permitido posicionarse e ingresar a la lista de esos autores peruanos noveles con gran futuro literario. 

Cuando veo en Antonio a un hombre que mira a la literatura como un vicio imposible de eliminar de su vida, pienso en todo lo que él le da a las letras: su vida, su tiempo, su creación y sus emociones. Él está haciendo carrera en esto y es necesario darle el valor que su trabajo se merece.

Leer a este autor regional es de exigencia cuando somos parte de una de las regiones más corruptas del país, la cual elección tras elección se esmera en elegir a sus peores representantes. Necesitamos impulsar el trabajo de los autores y autoras locales, estoy segura que nos llevaremos más de una sorpresa con cada una de sus producciones y en especial cuando retratan escenarios tan cercanos a los que cada uno ha conocido en esta pequeña y heroica ciudad de gallinazos y cuervos políticos.