CULTURA

Nevermind: la voz de la generación X

SERENDIPIA   |   Varykino Aarón   |   Agosto 28, 2021

A propósito de la reciente controversia sobre la portada del mí­tico Álbum de Nirvana, creí­ pertinente hablar del mismo y su legado como obra de arte para la historia de la música.

Eran los 90 y aún teníamos la resaca del Glam y el Pop de los 80 muy interiorizados. Los grandes artistas de entonces prácticamente se disfrazaban para dar sus shows frente al público, ejemplos sobran: Prince, Michael Jackson, KISS, Twisted Sisters, Poison, Van Halen, Madonna, etc. Pero todo eso estaba por cambiar radicalmente y la respuesta a esa moda llegarí­a desde una pequeña ciudad marginal de Estados Unidos, Seattle.

La movida musical de Seattle estaba poblada de grupos de rock con un sonido bastante visceral en comparación al glam mainstream que sonaba en las radios de entonces, hablando principalmente de EE. UU., porque por acá ya saben cómo es el tema: cumbia, salsa y ahora trap o reggaetón. El caso es que por entonces destacaban ciertos grupos con ciertos rasgos comunes: rabia contenida, marginados sociales, descontento con el statu quo de entonces y una clara predisposición a soltarlo todo mediante la música. Es así que bandas como Alice in Chains, Soundgarden, Pearl Jam, y Nirvana tomaron la escena musical de Seattle con una propuesta agresiva y cruda que estaba más en sintonía con la generación ignorada por los medios y la sociedad de entonces; había nacido el grunge y había llegado para quedarse.

Nirvana se destacaba de las otras bandas, no por su música, que podríamos tener una discusión larga y tendida sobre los aciertos y falencias de su propuesta en comparación a los otros grupos mencionados, sino porque era la única banda que atraía a una considerable fanaticada femenina, como decían entonces los seguidores de Nirvana: “Estamos donde están las chicas y a ellas les encanta Nirvana” y es que el grupo contaba con un frontman bastante peculiar: Kurt Cobain, un tipo que se describía así mismo como un rechazado por la sociedad y que solo quería tocar, estar detrás del escenario y tocar y que la gente se sintonizara con los sentimientos que plasmaba en cada una de sus canciones. Y el público lo hizo, se sintonizó a tal punto que lo erigió como su vocero, el vocero de la Generación X, título del cual renegó hasta el último día de su vida, pues nunca se consideró un ejemplo a seguir, solo un tipo normal que no tenía nada más que dar que su propio arte. Hasta ese punto se despreciaba el hombre y era esa la clave de su sintonía con la Generación X, pues era la personificación de aquel sentimiento que compartían tantos jóvenes en ese momento.

Nevermind (DGC Records, 1991) es el segundo álbum de la banda descubierta por Sub Pop y que fue promovida al estrellato gracias a David Geffen Corporation, quienes vieron en aquella propuesta rabiosa y deslucida a los nuevos Guns N’ Roses, y no se equivocaron. Nevermind, a diferencia de Bleach (Sub Pop, 1989) era un álbum producido para el gran público, un álbum con un sonido pulido y cuidado que se desmarcaba de la crudeza y agresividad de su predecesor, con temas que, curiosamente, se podían bailar ¡Yo los bailé en alguna fiesta y si eres de mi generación te aseguro que tú también! Y eso ayudó a que el álbum estuviera en todas las radios del globo, el grunge se volvía popular sin llegar a ser pop, pero ya estaba en boca de todo el mundo y mucho de este empuje se debió al nacimiento de un canal de televisión dedicado a difundir música: MTV.

MTV fue el vehículo de difusión de todas las bandas que ahora conocemos como parte del movimiento alternativo de los 90, los sacó de las cavernas en las que germinaron sus sonidos y las llevaron a lugares impensables en aquel entonces. Smells Like Teen Spirit, primer sencillo del Nevermind sería difundido hasta el hartazgo en MTV, llegando al pico de 10 reproducciones diarias del tema a lo largo de la programación del canal, algo insólito para una desconocida banda de Seattle. Nirvana se volvió un fenómeno global de la noche a la mañana, con millones de discos vendidos y una atención desmedida enfocada en Kurt Cobain, un tipo introvertido y con un historial de rechazo y depresión que, a pesar de la fama, no pudieron irse de su lado.

Escuchar Nevermind para mí es un viaje garantizado a la depresión, no me malinterpreten, el disco es genial desde Smells Like Teen Spirit hasta Something in the way, es más fue el tercer disco original que compré en mi vida y nunca me he arrepentido de ello, pero siempre ha causado en mí esa sensación de angustia, de soledad y de depresión, pues a pesar de lo pop que pueden sonar los temas, las letras y la interpretación son tan angustiosas que uno termina por contagiarse. Es más, en este momento estoy escuchando el disco y realmente es un trago amargo por todo lo que significa Nirvana para mí, la historia de Cobain, la época en que lo viví y otros recuerdos que se van desbloqueando con cada tema. Pero a pesar de ello no dejo de amar temas como Lounge Act, Polly, Drain You, Lithium, Come As You Are… En realidad todo el disco es tremendamente disfrutable y su fuerza no se ha visto desgastada con el tiempo ni el entorno, su sonido no se antoja anticuado, al contrario, mantiene ese ímpetu, esa rabia y esa fuerza que nos impulsaba a revelarnos contra aquella sociedad que nos oprimía y lo sigue haciendo a pesar de los años, es un disco atemporal que debería de escucharse obligatoriamente como cultura general, ha pasado al Olimpo de la música por su impacto tanto en el momento en que se dio como en su legado musical, pues si Nirvana no hubiera existido no tendríamos a Silverchair, Muse, The Vines ¡Hasta tus amigos de Libido no existirían!

Nevermind fue la puerta de entrada a una escena musical que rechazaba el glam y mostraba a los artistas como personas normales, con la misma ropa y apariencia que podíamos tener tú y Yo, sin adornos, sin poses, solo la música como lenguaje universal, su revolución ha sido acallada por una nueva ola de artistas sumamente plásticos, pero no tarda en salir otro grupo que beberá de la influencia del Nevermind y Nirvana y la música volverá a ser la protagonista de la escena en lugar de la facha de quienes la interpretan.

¡Ah! y por si se preguntan qué opino sobre la demanda que ha recibido Nirvana por la portada del álbum, les digo que como una producción artística con más de 30 años en el mercado, creo que no puede ser etiquetada como pornografía infantil o censurada por ello, sería como empezar a censurar los cuadros del Renacimiento, salvando las distancias claro, pero creo que en la sustentación del artista que planificó su producción está la justificación pertinente para no caer en el oportunismo de llamar pornográfica a una obra que en su conjunto buscaba representar, tanto con su música como con el diseño del arte del álbum, el sentir de la banda hacia la cultura mainstream

Compartir en

Facebook   Twitter   WhatsApp

584 Vistas    

Comentarios

0 comentarios

Déjanos un comentario

Visita mas contenido

Da clic Aquí para que revise otras publicaciones sobre Cultura