CULTURA

«El muñeco de nieve»: misterio, gore, sexo y drogas

SERENDIPIA   |   Varykino Aarón   |   Agosto 31, 2024

Comencé a leer a Jo Nesbo (Noruega, 1960) con el libro «El Leopardo» (Nesbo, 2009) que me enganchó al instante, con un primer capítulo que me recordó mucho a esas escenas gore que uno experimenta en la saga de películas «Saw». La crudeza en la descripción de los detalles de la tortura que estaba sufriendo ese primer personaje presentado en aquel capítulo era (y va a sonar mal) una delicia para unos ojos hambrientos de descripciones pormenorizadas; el capítulo me enganchó y la obra me atrapó de principio a fin.

Pero a lo largo de la misma una duda se iba sintiendo caer como un manto invisible que lo cubría todo. Hablaban de un caso anterior en el cual el detective Harry Hole había trabajado y que lo afectó por completo, trastocando toda su forma de enfrentarse a este nuevo asesino serial. Esa sombra era descrita como «El muñeco de nieve» y a lo largo del libro era referido una y otra vez, pero sin mayores detalles. Era algo así como el elefante en la habitación del que nadie quiere hablar, pero todos saben que está ahí. Acabé el libro y la curiosidad por saber quién era no me abandonó nunca.

Un buen día, de esos en los que te vas a reencontrar con un primo al que no has visto pisar Chiclayo por casi 15 años, vino a verme a mi casa y trajo consigo un obsequio para guardar las formalidades de la visita: «El muñeco de nieve» de Jo Nesbo. La sorpresa fue tal que no cabía en mi pellejo, pues mi hermano me había preguntado días atrás qué libros me faltaban de la saga y le dije que sólo tenía dos de los 10 que contiene, así que al ver aquel libro en las manos de mi primo me dije a mí mismo «Ahora todo tiene sentido».

Había visto la película, sí, que está protagonizada por Michael Fassbender (a quien seguro conocen como «Magneto» joven en las películas de X Men o por el meme «Perfection»), pero que para mí no le hacía justicia a Harry Hole, quien tenía más en común con Ian Glen (Jorah Mormont, fiel escudero de la Khaleesi en Juego de Tronos), por lo que la película no me enganchó, sino que se me hizo un poco cansina. Así que, tras despedirnos luego de la agradable visita, me sumergí de lleno en la historia de «El muñeco de nieve» (Nesbo, 2007).

Para serles sincero, el primer capítulo dejó mucho que desear, porque fue bastante aburrido, al punto de que me hizo replantearme el hecho de si la película había sido tan mala por la historia en la que se basaba, pero, luego de atravesar ese primer escollo, la historia se hizo de lo más interesante y atrapante al puro estilo de Jo Nesbo. 

«El muñeco de nieve» es un libro que lo tiene todo: intriga, misterio, asesinatos, gore, sexo y drogas. Pasar por sus páginas es tan adictivo que no puedes dejar el libro hasta que la hora del día te dice «Ya debes ir a dormir o mañana estarás molido». La historia nos hace partícipes de un nuevo caso en el que tiene que trabajar el detective Harry Hole, una serie de muertes aleatorias, de madres de familia, está sacudiendo los cimientos de Noruega. Nada parece conectar los casos, porque ocurren en lugares distantes, muchos años de diferencia y al parecer no hay nada que las conecte, excepto un detalle… o bueno, varios cuando ustedes se den el tiempo de sumergirse en el libro.

Las descripciones de la brutalidad con la que este asesino en serie despacha a sus víctimas es fascinante (desde el punto de vista descriptivo, no estoy diciendo que sea un enfermo psicópata) al punto que los personajes afectados por las consecuencias de los mismos no pueden volver a ser los mismos ni física ni psicológicamente hablando. La crudeza de las escenas de crímenes y de las interrelaciones entre las distintas personas, que van apareciendo aquí y allá, nos invita a reflexionar un poco más sobre cómo la sociedad puede tener esa clase de recovecos y pasar tan desapercibidos para el resto del mundo.

El primer capítulo, que fue aburrido, cobra sentido en los tramos finales en los cuales el autor regresa para darle un impulso final a la obra. En ese momento, comprendí que la parsimonia de su descripción era parte de un todo que lo único que hacía era llevarnos in crescendo hacia un desenlace tan espectacular como desconcertante.

«El muñeco de nieve» es un libro atrapante, de lo mejor que puedes ver en lo que se conoce como novela negra (o «noir» para los esnobistas), intensa, atrapante, llena de detalles y sobre todo, con descripciones de personajes que los hace tan reales que atraviesan las páginas para sentarse junto a nosotros y acompañarnos en nuestro periplo por sus historias. La recomiendo completamente, no hay pierde con este libro.

P.D.: Y sí, al fin pude entender todo el trasfondo del siguiente libro «El Leopardo».

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