CULTURA

Up in the air: ¿qué cargamos en nuestra mochila?

SERENDIPIA   |   Varykino Aarón   |   Noviembre 28, 2021

Cumplir 40 me ha hecho reflexionar. Después de estar encerrado casi 2 años y no ver a mis amigos como consecuencia de la pandemia, ha sido un duro golpe del que me estoy recuperando de a pocos. Claro que verlos el día de mi cumpleaños fue lo mejor del mundo, al menos hasta donde me acuerdo, para lo demás solo hay fotos y videos en son de joda, pero nada fuera de lo normal. Sin embargo, la llegada de la cuarta década me llevó a ver una serie de películas a las que no les había dado oportunidad por A o B motivos, y una de ellas es «Up in the air» (Reitman, 2009).

Recuerdo claramente cuándo me vino el bichito de buscar el film. Estaba en mi clase virtual de maestría y pasaron un extracto en el que sale J. K. Simmons, a quien de seguro han visto en Whiplash! (Chazelle, 2013) como el perfeccionista director de orquesta o tal vez como J. Jonah Jameson en Spider-Man (Raimi, 2002), está frente a Ryan Bingham (George Clooney) y Natalie Keener (Anna Kendrick) quienes están a punto de despedirlo, pues ellos forman parte de una empresa especializada en despidos masivos. El caso es que ambos tratan de hacer que este duro trance, por el que alguna vez me tocó pasar tras 10 años de dedicación a una empresa X, sea menos doloroso y, por lo tanto más llevadero, sí, como lo leen, que sea más llevadero.

La entrevista se da en un contexto bastante acalorado, donde Bob (J. K. Simmons) despotrica a los cuatro vientos su mala suerte y la poca consideración que tuvo la empresa con él, mientras Ryan y Natalie aguardan expectantes. Bob reclama que aún tiene deudas por pagar, que su futuro se fue al tacho y que tendrá que vérselas llevando a su familia a algún cuartucho porque no podrá afrontar la hipoteca de la casa que tiene. Es en ese momento en que Ryan toma la palabra y le da una vuelta de tuerca a la actitud de Bob al preguntarle « ¿Cuánto tuvieron que pagarte para abandonar tus sueños? », créanme que al escuchar esa pregunta se me pusieron los pelos de punta, porque yo también he recorrido ese pasillo, he estado en ese lugar, en esos zapatos. No les voy a adelantar nada más de la película porque, como siempre digo, tienen que verla para reflexionar y sacar sus propias conclusiones.

¿Somos felices con lo que tenemos? ¿Nos conformamos con el lugar que nos asignó la vida aleatoriamente? ¿Es este el rol que queremos seguir desempeñando y se nos recuerde como tal? Sinceramente en mi caso no, y ya estoy trabajando en el rol con el que quiero que me recuerden todos los que me han conocido y me conocerán en el futuro. No digo que «Up in the air» sea un peliculón, ni mucho menos, es solo una película cumplidora que puedes ver cualquier tarde o noche sin muchas aspiraciones, pero que tiene un mensaje lapidario dentro de una serie de historias algo triviales y en eso radica su genialidad. ¿No dicen que lo esencial es invisible a los ojos? Bueno, en este caso es perceptible por el oído atento, más que por los ojos ávidos de parafernalia.

¿Qué nos vamos a encontrar en esta película? Básicamente la historia de Ryan como trabajador de una empresa dedicada al despido masivo de empleados, que es contratada por otras que no tienen la suficiente madurez en sus oficinas de recursos humanos para darle curso a esa amarga tarea. Veremos a un hombre acostumbrado a vivir en el aire, viajando, sin un lugar al cual llamar hogar con todas sus letras. Atravesaremos la coraza que lo encierra y conoceremos su interior y reflexionaremos, como él, sobre qué rumbo está llevando nuestras vidas y si es el que siempre hemos querido. Mención aparte y súper destacable es el reparto, escogido de manera que ninguna figura deslumbre, sino que todas formen parte de un todo aparentemente familiar, común y corriente. Me encantó el casting, sobre todo, por ver a tremendas actrices como son Vera Farmiga (The Conjuring, 2013) y Anna Kendrick, esta última que sin ser una figura rutilante de Hollywood nos entrega performances justas que nos hace amarla con solo verla.

En serio, vean «Up in the air», tómense una cerveza, vino o similar, mientras la ven, les garantizo que los hará reflexionar y, de paso, hacerlos conscientes de hasta dónde han llegado y lo que aún falta por recorrer.

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