CULTURA

Ghostbusters Afterlife: una carta de amor a los fans

SERENDIPIA   |   Varykino Aarón   |   Febrero 12, 2022

No tienen ni idea de cuánto esperé por ver esta película. Se estrenó el día de mi cumpleaños, 19 de noviembre, y no la vi hasta casi un mes después, porque, como uno no puede salir a hacer su vida normal, tiene que esperar a que su sitio de piratería favorito la cuelgue para poder verla. Sí, lo confieso, veo películas piratas, no me juzguen, pero igual apoyo a otros artistas comprando originales; así que una mano lava la otra.

De niño me encantaban los «Cazafantasmas» (Reitman, 1984), me vi, sin exagerar, las dos películas originales todas las veces que las pasaron por la tele. Además vivía pegado al canal 11 por esa extraña serie también llamada «Los Cazafantasmas» que trataba de 2 tipos y un gorila que andaban en un auto de la época de los años 20, persiguiendo fantasmas y que, cariñosamente, los llamábamos los «Cazafantasmas misios», porque la que rayaba era la «original» «Los verdaderos Cazafantasmas» que estaba basada en las películas antes mencionadas.

Y es que el argumento era genial, estábamos hablando de 4 científicos que investigaban lo paranormal y viajaban en una carroza fúnebre modificada (el Ecto 1) en busca de cualquier espectro que pudiera alterar el orden público. Si bien el tono de la película era cómico, la seriedad con que se trataba el tema de lo paranormal era lo que le daba el peso y atractivo al film, protagonizado por: Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis, Ernie Hudson y Sigourney Weaver.

No se puede decir lo mismo del reboot del 2014, que si bien juntó a un excepcional grupo de mujeres cómicas, la historia distaba muchísimo de ser interesante como la de sus predecesoras, y ni hablar del carisma de las nuevas Cazafantasmas en comparación con los verdaderos Cazafantasmas; pero bueno, era la moda de incluir heroínas, a costa de feminizar historias protagonizadas por personajes masculinos. Felizmente la taquilla les respondió de la mejor manera posible y la película fue un rotundo fracaso, lo que dejó la puerta abierta a nuevas interpretaciones del concepto, y tuvimos que esperar hasta 2021 para ver el renacer de un mito.

No lo voy a negar, me vi «infantilizado» por la película. Me sentí como aquel niño que vio las originales un sábado cualquiera en la televisión de la sala. Rumié cada segundo de la película como el más exquisito deleite, pese a tener que aguantar los deslucidos estereotipos de la generación de cristal durante todo el film: la geek, el gordito asiático que pretende ser gracioso, el profesor solterón, la mamá luchona y el flaco perdedor que se enamora de la morena del pueblo y, sin mucho trámite, termina estando con ella. Cámbienle el nombre a la película y los protagonistas son los mismos últimamente.

Pero fuera de ello, la película Ghostbusters: El legado (Reitman, 2021) fue claramente nostálgica, una carta de amor de un hijo a su padre, que le devolvía el brillo a una historia revolucionaria en su tiempo y que se resiste a caer en el olvido. Esta película apostó más por el dramatismo y no le fue mal, para qué, la vi «cumplidora», un reinicio que podría darnos un par de secuelas mejor enfocadas, pero con todo el sentimiento de lo que significan Los Cazafantasmas, pues se notó el pasó del testimonio de una generación a la otra de una manera muy emotiva. Me gustó, me gustó mucho porque está enfocada en el cazafantasmas que más me gustaba: Egon Spengler y el arco de su historia se cierra de una forma que, creo, cumple con quienes hemos sido seguidores de esta saga durante toda la vida. Solo espero poder ver más de esta historia y que apele a ideas originales que lleven a los Cazafantasmas hacia otros rumbos.

Compartir en

Facebook   Twitter   WhatsApp

533 Vistas    

Comentarios

0 comentarios

Déjanos un comentario

Visita mas contenido

Da clic Aquí para que revise otras publicaciones sobre Cultura