CULTURA

«Sin novedad en el frente»: cruda, desoladora y extraordinaria

SERENDIPIA   |   Varykino Aarón   |   Noviembre 15, 2022

Para serles franco son pocas las películas de guerra que me han impresionado por su crudeza al momento de plasmar las atrocidades que se vivieron en su impronta. Me vienen a la cabeza títulos como Saving Private Ryan (Spielberg, 1998), la cual me dejó helado con aquella secuencia del desembarco de Normandía y la crudeza de un relato muy apegado a la realidad, a pesar de las licencias artísticas que se diera el realizador. La película, que vi con mi papá allá por el 98, nos hizo reflexionar sobre el hecho de si así se ve en la película, cómo habría sido de espantosa la realidad de los acontecimientos. La respuesta es para quitarle el sueño a cualquiera, pues la guerra, si bien se ha relatado desde un lado patriotero y romántico, dista mucho de aquella visión edulcorada que nos pretenden dar algunos cineastas.

Otros ejemplos de crudeza en el relato los vi en Come and see (Klímov, 1985), la cual reseñé hace como un año aquí y que narra el holocausto desde la perspectiva rusa y es realmente espeluznante el grado de salvajismo al que puede llegar un pueblo por creerse superior a otro, los invito a ver la reseña y de paso buscar una excelente película que no los dejará indiferentes. La otra es 1917 (Mendes, 2021), la cual es un relato perturbador de lo acontecido durante lo que, por un tiempo, se le llamó como «La gran guerra» y que enfoca su trama en la espantosa experiencia que atravesó el mundo durante la Primera Guerra Mundial; este relato se enfoca en situaciones que hacen que el visionado del material sea una tarea bastante incómoda a lo largo de su historia. Para mí, esas 3 películas marcan un hito en cuanto a la crudeza y objetividad con la que se han relatado los horrores de la guerra en el cine; el resto, con el perdón de los realizadores y su base de fanáticos, es solo una versión edulcorada y grandilocuente de lo que es un conflicto armado.

«All quiet on the Western Front» (Berger, 2022) es una película que nada tiene que envidiar a las otras que he mencionado, pues a través de su relato deja en claro cuáles son sus influencias, tanto en puesta en escena como cinematografía. Si son asiduos cinéfilos como yo, podrán notar claramente las coincidencias en planos, secuencias y tonos de color entre la mencionada con Saving Private Ryan y 1917, pues son innegables.

La historia nos centra en el último año de la Primera Guerra Mundial, cuando un grupo de animosos muchachos alemanes, por probarle al mundo que son lo que se necesita para sacar victorioso al Imperio Prusiano, se enrolan en el ejército del káiser para terminar con tan encarnizada contienda. Es emocionante ver la alegría, entusiasmo y vehemencia con que estos chicos se plantean enlistarse juntos, para cuidar uno del otro y participar de la guerra como otra aventura más de las que acostumbraban a experimentar como camaradas de toda la vida. Cierto es que el sentimiento se deja sentir de manera reconfortante en esos primeros compases, pues te imaginas hacer lo mismo con tus amigos y salir a matar a cuanto enemigo se te ponga enfrente y regresar a casa para antes de navidad a pasarla con la familia, como quien se escapa en un viaje relámpago y regresa para las fiestas.

Sin embargo, lo pintoresco de esta escena se pierde casi en el acto al momento en que estos 4 muchachos pisan el frente en disputa. Un lugar ominoso, pavimentado por cadáveres que no hay tiempo de recoger y plagado de hambruna, estrés y desesperación; la guerra, retratada en su más cruda expresión sin ningún tipo de reparos. La idea de que sería una experiencia apasionante de camaradería en la que los protagonistas la pasarían como los héroes a los que nos ha acostumbrado el cine, termina en el preciso momento en que pisan el lodazal de su trinchera.

Lo descarnado del relato es lo que más me ha llamado la atención. He atravesado el film sintiendo una constante sensación de desazón, depresión y angustia, y esto no lo había sentido nunca antes con una película bélica, ¿me estaré haciendo viejo?, ¿muy sensible ya para el material de este tipo?, no creo, pues la forma en que está relatada la historia hace que las sensaciones de desánimo se adhieran al cuerpo como una capa difícil de retirar. La violencia, lo explícito de sus escenas, el aparente desacierto de los comandantes ante un conflicto perdido ya hacía mucho y la angustia por la que atraviesan los protagonistas se junta con la pomposidad en la cual viven los políticos y aristócratas de aquella rancia casta, la cual aún se decía dueña de la tierra que se estaba fertilizando con la sangre de su pueblo a cada paso que avanzaba el conflicto. Se puede observar las tensiones políticas, los acuerdos a los que se pretendía llegar para finalizar una disputa que no tenía razón de ser, junto a la desesperación vivida en las trincheras. En serio que son pocas las películas bélicas que me han marcado y All quiet on the Western Front es una clara muestra de ello.

Esta vez no hablaré de actores porque para serles sincero no conozco a ninguno de los protagonistas (salvo a quien firma la rendición de Alemania) o si los he visto no los recuerdo y, sinceramente, no tiene relevancia, pues sus interpretaciones son tan potentes que pronto pierdes la noción de que son actores y te pierdes en el personaje que están interpretando, ya que el mérito del film radica en ese pequeño grupo de jóvenes que pensó en la guerra como en un paseo por el campo del cual regresarían sin ningún problema. Escenas nunca antes vistas como la del proceso de reutilización de uniformes a partir de los soldados caídos, el entierro masivo y disposición de cadáveres en plena deflagración es espantoso, realmente duro de observar y si a esto le sumamos una ominosa banda sonora que consta de algo más de 4 acordes que gruñen en momentos específicos de la película, el hecho de tratar de despegar los ojos de ella es casi imposible.

La recomiendo muchísimo, para entender de una vez por todas que la guerra no es algo con lo que hay que estar fantaseando, sino que debe de ser relegada a las páginas más oscuras de nuestra historia y no repetirse nunca más, pues lo único que traen es muerte y desolación. Disfrútenla, si es que se puede decir eso de esta memorable obra que espero sea tomada en cuenta por la Academia, eso sí, luego tómense algo para la depresión.

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