CULTURA

«Cyberpunk Edgerunner»: es cine

SERENDIPIA   |   Varykino Aarón   |   Marzo 24, 2023

La primera vez que oí hablar de Cyberpunk 2077 (CD Project RED) fue en 2019. Se había anunciado para las plataformas Play Station 4 y 5, X Box One y series X. PC y Google Stadia y se presentaba como un juegazo de mundo abierto y disparos en un entorno futurista cyberpunk que nunca habíamos visto antes. El hype estaba por todo lo alto, el juego prometía una revolución tan grande como la que había logrado Doom (Bethesda, 2016) con su regreso por todo lo alto.

Recuerdo que entre las bondades que se le achacaban al juego estaban las de poder personalizar completamente a tu personaje con artilugios biomecánicos estilo Blade Runner o Matrix y con un realismo que rayaba en lo insano. Lo más comentado de ese entonces fue que podíamos ponerle a nuestro avatar el tamaño del miembro viril que se nos antojara (risas) como si en un shooter en primera persona se fuera a ver tal cosa, en fin. Luego también estaba la opción de escoger entre tres estilos de vida, los cuales marcarían el derrotero completo del juego, empezando si queríamos en los barrios bajos o como unos casuales o tal vez unos corporativos súper mafiosos; la rejugabilidad del título estaba más que garantizada, con horas de horas de diversión sin par. Sumado a esto estaba que en el anuncio del E3 del 2019 salió Keanu Reeves en persona a promocionar el juego, pues estaba incluido como personaje dentro de la historia y los fanáticos estallaron en la sala como orates. Finalmente el juego salió y se convirtió en meme desde el minuto uno de su arribo a las distintas plataformas, porque era un juego rotísimo, con fallos, crasheos, bugs y demás problemas que evidenciaban una premura insana por parte de la desarrolladora en sacar un videojuego a como dé lugar, sin respetar los plazos creativos y de programación. En consecuencia el juego fue apodado Cyberbug por toda la comunidad gamer desde 2020 hasta 2023 en que se corrigieron todos los errores del juego y se dejaron atrás las polémicas entre los inversionistas y los desarrolladores víctimas de abuso laboral.

«Cyberpunk 2077 es un buen juego y ha tenido que esperar la salida de un anime para demostrarlo» (JWulen, 2023) y es que la miniserie Cyberpunk edgerunners (CD Project RED, 2022) distribuida por Netflix hace justicia a la frase que se convirtió en meme: «Es cine».

Cyberpunk edgerunners es una historia que no tiene nada que envidiarle a los grandes exponentes históricos del anime, hablo de Evangelion, Gantz, Ergo Proxy, One Piece, Cowboy Beebop, etc., pues desde el primer momento en que le das clic para ver el capítulo inicial, quedas completamente enganchado con una serie que nos pone en los zapatos de David, un adolescente de un barrio pobre que ve cómo su vida se va al tacho por una serie de sucesos que a pesar de lo fortuito que resultan ser para el derrotero de la trama, terminan por reafirmar la visión de los guionistas por construir un personaje que no tiene nada que envidiar a otros estilo Walter White (Breaking Bad) o Saul Goodman (Better Call Saul), hasta ese punto llega el crecimiento y evolución de David a lo largo de la serie y no estoy exagerando en ningún momento su profundidad como protagonista de una serie de 10 capítulos que encierran un cúmulo de emociones que no había experimentado tan en carne viva, como cuando terminé de ver Cyberpunk edgerunners. La serie te atrapa, te abraza, te entretiene, te golpea, te destruye y te destroza por dentro, tanto que al final de verla no harás otra cosa más que llorar por el destino que le deparó la vida a David y sus amigos a pesar de lo mucho que luchaban por escapar de él. La serie no se va con rodeos, ni pretende embellecer lo que significa la vida, sino que la representa de una manera tan cruda e indolente que dejas de pensar en que lo que estás viendo solo son unos dibujitos en pantalla y comienzas a compenetrarte tanto con ellos, que se vuelven personas de carne y hueso que ríen, lloran, se enamoran, sufren y trascienden esos 10 episodios.

La animación, a cargo del Studio Trigger (Kill la Kill, 2013, otra joya que deberían de ver), es lo que uno espera al ver un anime futurista de corte cyberpunk, violencia, decadencia, un desprecio completo por la vida y las minorías. Es enérgico en su mensaje y arremete con furia y resolución en cada fotograma. Gore, disparos, desmembramientos, sexo explícito, viajes espaciales, realidades virtuales, una historia de amor especial que va más allá de los simplones animes que hemos visto en la niñez y que se presenta como un relato maduro y bien pensado, son los ingredientes que hacen de Cyberpunk edgerunners una obra maestra de la animación.

La música adquiere vida propia a lo largo de la serie, pues su presencia no solo marca la atmósfera, sino que despierta sentimientos dormidos en nuestro interior que afloran conforme va sonando cada uno de sus acordes, hasta el punto que es imposible separar la música de la historia y, cuando vuelve a sonar por sí sola, los sentimientos se desbordan sin poderlos contener. Como buen anime que se precie de serlo, empieza con un tema rompedor a cargo del sonido indie de Franz Ferdinand, «This Fffire» es una pieza musical que nos regala lo mejor del virtuosismo de la banda de Glasgow sin guardarse nada, hace que empecemos a movernos en nuestros asientos, ansiosos por ser espectadores de lo que viene, nos llena de energía, nos pone las pilas, nos hace querer ser parte de esa fiesta única que suena en ese minuto 25 segundos que dura. Por el contrario, el tema final de cada capítulo es un tema típico e ineludible de todo anime, pues nos presenta un tema introspectivo, sosegado, que invita a pensar en lo que pasó a lo largo de la historia que pasó frente a nuestros ojos y que llega a su cenit al momento de visualizar la última escena de Cyberpunk edgerunners. «I Really Want to Stay At Your House» de Rosa Walton (Let’s Eat Granma, 2016) mezcla la electrónica con el pop de manera fascinante, con un sonido que no deja indiferente ningún poro de la piel y que te provoca un nudo en la garganta tal que lo único que puede desatarlo es, o tomar un vaso con agua o llorar a mares, opté por lo segundo y no me pasé en ningún momento el ending de cada episodio, porque quería volver a sentir esa sensación de melancolía dulce que me invadió desde la primera vez que la escuché. Ambos temas son un díptico ineludible de la serie y no deberían de pasárselos por alto y disfrutarlos por todo lo que le aportan a la historia como conjunto.

Solo tengo palabras de elogio para Cyberpunk edgerunners y la defenderé ahí donde sea que se encuentren detractores, el juego ya tendré tiempo de echarle la mano cuando tenga oportunidad y una mejor máquina para correrlo, pero la serie… es cine.

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