Recuerdo que la primera vez que oí hablar de Renato Cisneros fue de boca de mi gran amigo y admirado periodista Guillermo Giacosa. Recuerdo que aquella vez, en la que disfrutábamos de una amena charla remojada con un Sirat, me contó sobre uno de sus estudiantes más destacados reseñándolo con las siguientes palabras más o menos «Renato era un estudiante modelo, callado, creativo y bastante reflexivo, recuerdo que les decía en clase a los chicos “Mírenlo bien a este chico, va a ser famoso”», dejando escapar una sonrisa nostálgica. Aquella charla siguió por otros derroteros más mundanos, pero siempre interesantes como todas las que he sostenido con el buen Guille, sin embargo, la descripción se me había grabado en la memoria como si la hubiera tallado en piedra.

Para serles sincero no soy un seguidor de los escritores peruanos. A duras penas he leído a Bayly por morbo, a Luis Alberto Sánchez por curiosidad académica y al gran Ricardo Palma porque es un deleite desde la primera hasta la última palabra. Llámenme alienado o simplón, pero mis focos de interés literario están en Portugal, Chile, España, Suecia, Japón, Rusia, Inglaterra y Estados Unidos. Aunque debo reconocer que Ricardo Palma es un digno representante por antonomasia de nuestras letras y lo recomiendo a todo el mundo sinceramente. Sin embargo, en cuanto a autores peruanos siempre he sido medio reticente a pesar de tener muchísimos amigos que me han recomendado a tal o cual autor que intuyen me podría interesar por el estilo de literatura que suelo manosear.

Me encontré el libro «Dejarás la tierra» en una oferta bastante apetitosa en cierta librería que se caracteriza por sacarte un riñón por cada libro que vende. El ejemplar, de la editorial Planeta, costó nada más y nada menos que 9.90 soles, una ganga en aquel lugar, pues los libros más baratos suelen estar rondando los 40 sin aspavientos. Vi el nombre de Renato en la portada, recordé a Giacosa y me dije «Bueno, vamos a darle una oportunidad». Tomé el libro, le di la vuelta para ver el resumen y efectivamente la descripción correspondía con lo que me había dicho Guillermo: Renato es un tipo bastante melancólico, la foto daba fe de ello.

A diferencia de Bayly, porque he de echar mano de algún referente para poder compararlo, su estilo es bastante tristón. Mientras Jaime apuesta por lo chabacano e insertar su historia de homosexualidad con calzador en todos sus libros cual serie de Netflix, Renato no es tan desenfadado, sino que apuesta por contarnos historias envueltas en su entorno más cercano y familiar, algo que me interesó, pues escribo libros enmarcados casi casi en el mismo contexto, sin embargo su estilo denota una pena que raya en la melancolía más sombría.

«Dejarás la tierra» es un viaje introspectivo por el árbol familiar de Renato, enfocado en una particular situación: el trato carnal que tuvieron su tatarabuela Nicolasa y el cura de la parroquia de Huánuco Gregorio Cartagena. La historia comienza con una revelación que te engancha rápidamente, están Renato y uno de sus tíos asistiendo al Presbítero Maestro para investigar un rumor familiar que ha sido acallado por generaciones para salvaguardar el honor de la casa: Nicolasa y Gregorio están enterrados uno al lado del otro, juntos, como no pudieron estarlo en vida a pesar de los siete hijos que tuvieron juntos de forma clandestina.

El relato nos lleva a ser partícipes de un periplo de descubrimiento de las raíces de la familia de Renato, que ha vivido una mentira de más de 200 años bajo el apellido Cisneros, apellido de Nicolasa quien trató por todos los medios de inventarse un marido viajante que llegaba en contadas ocasiones solo para encargar un nuevo vástago de su prole, cuando en realidad quien se encargaba de dichos menesteres era el curita de la parroquia: Gregorio Cartagena. Desde ya la revelación de que la familia Cisneros debería de apellidarse Cartagena es toda una noticia que llama poderosamente esa sensación de morbo de querer saber qué diablos pasó con esa familia para que tomaran tal drástica determinación y alterar legalmente su línea genealógica desde siglos atrás. La búsqueda de Renato y su tío nos hace partícipes de los bemoles de una familia que pareciera haber estado en el foco de los grandes acontecimientos de la historia del Perú al puro estilo de Forest Gump y es que la coincidencia de algunas circunstancias históricas que rodean a la familia de Renato parecen sacadas de un guion de Hollywood.

Es interesante ser testigo de esta historia porque relata la melancolía que parece atravesar permanentemente a Cisneros en cada página. Uno se compenetra con el autor y siente aquellas cuitas como propias, como parte de una familia que podría ser la propia. No voy a darles detalles de la trama, solo les doy la idea principal, porque el libro está lleno de pasajes que son dignos de ser disfrutados palabra por palabra. Espero puedan darle una ojeada al libro pues demuestra que el Perú tiene aún muchos autores que merecen la pena ser leídos por las nuevas y viejas generaciones para que la llama de la literatura nacional no se apague nunca. Disfrútenlo y espero les sirva para voltear la vista al árbol familiar y ver qué sorpresas nos depara nuestra propia casa. Un abrazo para todos.