CULTURA

«El cadáver»: nada que envidiar a una serie de televisión

SERENDIPIA   |   Varykino Aarón   |   Julio 11, 2023

Desde siempre he sido un apasionado por la literatura detectivesca y sí, me he leído todas las aventuras de Sherlock Holmes (Doyle) de principio a fin, gracias a un voluminoso libro que pude adquirir en la Librería Universitaria (Libun) hace ya más de una década.

Saciada mi sed por conocer los entresijos de los casos más extraños a los que le tocó enfrentarse a la dupla Holmes-Watson, quedé con ganas de más, por lo que empecé a investigar sobre otros autores que se dedicaran al tema.

Cuando empecé a leer de manera constante y motivada gracias a las sugerencias de mi madre, encontré en Irving Wallace, mi primer referente de la novela detectivesca, claro que no era su fuerte, pues son contadas las obras que escribió alrededor del tema, me sirvió para apasionarme por el tema, así pues hace poco di con Jo Nesbo, cultor de la novela negra noruega y del cual he hablado en esta columna un par de veces, que es increíblemente interesante y súper detallista al exponer sus argumentos, mucho más que el escueto estilo de Conan Doyle, y me enganché con el detective Harry Hole, protagonista de sus historias, es una lástima que no haya podido hallar más que tres libros por estos lares, pero sé que en el futuro daré con otros muchos más para seguir alimentando tanto mi sed de lectura, como el tamaño de mi biblioteca.

Por otro lado, hace poco hubo una feria de libro itinerante en Chiclayo, de esas que se colocan cerca del Banco de la Nación, a la que asistí en calidad de ávido consumidor de cultura. Terminé haciéndome con un total de quince libros de distintos temas y autores, cada cual interesante a su manera, pero el hallazgo más interesante que pude encontrar en aquella feria fue un ejemplar de la editorial DeBolsillo, nuevecito, sellado aún y con el papel plástico que suelen ponerle a los libros; era «El cadáver» de los autores Preston & Child. De primeras el libro me llamó la atención porque el diseño de su portada era muy parecido al que exhiben los libros de Jo Nesbo, razón que me invitó a pensar que tal vez, taaaaaaaaal vez podrían ser autores afines. Compré el libro que me salió por diez soles, baratazo, tras leer la sinopsis de la contratapa. Hablaba sobre un extraño caso que tenía que ver con el robo de cierto material radioactivo, por lo que habían enviado, junto al FBI, a un ex agente llamado Gideon Crew. La historia prometía. Me lo eché a la bolsa y regresé a casa para leerlo sin más dilaciones.

El libro me enganchó desde el inicio, pues a diferencia de la narrativa de Jo Nesbo que suele ser muy, pero muy pormenorizada, estos tipos hacían gala de una economía de lenguaje y descripciones que asemejan el parco estilo de narrativa inglesa. Al averiguar un poco sobre los autores, resultó que uno de ellos era periodista y que «El cadáver» formaba parte de una extensa saga de casos protagonizada por el agente Gideon Crew. Como se dice «fui por cobre y hallé oro» en aquella feria y claro que me ensarté de cierta manera, pues al regresar no encontré otras entregas, peeeeeeeeero, paciencia y buen humor, completaremos toda la saga uno a uno.

Como les decía, la economía de lenguaje de los autores se pone de manifiesto desde el primer capítulo, que está presentado como si fuera una serie de Netflix o de Universal Channel, pim pam pum, cuatro páginas y te presentaron la situación principal y a los protagonistas, fin del primer capítulo. Tres páginas más y fin del capítulo dos y así sucesivamente a lo largo de todo el libro que consta de setenta y ocho capítulos que te mantendrán tan pegado a las páginas del libro como una maratón de tu serie favorita de streaming.

La historia va de que Gideon Crew es reclutado por un fulano de las altas esferas para ayudar al FBI a resolver un caso en el que está implicado un antiguo compañero de trabajo, con quien compartía labores estudiando elementos radioactivos en una base bastante secreta. El caso es que este amigo, algo trastornado, ha secuestrado a una familia y está dispuesto a matarla si no se cumplen sus demandas. Resulta que el equipo de choque del FBI «da cuenta» del secuestrador y se afanan en rescatar a la familia. El cadáver yace en el suelo y a ojos de Crew, presenta síntomas de haber sido expuesto a grandes cantidades de radiación. Se desata el caos en el vecindario, pues los rumores viajan a la velocidad del miedo y mucho más rápido que la razón. Un grupo terrorista está a punto de atacar y ellos están en medio del blanco.

Más o menos así es como inicia solo el primer capítulo, el resto del libro se los dejo a ustedes porque sé que les gustará. Es tal cual, y disculpen que me repita, una serie de Netflix, capítulos cortos que te invitan a seguir enganchado para saber qué sucede después y así sucesivamente, con constantes giros de guion que te sacan de cuadro y se alejan de la clásica narrativa de «el sujeto A está en contra del B y al final gana el A». Nada que ver.

Por el momento solo les puedo recomendar este libro, pues es el único que he podido leer del autor Douglas Preston, que esta vez se une a Lincoln Child, para entregarnos una historia fascinante de principio a fin. Denle una oportunidad al libro, no se arrepentirán.

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