CULTURA

Basura por aquí y más basura por allá

Basura en las calles y en los mares, basura en la televisión y en Internet, basura en el futuro si no lo detenemos. Aves y peces mueren por desechos en los mares y los delfines blancos desaparecen en China. ¿De homo sapiens a homo insipiens?

  |   Alex Neira   |   Septiembre 28, 2011


Por Alex Neira


- Se hicieron grandes agujeros a lo mucho a las afueras de las zonas habitadas. Los años pasaron y estos “vertederos” terminaron por contaminar aguas subterráneas así como el terreno que las sepultaba. Resulta que gases emanando, por ejemplo el metano, pueden ser más perjudiciales que el CO2 de las grandes fábricas. 

- Mientras el orbe colapsa a pasos agigantados, desde infiernos como China nos llega una primicia: los “vertederos” son una mina de recursos. Desde ya podemos ser innovadores en minería urbana. Preparar nuestro negocio, hoy cuando nadie recicla basura electrónica, la procedente desde teléfonos móviles, televisores, impresoras, lavadoras, teclados, y demás aparatos habidos y por haber. Mil kilos de computadora contienen entre 200 y 300 gramos de oro. Fuera del indio, manganeso y tantalio, en otros aparatos que hoy por hoy son de usar y tirar.

- La basura de la información cada vez ocupa más espacio. Si por un lado el desarrollo tecnológico apunta a una mayor “banda ancha” e Internet es el camino a seguir, ocurre que a la vez el 80% ahí es publicidad, o sea desinformación, o peor aún: información inexacta. Para colmo se viene distinguiendo “el correo basura de Internet”. Cierto, 180.000 millones de mensajes diarios de correos basura se mueven por la red, los tal “spammers” no únicamente pueden enviar mensajes más o menos personalizados, como en un principio se pensó para eso nada más servirían, asimismo pueden infectar cientos de miles de computadoras. “De basura pasaron a peste”. También logran ingresar a buzones electrónicos por medio de contraseñas obtenidas ilícitamente. “De peste a virus implacables”. 

- Debido a los vientos y las corrientes marinas acaba la basura del mundo en los polos, la que al menos cayó en el océano. Aparte, el efecto invernadero se encuentra derritiendo los glaciares; aunque parezca mentira miles de peces, además de osos blancos, focas, pingüinos, tortugas, etcétera, mueren contaminados por tanto desperdicio. En China, que ahora está como paradigma en muchas cosas, el delfín blanco hace ya varios años se extinguió del río Yangtsé, por donde llevaba más de 20 millones de años navegando. De hecho, en una remota región del noroeste del Pacífico, se dice que va aumentando día a día un gran mar, conocido como “el mar de los sargazos”, dado que lo conforma una serie de desechos, básicamente por residuos de todos los continentes, en especial de botellas y bolsas de plástico. 

- Existe un tipo de armas que no deberían desarrollarse por la basurita en que puede convertirnos, son las armas nucleares. Ya alguna vez lo demostró con Hiroshima y Nagasaki nada menos que Estados Unidos. Ceniza, basura radioactiva se convirtieron comunidades enteras. Han pasado varios años desde la Guerra Fría, cuando llegó a su punto de inflexión, pero continúan como amenaza potencial en distintos países de marcado poderío. Y en estos tiempos, justo quienes la utilizaban únicamente como energía nuclear por medio de “centros” para generar electricidad, por los motivos que fueran, sufren los efectos adversos de mantenerlas funcionando. Más desperdicio pero ya no de un tirón, negro polvo que llevará el viento, sino de a pocos, por medio de la agónica muerte radioactiva que siempre desemboca en diversas enfermedades mortales. 

- Las granjas verticales me parecen el mayor cuentazo. Eso de que se trasladarán las huertas, las aves de corral y el ganado e inclusive las piscifactorías a edificios inmensos, como rascacielos, que se llamarán “agrotorres”, siendo determinantes para combatir el cambio climático encima, pues no es creíble aunque hayan adornado el asunto con esmero. Así me digan que desaparecerá la polución de los autos encargados de transportar los alimentos a las ciudades y los contaminantes de los tractores y las segadoras; así afirmen que desaparecerán los herbicidas, pesticidas o fertilizantes; me griten que estando dentro de la ciudad ya no correrán ningún peligro, protegidos bajo potentes rascacielos. Esos proyectos ante la difícil realidad son pura basura.

- Las estadísticas dicen que el 40% de la energía en el planeta la consume Estados Unidos. Es obvio que no es la necesidad sino el despilfarro lo que nos destruirá. En donde hay mejores condiciones de vida se descubre la enfermedad del consumismo. Estados Unidos siempre será el primero. Es más, recordar sus contrastes es para recapacitar. Recordar que en la isla de Midway, a 5 mil kilometros de San Francisco, en donde más que nada suelen congregarse hasta 2 millones de aves, y en su mayoría albatros, centenares de miles mueren por la ingesta de tantos plásticos flotando, confundidos con calamares y otros. Lo seguro es que, sea por envenenamiento de las aguas o por encendedores en los estómagos de las aves, al margen de verse en las entrañas rosadas de los peces manchas de alquitrán y plomo, los más contaminados son sus verdugos, nosotros los humanos, que por tirar lo que no nos servía sin conciencia ahora nos enfermamos por esas basuras que ingerimos, sea de una u otra manera.

- El santuario de los pájaros de Riverside Park, ubicado a orilla del Hudson, dentro de Nueva York y específicamente en Manhattan, si no me equivoco “Forever Wild” (salvaje para siempre), es un refugio que hace 150 años fue un esplendoroso bosque, y asimismo es un parque natural que permite apreciar cómo se puede revertir lo devastado; de lo que quedó de verdor se determinó sembrar arbustos y hierbas con la básica finalidad de dar sustento a insectos, pájaros, abejas y mariposas. Algunos de los troncos se encuentran caídos y posicionados de una manera muy especial debido a que se espera contengan la erosión del suelo. Un charco de agua entre la maleza esconde una tubería instalada cuidadosamente. El sitio en primer término es una jungla, pero si uno desea indagar un tanto fácilmente se entera que es obra de naturalistas y voluntarios preocupados por alterar la forma de vivir de sus conciudadanos, haciendo naturaleza de escombros ahora, volviendo el residuo de una deforestación un bosque a donde nos podemos perder tal y como alguna vez, así sea a través de una construcción, de una ingeniosidad, de una artificialidad. Al final de cuentas es el albergue ya de más de 100 tipos de aves, en sí cada día son mayores los insectos y pájaros que se quedan entre las ramas de sus árboles. Quizá vivir rodeado de basura resulte asqueroso, pero creer que por vivir en un muladar siempre deberá ser así pues no queda de otra, es todavía peor. Después de todo, puede agradar mucho más la naturaleza a la futuras generaciones, sobre todo cuando sepan el por qué y el cómo llegó a ser artificial.

- La basura se metió por nuestros ojos, y ha hecho más estragos en nuestra mente de lo imaginable. Una ley que prohíba la maldita televisión comercial para menores de edad, sobre todo los niños… ¿acaso no se protege el sano desarrollo físico como psíquico de ellos?, ¿acaso la televisión comercial, eufemísticamente tildada “de entretenimiento”, no idiotiza a las personas? ¿Qué dice Marco Aurelio Denegri?: “Así como se puede denunciar a alguien que vierte veneno al agua potable de la ciudad, ¿por qué no denunciar a los responsables de tanta basura televisiva, tanta toxicidad telecomunicativa?” Sartori lo ha dicho hace quince años, ¡por Dios! Es que los intelectuales no piensan hacer nada por la inmensa mayoría, televidentes en mayor o menor medida compulsivos, televidentes adictos, enmierdados hasta las narices… Y es que la realidad es demoníaca: casi nadie ya lee porque no puede leer, y no puede leer porque perdió casi por completo desde muy pequeño su capacidad de abstracción, acostumbrado a ver, a siempre mirar, apartó lo principal: gestar su capacidad de concebir conceptos, “construcciones mentales”; cómo entender el amor o la democracia o la igualdad o la decepción, palabras que no se pueden comprender por imágenes, que jamás se podrán visualizar salvo dentro de nosotros mismos. No se ubican en el ámbito del “sensibilis” percibido por nuestros sentidos, sino en el mundo “intelligibilis” inventado en nuestras mentes. No pasemos por alto que el conocimiento actual es conocimiento cognitivo, o sea se basa en conceptos abstractos, es decir son invisibles. Se supone que desde la imprenta ya no solamente podíamos mirar sino repasar, guardar lo mejor, desarrollar nuestra profundidad a través de escritos, pues hasta entonces nada más captábamos las cosas en expansión. Pero de tanta basura televisiva se podría asegurar ya que de homo sapiens hemos regresado a homo videns, o aún más, al homo insipiens. Pura basura…

 

Foto: Alex Neira

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