CULTURA

Marco Aurelio Denegri y Martha Hildebrandt

"A más grandeza más llaneza", dice la sabiduría popular. Por otro lado, "Amigo es Platón, pero mucho más amiga es la verdad", dice una locución desde antes de Cristo. Así, ¿por qué negar los méritos o resaltar los defectos de...?

  |   Alex Neira   |   Enero 21, 2012

Por Alex Neira

En junio del 2010 la Universidad Garcilaso de la Vega, desde su fondo editorial, publicó Miscelánea Humanística, del docto Marco Aurelio Denegri (denominación que según él mismo es bastante superior a la de doctor, grado académico que asimismo ostenta). Pese a que el tiraje sólo fue de mil ejemplares dio gusto saber que poco a poco se iban extendiendo el número de textos publicados del Maestro Denegri.

Por otra parte, desde hace unos meses —con ventas a montones— se distingue en las estanterías de las diversas librerías del país 1000 palabras y frases peruanas, de la lexicóloga Martha Hildebrandt. Libro que de alguna manera muchos hemos ido siguiendo pues la gran mayoría de las notas lexicográficas que lo conforman fueron paulatinamente publicadas en el diario El Comercio de Lima; o sea más que nada es una recopilación para quienes no siguieron su columna, ciertamente iniciada en mayo del 2004 y que ha durado hasta octubre del año pasado.

Pues bien, don Marco Aurelio Denegri en aquel texto, Miscelánea Humanística, de una forma que deja mucho que desear —por la manera más que por el hecho— corrige a la académica sobre dos de sus notas. «Papa caliente» y «Cuando las papas queman» son los títulos. Así pues, en primer lugar la especialista de formación dice que papa caliente se documenta en América desde el último cuarto del siglo pasado, y en cuanto a cuando las papas queman desde mediados. Para remate asegura que en ambas expresiones «está viva la imagen de unas papas recién hervidas, que se pelan pasándose de una mano a otra para no quemarse». Ya cuando se refiere específicamente a papa caliente agrega que «es una traducción literal de la más antigua expresión inglesa hot potato».

El Maestro Denegri desde luego tiene razón, ya que cualquiera que converse con un hombre mayor de, digamos, solamente 70 años, manifestará que ya desde su adolescencia oía a sus mayores las locuciones papa caliente y cuando las papas queman. Para empezar dice Denegri, papa en estas frases es chucha, concha, coño, zorra, caverna, raja. Por mi parte, agregaré que ya en mi generación inclusive se escuchaba papaya y papayaza. Volviendo al tema, en otras palabras la procedencia es de origen netamente sexual. Cuando se empezó a utilizar papa caliente era porque un hombre imaginaba a una mujer con furor uterino, o sea la percibía arrechísima, o en todo caso al desnudarla la sentía así, con la papa caliente.

Ahora bien, en lo que toca a cuando las papas queman hay una variante. La quemazón según el Maestro Denegri se empleaba cuando se buscaba dar a entender que «se contraía o cabía la posibilidad de contraer una enfermedad venérea». Agrega el docto y polígrafo intelectual que éste pronominal lo viene oyendo desde hace sesenta o setenta años, y que Juan Álvarez Vita lo incluyó ya en su Diccionario de peruanismos. Hasta ahí muy bien Maestro Denegri, sin duda como usted dice: ingenua la lexicóloga en ese asunto.

Por lo demás, es decepcionante y a veces hasta desolador corroborar como mentes de gran amplitud, aquellas que de entrada sobrecogen por su forma de expresar sus ideas y asimismo por lo reveladoras que son éstas, no cuentan con un aditivo fundamental: capacidad de enmendación. Primero, porque la señora Martha Hildebrandt en el lapso entre sus notas publicadas en El Comercio y la aparición de su reciente recopilación pudo enmendarse puesto que salió al mercado Miscelánea Humanística; así, siendo tan esmerada no quiso recurrir a las páginas de «Denegri»  y realizar las correcciones pertinentes para el compendio del libro publicado hace unos meses, y de hecho más por antipatía que otra cosa al autodidacto, como en más de una entrevista lo ha dejado traslucir.

Segundo, la actitud del Maestro Denegri igualmente es muy criticable. Su afán de corregir a la especialista de formación lo hizo perder la cabeza más de una vez. En su libro citado deja para el último este tema y lo presenta al lector de una forma degradante, incurriendo encima en un error desde el título, aunque más que nada es la manera en como la corrige lo que hace ver sus ocultas intenciones. Hay que leer entre líneas, ahí no hubo afán de compartir conocimiento sino de sobajar. Pero volvamos al título: «Carta a Martha Hildebrandt». Me sorprendo sobremanera ya que formando parte de un libro lo correcto debió ser: «Carta abierta a Martha Hildebrandt». Él, autodenominándose purista del idioma no lo pareció en este punto. Recordemos lo que apuntan los múltiples diccionarios de la lengua, ya no sólo el de la academia: Carta abierta, la dirigida a una persona y destinada a la publicidad.

Para terminar quisiera, sin ánimo de menospreciar sus grandísimos aciertos, señalar dos errores más que he descubierto al Maestro Denegri. Son respecto a Emil Michel Cioran, autor al cual conozco a fondo, acaso el único pensador a quien he leído y releído sus obras completas, incluyendo sus Cuadernos. Es más: si no he encontrado otros errores de estas características también pudiera ser porque no los intuyo como en el caso de este autor. En fin. En un libro titulado De esto y aquello que publicó la Universidad Ricardo Palma en el 2006, cuya autoría está claro es del Maestro Denegri, tratando un tema que tituló Problematicidad del amor, cita al pensador, específicamente anota: «(...) como dice Cioran en Adiós a la filosofía…». Pero eso que citó no forma parte de ese libro, ya que ese libro es una antología dirigida por Fernando Savater, una antología de las varias que le han hecho al gran Cioran. La cita correspondiente que acá no viene al caso nombrar: es de otra obra, la que debió citar como Fernando Savater lo hacía conforme seleccionaba los diversos fragmentos que conformarían la antología.

Ahora, en el libro citado en un principio, Miscelánea Humanística, el Maestro Denegri hace referencia a Cioran en un capítulo que tituló El escritor y los burdeles: «Y aunque el misántropo y estimulante Cioran no refiere andanzas prostibularias en ninguna de sus obras, o más precisamente en ninguna de las que yo conozco, el gran escritor rumano acostumbraba, cuando joven, irse de putas, como dicen los españoles (…)». Yo me pregunto, de dónde ha sacado el Maestro Denegri la idea de que Cioran fue un misántropo, acaso será por su pensamiento nihilista, espero que sí aunque sería reduccionista y simplista dicho calificativo; como sea: acá no se apunta a su pensamiento sino a su persona, y como persona fue, acaso lo opuesto. Un ser alegre y harto compasivo, bondadoso y tolerante. En lo que al menos tuvo cuidado es en afirmar que de las obras que él conoce no ha encontrado referencias prostibularias, ya que como bien dijo será en las que él conoce, pues sí existen diversas anotaciones en varios de sus libros en donde da a notar su cercano vínculo con prostitutas.

Colofón

Se olvida que no es lo que ya se sabe sino lo que al saber comprobamos nos falta conocer «el motor de la búsqueda del conocimiento». Ser conscientes de ello remite a la humildad, a la verdadera humildad, esa que no disminuye nuestros méritos, nuestros quilates, sino más bien, apreciándonos de acuerdo a nuestras virtudes y excelencias igualmente nos permite apreciar las de otros.

Por último, recomiendo tanto a Marco Aurelio Denegri como a Martha Hildebrandt, aunque siempre salvando las distancias. El Maestro Denegri es un iconoclasta pensador y crítico que vale su peso en oro, Martha Hildebrandt una excelente lexicóloga. Sinceramente considero todo peruano debe contar con sus obras, yo al menos les debo muchísimo, sobre todo al Maestro Denegri, a quien venero y respeto como otros a una imagen religiosa.  

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