CULTURA
¿Por qué Ennio Morricone es celestial?
| Alex Neira | Enero 28, 2012
Ya lleva 50 años de trabajo incesante y aún se leen comentarios de distintos musicólogos menospreciándolo, y como golpe de gracia: bastantes que no lo hacen, es decir muchos de los que se expresan bien de él agregan como de pasada que es una excepción, dado que al final de cuentas su trabajo es un trabajo menor, no un arte stricto sensu.
Ser compositor de «bandas sonoras» no les suena a Sebastian Bach, Jean Baptiste Lully, Georg Philipp Telemann, Georg Friedrich Haendel, entre tantos de los consagrados compositores de la música clásica. Para demasiados especialistas en música ser compositor de bandas sonoras es dedicarse a un falso arte, sin recordar o en todo caso saber que Bach, por ejemplo, escribÃa una cantata semana a semana para la misa del domingo, o que Lully creó música para los ballets del Rey Sol, o que la Tafelmusik de Telemann fue confeccionada para la mesa puesta, o claro: que Music for the Royal Fireworks de Haendel, se concibió para fuegos artificiales, como el mismo nombre lo dice.
¿Quizá será porque la banda sonora de una pelÃcula se encuentra encuadrada por el director, la necesidad misma del filme, por lo que ansÃa el público, fuera de las razones comerciales: si se venderá luego el disco...? ¿Será eso lo que haga que tanto musicólogo vea con malos ojos a los compositores de bandas sonoras, como aprendices eternos de un arte mayor, de un arte en sÃ? Claro está la determinación es tan grande que una música preciosÃsima no puede mejorar un bodrio fÃlmico, lo que en cambio se ve en bellÃsimas pelÃculas, que a pesar de contar con una banda sonora mediocre, digamos que mantiene en órbita su razón primigenia.
Más se les escarapeló el cuerpo a numerosos de los entendidos cuando se enteraron que para Ennio Morricone no existe la inspiración, y mucho más todavÃa cuando ha manifestado que ni siquiera cree en el talento. Ahà sà que dieron el grito en el cielo, aunque asimismo se debieron calmar —por lo menos algunos— cuando se pusieron al tanto que para este compositor, pese al éxito irrefutable y el dinero que lo rodea, sigue siendo imprescindible levantarse a las 5 de la madrugada cada dÃa para a las 8 de la mañana empezar ya a escribir partituras. «Sólo el esfuerzo, el trabajo, el tesón y la entrega te convierte en grande». Y por lo menos a él hay que creerle, después de todo son más de 500 trabajos los que lo garantizan.
Dijo alguna vez Jean de la Fontaine que «A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo». Acaso ese sea el caso de Ennio Morricone, pues no es ningún secreto que antes de ser el especialista en «música aplicada», como él define a sus creaciones musicales para pelÃculas (o series de televisión o hasta de radio que ha realizado) quiso ser tan sólo un compositor de sinfonÃas, de música de concierto como además se dice, o de música absoluta, como él la llama. En más de una ocasión ha aclarado que empezó componiendo a pedido por el vil metal, por dinero; luego ciertamente de darse de cara contra la realidad de entonces —y de ahora— de un compositor de sinfonÃas, presionado por las necesidades de su familia, a causa de tener la urgencia de conseguir mayor aportación monetaria para el hogar.
Y asà pues, por no ser lo que hubiese querido ser alcanzó lo que ahora es: un compositor completo, ya que además de erigir música aplicada de igual manera crea música absoluta. De hecho, clasificar las mejores composiciones de su trayectoria resulta imposible, sencillamente imposible, a tal punto que las existentes son determinadas por los gustos de quienes las eligen, a tÃtulo netamente personal, puesto que el Maestro Morricone ha compuesto para los más diversos géneros, su capacidad polifacética es ya absoluta. Si bien lo lanza a la fama mundial soundtracks para spaghetti western o western all'italiana, o como mejor se dice ahora B-movies, de entonces a los tiempos que corren, sin más, ha transitado en su totalidad los paramentos musicales del séptimo arte.
Cuando se le ha preguntado cuál es la particularidad de su música, muy suelto de huesos ha respondido que eso hay que dejárselo a los musicólogos, quienes deben estudiar al fin y al cabo las partituras que ha escrito. Eso sÃ, ha agregado que quienes han buscado enmarcar su música en atonal o tonal no saben leer partituras; no han reparado en algo que solamente hace él, y es aplicar reglas de la música dodecafónica a la música tonal, es decir a la serialización de los intervalos de la música tonal no ya sobre doce sonidos sino sobre siete (sobre los sonidos de la escala). No han intuido que existen referencias en la música tonal que son referencias a la música contemporánea. Con todo y eso, o por eso mismo: cada dÃa son mayores los premios y reconocimientos a su obra.
Ha colaborado con destacadÃsimos directores, como Pier Paolo Pasolini, Sergio Leone, Bernardo Bertolucci, Gillo Pontecorvo, Brian de Palma, Dario Argento, Marco Bellocchio, Valerio Zurlini, Samuel Fuller, John Boorman, Mauro Bolognini, Giuseppe Tornatore, además de Pedro Almodóvar, Roman Polanski y Oliver Stone. Asimismo, premios tiene por doquier: en Italia, Francia, Inglaterra, Suecia y Estados Unidos, principalmente. Es más, en este último fue nominado al Oscar como banda sonora ya por primera vez en 1979, si bien recién en el 2007, después de cinco nominaciones, se le otorgó el Oscar en la categorÃa «a los no premiados, admirados por el público», especÃficamente: «por sus magnÃficas contribuciones multifacéticas para el arte de la música en las pelÃculas».
Seguro lo que más lo satisface es el que se le ha concedido en el 2010 por la Real Academia Sueca de Música, siendo el primer italiano en recibir el Premio de Música Polar. Por otra parte, no son pocos los artistas que han sido influenciados por él. En el 2006 se confeccionó un Tributo por Sony BMG, un disco titulado Todos queremos a Ennio Morricone, en donde interpretan algunas de sus obras cantantes y grupos (Metálica, Celine Dion, Andrea Bocelli, Bruce Springsteen, el ex lÃder de Pink Floyd: Roger Waters, entre otros). Asà pues, cabe recordar que, al margen de los cuartetos de Beethoven o de otros compositores de primer nivel que armaron sus obras maestras guiados por sus impulsos, sin restricciones o pautas, la música de ballet que involucra a tantos de los grandes es de por sà música de encargo, destinada a un fin mayor, compuesta para ser complemento; lo que lleva a pensar, como en otras artes sucedió y sucede, desde la pintura hasta la fotografÃa pasando por la escultura y la escritura, que quienes pueden ¡pueden!
Pero no es por todo esto que se cuenta, el denominar a Ennio Morricone celestial; no, de ninguna manera. Alguno o alguna reparará en que de por sà la música es celestial, como tanto se la ha adjetivado; otros, que lo conocen de cerca, agregarán que cuando escuchan a Ennio Morricone les crecen alas de ángel. Sin embargo Ennio Morricone es celestial debido a que diversas de sus composiciones son relativas y pertenecientes al cielo, ya que a pesar de haber sido sólo el fondo musical de importantÃsimas pelÃculas, los más de sus admiradores —incluso cinéfilos— ya no vuelven a verlas o en todo caso regresan a esas cintas de cuando en cuando, las guardan en algún lugar de sus casas o inclusive en sus mesas de noche, pero la música de Ennio Morricone habita en el presente, sigue ahÃ, sonando y resonando en sus vidas, pasando deprisa como las nubes que nunca se cansan de pasar para seguir pasando, porque la música de Ennio Morricone se encuentra en el horizonte y no en el ayer, no es recuerdo sino anhelo, por todo esto es celestial.
Foto: blogdecine.com
*Algunas de sus composiciones:
http://www.youtube.com/watch?v=WSkyoyyvnAY&ob=av2n
http://www.youtube.com/watch?v=3FZZH5M38bs&feature=related
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