CULTURA

Mujeres

Amadas, odiadas, complicadas, misteriosas, perturbantes, tiernas, fundamentales y decisivas en la vida de este planeta y del hombre. En el siguiente texto nuestro colaborador intenta desentrañar un poco a las mujeres.

Nico López   |   Nico López   |   Mayo 04, 2012

En realidad creo que escribo esta nota por mi irrefrenable mal hábito de tratar de darle lógica a las cosas sencillas de la vida, aunque obviamente este tema espinoso no lo es y jamás lo será. 

Una tarde me senté a pensar en las chicas que habían pasado por mi vida –que no han sido muchas como yo quisiera– y una tras otras fue lo mismo, nunca había podido entenderlas, ni en lo más mínimo. 

Sus celos, sus intrigas, sus reclamos, sus devaneos, sus rupturas, su sexto sentido que casi siempre acierta. Decidido a desentrañar los misterios que envuelven a las féminas consulté a mi abuelo, mi padre y varios amigos sobre el tema y ellos coincidieron conmigo: las mujeres en todas sus tallas, formas, colores, edades, estados civiles y profesionales, son absolutamente complicadas, hasta el punto de que alguno de ellos llegara a afirmar que "mujer que no jode es cabro".

Por otro lado nunca sabes a ciencia cierta cuándo es que te quieren, cuándo juegan contigo, cuándo te mesen, cuándo te aman, nunca sabes cuándo te van dejar y eres el último en enterarte cuando te están adornado.

Ellas son muy hábiles y despiadadas cuando quieren serlo, el peor enemigo que puedes tener es tu propia mujer rezan algunos. En las conversaciones hubo teorías descabelladas como que Dios nos la había mandado de castigo (no existe tentación más grande en esta vida) y otras referentes al sexo, como que nunca sabrás si les ocasionaste un verdadero orgasmo, pues según mucho entendidos anónimos afirman que ellas han tenido todo el tiempo del mundo para perfeccionar sus gemidos hasta el punto de fingirlos con maestría.

Odian a los angurrientos, tenemos prohibido tener más de una entre tanta abundancia. Se odian hasta la muerte entre ellas y nos convierten en zoofílicos cuando se refieren a sus congéneres como !perras! y de mogosos cuando las llaman "la cochina esa". 

Lloran con una facilidad increíble y cuando se enamoran de verdad son capaces de todo, hasta de cortártelo (de esto hay mucha información periodística). Son celosas, chismosas, maquiavélicas. Recuerdo una vez que a unos de mis compinches de colegio –que comía a dos cachetes– le sacaron el ancho la firme y la trampa. Se habían puesto de acuerdo y le cayeron encima al simplón (para eso si son unidas). 

Nosotros desde los tiempos inmemoriales nos morimos por ellas –y en tiempos más modernos hay muchos de los nuestros que tratan hasta de hacerles competencia–. Hemos embellecido los idiomas y creado la poesía. Hemos gestado la pintura, los libros de ficción y de aventura. Hemos tallado en piedras inmensas nuestro cariño, hemos construido fascinantes obras arquitectónicas, hemos guerreado entre nosotros, hemos hecho más huecos a la tierra que piedra pomex solo para extraer el oro que alimente su siempre insaciable vanidad, conocemos más de los mares y del espacio que de ellas. Y siguen siendo un misterio. 

Pero eso sí, solo un beso de la indicada hace que nos sintamos dueños del mundo sin salir de la cama. Simplemente son el motor que mueve al único macho pensante en el planeta.  Convertidas en madres son la encarnación del más puro amor que puede haber en el universo, capaces incluso de inmolarse por uno de sus hijos (eso lo sé por el amor de mi madre).

Recurrí a la historia para tener luces, entenderlas y las más antiguas referencias que pude encontrar están en la Biblia: la historia de Lilith, quien fuera la primera esposa de Adán (el hombre más feliz del mundo ya que careció de suegra). Fue creada de la misma forma que Adán y fue convertida en demonio por no querer obedecer al primer hombre. O sea en otras palabras ella es la primera feminista del mundo, aunque no le fue bien a su solitario movimiento rebelde pues fue la primera expulsada del paraíso. 

Dios hizo un nuevo intento y es así que nació –de las costillas del sufrido– Eva, la abuela de todas las mujeres que pueblan nuestra orbe y la fatal compañera que diera al hombre la manzana por la cual nos expulsarían, acusados de cojudos y confiados. Quizá esa fue la primera afrenta y el primer motivo de recelo y discordia hacia ellas guardado en nuestro ADN. 

Luego encontré algunos casos más que no hablan bien de ellas: Dalila le cortó los zambos a Sansón, Josefina mochó al chato de Napoleón, Cleopatra jugó con los más poderosos de Roma, Salomé pidió la cabeza de Juan El bautista en charola de plata, etc. Pero nada de lo leído y conversado me dio luces para comprenderlas. Sé que ni juntando a las grandes mentes de nuestro tiempo podríamos lidiar con este semejante caso. 

A pesar de que me he rajado la chimba hasta el borde de un derrame y de que tengo mi propio espécimen (lo digo con cariño y con miedo), a quien he observado por mucho y solo he conseguido amarla más.

En fin, solo puedo decir que estas letras solo son un absurdo, una probable y justificada ignominia. Y la vida es tan, pero tan breve, que no hay que tratar entenderlas para amarlas. Si la encontraste, disfrútala. Si no la tienes, búscate una. Y si te toco mala, búscate otra… ¡NO TE COMPLIQUES LA VIDA HERMANO!

 

Pintura: Lilith de John Collier (1892)

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