CULTURA

¿Por qué hablar de King Jong-un?

Políticas de exterminio azotan en estos momentos a cientos de miles de seres humanos, pareciera que antiguos genocidas se han reencarnado, tal y como el dictador de Corea de Norte: King Jong-un.

Alex Neira   |   Alex Neira   |   Agosto 01, 2012

Es el dictador de Corea del Norte, la nación gobernada por el régimen más hermético hoy en día.

Allá no hay Internet con banda ancha, para comenzar.

La conexión por satélite es restringida a tal punto que para utilizarla se necesita un permiso especial.

Reservado por lo común para la gente de su ralea.

Televisores y radios están confeccionados para captar emisoras estatales.

Peor aún: la programación ante todo es con fines propagandísticos.

Los teléfonos móviles a las justas sobrepasan los 300.000, en una población de 24 millones de personas.

Desde tu iphone puedes ingresar al Google Earth y distinguir a los más de 200.000 disidentes confinados en sus campos de concentración.  

Repeat: ¡más de 200.000 disidentes confinados en sus campos de concentración!

-¡¡Chúpate esa!!-.

Así lo certifica Amnistía internacional, entidad que lo ha anunciado y denunciado.

Ahora bien, tiene mucho más rayas el tigre: Transparencia internacional lo considera el país de mayor corrupción.

Ni siquiera hay normas y leyes en el fondo “letra muerta”.

O como también le dicen: puro papel mojado, pura tinta deleble… Allá sencillamente no existe la ciudadanía.  

King jong-un ha llegado a ser el líder supremo de una nación por ser hijo de un dictador.

Precisamente en pleno siglo XXI, precisamente en estos días.

Ni siquiera para decir que gobierna por “mérito” personal.

Ni una pequeña parte de la descabellada metodología de represión que hostiga a su pueblo ha sido producto de su mente.

La censura terrorífica que caracteriza esa tierra es más que nada por obra “y desgracia” de su progenitor.

De hecho, es el amo y señor de Corea del Norte recién desde hace unos meses.

Su padre, King Jong-il, la mentecilla innovadora, murió en diciembre del año pasado.

Igual, sobre este tema parece que hubiera la misma falta de comunicación que en la Segunda Guerra Mundial.

Como que la globalización en este punto no ha sido muy globalizada.

Pese a la gravedad de los hechos los diversos medios de comunicación “no han visto las humaredas”.

¿Por eso será necesario hablar de King Jong-un?

Stephen Vizinczey, quien creció bajo una dictadura allá en Hungría, ha comentado hace unos meses que a su parecer lo más terrible de la naturaleza humana es la incapacidad de la imaginación, en el sentido de no alcanzar colocarnos en el lugar del otro.

Desde la óptica de no poder salir de nosotros mismos.

Cierto, para él la gente buena o mala no lo es en relación con sus principios morales, más bien en relación con su capacidad para imaginarse otra persona.

Ahí se puede distinguir el papel fundamental del arte en general, y sobre todo de la literatura; al menos así lo considera él.

Es más, estima que la matanza de millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial no hubiera podido consumarse si la gente habría sido capaz de imaginar sus actos a través de representaciones mentales.

Ojitooo: de lo mejor “escenificadas” por medio de la literatura.

Mario Vargas Llosa ha comentado a propósito del Nacismo, hace unas semanas conversando con Gilles Lipovetsky, que lo primero en hacer al conseguir el poder fue realizar una gran quema de libros frente a la Universidad de Berlín, (hoy en día Universidad Humboldt).

Ya en términos generales agregó que la primera acción de todas las sociedades autoritarias es instaurar sistemas de censura, y por la gran desconfianza que les suscita la cultura.

Por otra parte, además es necesario pasar la voz sobre otra forma de censura, acerca de otra manera de dominio.

Vamos, de abuso de poder.

Y es a través del entretenimiento.

De pasada desinforma, si es que en realidad informa.

Ha construido una “opinión pública” sin nociones concretas de nada.

Anestesiada por programaciones basura.

En consecuencia, ¿es por eso que se debe hablar de King Jong-un?  

Entre otras razones pues por lo que engloba y atenta, por lo que involucra y significa.

¿Exaltarnos narrando barbaries masivas de otro tiempo si ahorita ocurre lo mismo?

Y los medios dicen nonada acerca de su negrura.

De su maldito legado.

Todo indica, desde que rebrotan los nacionalismos, las guerras de religión, los racismos, no solo en Europa, que ya es mucho por su historia, algo anda muy mal en cuanto a la educación democrática.

Quizá no esté errado Stephen Vizinczey, ni Mario Vargas Llosa, ni por cierto el prestigioso crítico de la realidad social, Gilles Lipovetsky.

Estas líneas quieren ser un pequeño aporte a la cultura.

Que sirvan a través de su información y planteamiento para hacer imaginar la importancia de hablar, de difundir injusticias cometidas como las de King jong-un.

Al fin y al cabo, el seguidor de toda una corriente de brutalidad e iniquidad.

Como un Hitler o Stalin híper-posmoderno.

Que mancha con sus caprichos, antojos, rabietas, cóleras y tirrias, de sangre y pánico la vida de millones de personas. 

 


Foto: http://spaceports.blogspot.com/2012/03/obama-warns-north-korea-to-halt-launch.html

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