CULTURA

Entrevistas a poetas lambayecanos: Ernesto Facho

  |   Gerardo Carrillo   |   Julio 03, 2013


¿Qué es la poesía?

Si tuviera que decir una palabra que se aproxime un tanto a la respuesta que busco, ésta sería«revelación». Como lo dije en mi libro, La espada indeleble, la poesía emerge del ser humano como una manifestación auténtica del ser, después de hurgar en uno mismo, en las fibras más íntimas de su mente y espíritu; y el caudal de esta revelación se bifurca para ir materializando su esencia en las diferentes artes que comprende: La música, la pintura, la escultura son poesía sonora, visual y de formas respectivamente. Un rayo de luz sobre una piedra o la mirada de una mujer esconden un mensaje indescifrable. El cosmos está lleno de códigos poéticos que difícilmente pueden encontrar una traducción fidedigna en las palabras. El poeta está siempre alerta, intentando transmitir la voz del universo a los seres humanos.

¿Quién es un poeta?

El poeta es un traductor del mensaje del cosmos, un médium. Es una persona con el nivel espiritual lo suficientemente alto para elevar la vibración de su ser y conectarse con La Fuerza. De allí ha de volver ebrio de energías sublimes, las cuales irán condensándose hasta quedar reducidas a palabras. La función del poeta es transmitir ese nirvana a través de su pluma y sacudir existencialmente al lector, para que éste reformule su vida. Y, de no ser así, pienso que debería serlo.

¿Quién eres tú?

Pues, yendo al fondo de esa pregunta, pienso que debo dar una respuesta tan sencilla como: Soy un hijo de Dios, parte de una estructura maravillosa, dispuesta al aprendizaje y a seguir avanzando en esta vida, tratando de descubrir cuál es la misión que tengo en este mundo, como la tienen también todos los seres humanos. No creo en la trampa de la identidad con el terruño. No somos ese pedazo de barro, delimitado por fronteras, que debemos defender egoístamente. Me identifico más bien con el pasaporte de terrícola.

¿En qué momento del día prefieres escribir?

¿Sabes?, me gusta la mañana. Amo su resplandor sincero y amarillo y los climas frescos y la ropa holgada y blanca para echarme a escribir. Es que, los mejores poemas los compuse en mi Nokia, muy en paz, sometido al susurro de mi interior, sin que nada me perturbe, tendido en mi cama. Aunque también hay versos que nos llegan en pleno caos, como golpes violentos de murciélagos en un jardín que se va poblando de llamas azules.

¿Cómo describirías tu poesía?

Creo que es bastante efectista. Procuro trabajar bien el ritmo, porque como dice Octavio Paz, es un arma de seducción para el lector. Eso en cuanto al estilo. Me gustaría tratar temas de la urbe, políticos; pero lo existencial, lo individual trascendente me termina arrastrando por sus círculos vagos que tienen como imanes de luz terrestre.

 

¿Qué es lo que más sueles observar?

La conducta de los seres humanos. Sus reacciones, gestos, actitudes, conductas... Siento que hay muchos aspectos que se le han escapado a los escritores que llegaron antes de mí, y si a esa cantidad de evidencias sobre el ser humano le sumamos los incidentes modernos que se están suscitando, las aberraciones sociales, y las reacciones de la gente frente a la novedad de las telecomunicaciones y los celulares y el facebook y el twitter, pues hay un inmenso océano por explorar y registrar. Hay mucho mundo literaturizable aún.

¿En qué piensas constantemente?

Estoy siempre alerta a la realidad, obsesionado con transmitir el mundo que mis ojos ven. Si alguien dice una frase curiosa, la apunto (en mi Nokia) para escribirlo en el diálogo de un cuento, o basta que me cruce con una situación tan normal como subir al bus para ir maquinando una historia. He respondido como narrador, porque la posibilidad de escribir un cuento está latente, como en todas partes, pero al final, eso se convierte mágicamente en una abstracción y… ¡oh, poesía!

¿A qué le temes? ¿Le temes a la muerte?

Le temo a la vida en blanco. No tanto como dejar de respirar, me da miedo, me aterra no dejar nada después de mi paso por el mundo, después de mi ciclo terrestre. Por eso procuro ahorrar tiempo y energías y trato de dormir temprano y no beber, hacer ejercicio y guardar estas municiones propias de la juventud para lograr mi obra. ¡Aunque no me olvido de vivir, eh! Pero Â«vivir» no necesariamente es trasnocharse como lo hacen los de mi edad. Creo que esa actitud mía podría traducirse en una gran ventaja. Y sí, si le temo a la muerte, pero a la muerte en vida, esa llama consumida por la urbe y su máquina que reproduce momentos idénticos en serie, de manera indefinida.

¿Crees en Dios o en alguna fuerza superior creadora?

Sí, y me dan risa los ateos encomendándose a esa fuerza superior en momentos límites, y los católicos olvidando a Dios en sus más tristes perversiones. Cada uno  es un microcosmos; eso, por la Ley de Correspondencia. Dios existe y es algo que no podemos comprender aún, pero está muy lejos de ser una majestad tirana que pida ser alabada y que, de no ser así, suelte su furia contra sus hijos. Creo en muchos dioses, en las jerarquías. En que esta realidad es tan sólo una torpe máscara que esconde lo que realmente somos: amor puro.

¿Crees en la resurrección, la reencarnación o en cualquier otra forma de continuar tu existencia después de esta vida?

Es que es imposible haber sido creados para Â«existir» sólo ochenta o setenta años. Pensar así sería menospreciar el valor del espíritu. En la Ley de la Reencarnación encontramos la cierta explicación a por qué alguien es más talentoso o ducho que otro en algún aspecto que tenga que ver con el desempeño o la eficacia. Pues uno hizo más vidas en un determinado aprendizaje que la otra persona. Es un tema muy extenso y no pienso convencerlos en pocas líneas. Mejor, Gerardo, pregúntame sobre mis influencias. Vamos, ¡qué dices!

 

¿Quiénes son tus influencias?

La mejor poesía no está en los poemas propiamente dichos, sino en la prosa. Esto se lo escuché decir¾aunque no es una idea suya¾ a César Boyd. A partir de ese entonces, me puse a leer novelas y lo comprobé. Me gusta la poseía de las novelas del Boom Latinoamericano: Cortázar, Fuentes, García Márquez. Pero también me gusta Bolaño, García Lorca me apasiona, Borges, los malditos franceses, Neruda, James Joyce.  Y no estoy de acuerdo con la nueva poesía. Porque intentan copiar un estilo muy, muy difícil de elaborar, basado en la sencillez, que la mayoría confunde con la simplicidad. Ya ni siquiera hay el mínimo esfuerzo por el trabajo del lenguaje. Aunque sí he visto una que otra voz curiosa.

¿Quiénes son tus escritores y filósofos favoritos?

Rimbaud, Cortázar, Bolaño, Rubén Darío. Hay más, pero creo que los otros se desprenden de allí.

¿Y a quiénes prefieres en música, cine, pintura u otra arte?

¡Me gusta el rock! Los Guns N´roses, Aerosmith, Nirvana, Queen. Pero también la música clásica. Creo que La primavera de Antonio Vivaldi  tiene una magia muy particular, así como el Réquiem de Mozart, que suena tan espeluznante. En pintura toditos los del Renacimiento. Me gustan los abstractos, pero bien logrados, no trazos fallidos.  En cuanto al cine prefiero a  Peter Jackson por El señor de los anillos, Alejandro Amenábar por Los otros y Tim Burton me encanta por las películas deBatmanAlicia en el país de las maravillas y Charlie y la fábrica de chocolates.

¿A quiénes lees actualmente?

Intento terminar el Ulises de James Joyce, algunos libros de la colección Kier de Ramatis, novelas de Bolaño que ando buscando en la web. También los dos tomos del Quijote que los tengo que acabar de leer sí o sí. Estoy tratando de llegar a los novelistas clásicos para estudiar sus técnicas.

¿A quiénes relees?

La Biblia, específicamente El Apocalipsis, cuentos de Borges, Federico García Lorca, Neruda, Rubén Darío, Cervantes.

¿Quiénes son los mejores poetas y escritores en la historia de Lambayeque?

La novela El Daño de Carlos Camino Calderón me parece un esfuerzo admirable en cuanto a la investigación que debe hacer un narrador para construir el ambiente de la obra, eso, así como el cuidadoso trabajo del lenguaje. La poesía de José Eufemio Lora y Lora es una muy buena copia de los modernistas.

En cuanto a los actuales, no creí que pudiera, después de asistir a tantos recitales, encontrar el libro de un autor lambayecano que me gustara tanto, y me refiero a Los templos ausentes de Ernesto Zumarán. Siempre vuelvo a su lectura. Y Signos también, claro.

¿Cuál es el nivel actual de la poesía local? 

Hay mucho entusiasmo por ser poeta en Lambayeque. Saludo dicha emoción.

¿Qué opinas sobre la actividad cultural en Lambayeque?

No se puede decir que no se está haciendo nada a favor de la cultura, y eso es bueno. Felicito de todo corazón a los gestores culturales. Sólo me gustaría sugerir que visiten las universidades y utilicen sus ambientes, que me parecen mucho más adecuados para la realización de eventos.

¿Te identificas o coincides con las ideas de algún político o partido?

¿Esa pregunta va en serio?

¿Crees que el poeta debe permanecer en su acción creadora o participar también ante los problemas de su sociedad?

También debería (resalto debería) participar ante los problemas de la sociedad. Pero no me vengan con el tema de que si no publico un libro contra el presidente, hay menos valor en la obra. Aquello debe ser algo muy natural y no FIN-GI-DO. Conozco muchos poetas que intentan ser los héroes de esas luchas y veo que en realidad sienten ese conflicto como ajeno. Siguen muy distantes y, más aún, echan a perder su «poesía» con insultos mal elaborados, afectados, torpemente metaforizados. Y lo compruebo porque cuando me muestran un poema romántico, su romanticismo es bueno. Sí saben amar a la mujer, pero pujan por demostrar un amor que no sienten por el pueblo. La poesía, más allá de su falsa tarea de ofender a otra persona que lleva mal las riendas del Estado, tiene su compromiso con la libertad del ser humano, a través del fenómeno artístico en su lectura.

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Otredad

De: La espada indeleble

  

El Argos no se desmorona entre mis labios.

Aquí nace otro.

No hay silencio que fiel se copie en la oda,

no hay sílaba que abrigue los espacios de la idea.

Todo se desfigura,

mandala retocada por la pluma y las palabras,

asunción de otro verbo que va pactando mundos.

 

La tentación

De: La espada indeleble 

 

La serpiente urge de alma, siempre.

Los mansos retroceden

aferrados al abracadabra de la luz;

allí se entiende que la tentación

se esfuma como vidrios,

que el mal es un torpe

coleccionista de espíritus opacos,

un mendigo arropado en cadáveres ciegos.

En la herejía perfecta

voy modelando juicios metafísicos,

revelando una vieja noción de epifanía.

Y en su vaga impresión

el cuerpo mitológico descubro:

esa víbora en mí bifurcando aquel plasma,

su relámpago ciego en mi sangre sin luz.

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Ernesto Facho (Trujillo, 1989)

Nació en Trujillo y se formó en Lambayeque. Cursa los últimos ciclos de la carrera de Educación, especialidad de Lengua y Literatura, en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque. En el año 2009 obtiene el Segundo Puesto en los Juegos Florales de la Facultad de Ciencias Histórico Sociales y Educación, género Poesía. Produce narrativa, poesía y artículos de opinión. Escribe en el diario La Industria de Chiclayo. Ha publicado el libro La espada indeleble (junio de 2013).

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