Política

Protestas y propuestas

La columna del director   |   Gerardo Carrillo   |   Octubre 29, 2013

Se va octubre y el mes nos deja una nueva protesta a la cual debieron ir más ciudadanos. Sin embargo, los chiclayanos mes a mes demuestran que reclamar por sus derechos no es una práctica importante en su ciudadanía. ¿Cómo es posible que a vigilias o marchas vayan apenas 100, 200 o 300 chiclayanos de una población de más de 800 mil habitantes? ¿Cómo es posible que exigir una sociedad sin tanta corrupción, una ciudad sin tantas muestras de incapacidad municipal sea una tarea de la minoría, de los menos? ¿Y ahora qué hacer para cambiar esto? “¿Qué hacer más allá de las protestas?”, es la pregunta que más me han formulado durante las últimas semanas. Pues bien, aquí algunas propuestas (pueden agregar otras al final de la columna).

Es indudable que los colectivos que desean concientizar a la población a votar con responsabilidad, a esa mayoría que elegirá a alcaldes distritales, provinciales y al presidente regional, deben concentrar sus esfuerzos en las zonas pobres, en los pueblos jóvenes, en los lugares que son asediados en campaña electoral y olvidados después de una lluvia de regalitos efímeros y promesas pomposas y falsas. 

Deben programar actividades culturales, talleres de capacitación laboral, concentrarse en educar a los niños y los jóvenes, promover la lectura, implementar bibliotecas, encontrar líderes en cada zona –sin pasado partidario– para que ayuden a la difusión de la Constitución, de casos comprobados de corrupción estatal y municipal para que no se repitan, de los organismos que velan por sus derechos y a los que pueden recurrir en caso necesiten denunciar algo –como la Defensoría del pueblo–, de lo crucial que es cada voto para el futuro de la ciudad y sobre lo fundamental que es conocer sus derechos y deberes como ciudadanos, como electores, como peruanos.

Se debe explicar la diferencia y utilidad entre el convenido asistencialismo que hacen gala los candidatos en campaña y lo verdaderamente necesario que es aprender un oficio, valerse por sí mismos para no depender de un calculador que sólo quiere su voto y luego desaparecerá o volverá de vez en cuando para regalarles unos kilos más de arroz, de azúcar, los cuales finalmente se terminarán y no podrán reemplazarlos a menos que estén capacitados para algún trabajo o puedan producir algo básico que los ayude a afrontar sus necesidades básicas del día a día.

Los colectivos culturales, ecológicos, sociales –independientemente de las obligaciones que tienen el gobierno central, los regionales y locales– deben y pueden ayudar a la transformación de pueblos jóvenes y zonas sumidas en la basura, la inseguridad, la falta de áreas verdes, recreativas y educativas (parece que me refiero a todo Chiclayo). Tienen la capacidad para organizar, para convocar y creatividad para ofrecer y aplicarla en el desarrollo de las zonas más afectadas por la pobreza. Sólo acercándose a los que tienen menos ingresos y oportunidades, ayudándolos en su educación, se logrará revertir su situación y la de la ciudad.

Este es el compromiso que ya ha asumido Locheros.com a través de algunas actividades y proyectos, a través de sus colaboradores, de algunos de sus lectores, de sus activistas, de miembros de La Comunidad del Loche, de amigos artistas, de algunas empresas pequeñas y de otros colectivos aliados que seguramente reafirmarán su compromiso y sus aportes al final de estas líneas. 

 


Foto: Carlos Mejía. Actividad artística en el PJ Elías Aguirre.

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