Política

Perú inseguro

La columna del director   |   Gerardo Carrillo   |   Noviembre 19, 2013

La delincuencia ha tomado de rehenes al gobierno, a la policía y a los peruanos. Somos simples espectadores que vemos cómo entran a nuestras casas o van por las calles y roban, extorsionan, violan y matan. Delinquen  por internet, por celular, por carta. E incluso asaltan un bus en movimiento lleno de polícias, abren las bodegas y les roban sus maletas y uniformes.  Â¿Acaso creen que el ingenio delictivo sólo se ve en Rápidos y Furiosos o en una peli de Hollywood? 

La inseguridad ciudadana es actualmente incontrolable. El gobierno del presidente Humala, quien prometió en campaña reducir la delincuencia y la gente le creyó gracias a su pasado militar y su look autoritario, da muestras muy claras de no saber cómo frenar los delitos.  Esto lo saben tan bien los sicarios y ladrones (gracias Poder Judicial) que ya es común leer o ver que matan a un presidente regional o al jefe de un penal, que dan golpizas a regidores (como hace poco a uno en Olmos), que jueces o fiscales viven amenazados y sin seguridad, que queman juzgados como en Pucalá, que un bodeguero o un chofer de taxi o combi viven extorsionados. 

El país está en emergencia. La inseguridad la percibe la mayoría de peruanos, allí están las encuestas (80% de peruanos se siente inseguro), los líderes de opinión, los especialistas y las víctimas. Por eso se ha nombrado recién a otro primer ministro, César Villanueva, quien ni bien asumió el cargo dijo tajante que la delincuencia no le ganaría al gobierno ni a la sociedad. Por eso los 500 patrulleros inteligentes y los helicópteros comprados a Francia, aunque para ex ministros del Interior como Rospigliosi esto sirva poco mientras las comisarías no cuenten con la logística y personal adecuadamente entrenado para combatir a un enemigo que por lo general está mejor armado.

Y es difícil creer que el nuevo ministro del Interior, Walter Albán (hasta hace unos días representante del Perú en la OEA y antes Defensor del pueblo), logre reducir la delincuencia considerablemente porque en sus primeras declaraciones dijo que el presidente le ha ofrecido libertad para actuar, que es una tarea difícil y no puede negar que le preocupa, y si cree no estar a la altura del conflicto dará un paso al costado. ¡Por Dios, nos traen a un diplomático a combatir a los que sólo creen en la violencia! ¡Los delincuentes deben estar riéndose en sus guaridas!

Estas declaraciones también revelan algo aún peor que la falta de firmeza del nuevo ministro del Interior: la falta de políticas de seguridad ciudadana a mediano o largo plazo por parte del Gobierno. ¡El ministro del Interior recién juramentó hoy y ya ha dicho que se irá si no responde a las expectativas! ¿Cuánto tiempo durará? ¿El continuará un plan de seguridad anterior, lo reforzará, propondrá otro que sea más efectivo? Eso se confirmará en las siguientes semanas al observar las acciones que se tomen para frenar la delincuencia, las cuales deben ser enérgicas y con resultados reales (que las autoridades ya no digan “estamos trabajando en el problema”, “estamos buscando las soluciones” sino que demuestren efectividad).

Por ahora, y seguramente por mucho tiempo más, la delincuencia seguirá viendo al gobierno de Ollanta Humala sin estrategia, sin determinación, sin firmeza, lleno de dudas, simplemente, a la deriva.  

 

Foto: Joy Paz.

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