Política

Una oportunidad al nuevo presidente: Ollanta Humala

El último domingo los peruanos eligieron al líder del Partido Nacionalista, Ollanta Humala, para dirigir las riendas del país desde julio. Esperamos que cumpla con sus promesas, sobre todo respetar a la democracia, redistribuir con justicia la riqueza y dejar el cargo en cinco años.

La columna del director   |   Gerardo Carrillo   |   Junio 08, 2011


Ollanta Humala es el nuevo presidente del Perú. Y a pesar de las dudas que genera aún en muchos peruanos, como los que votamos viciado o los que prefirieron a Keiko Fujimori, es momento de esperar y darle una oportunidad para que demuestre, en el mejor de los casos, que nos equivocamos. Ojalá sea así.

Lo que es inadmisible, más allá de las discrepancias ideológicas y políticas, son las muestras de discriminación en las redes sociales de ciertos sectores más acomodados, tanto al nuevo presidente como a los electores de las regiones que â€”en su mayoría— lo prefirieron antes que el delictivo pasado fujimontesinista. Las pruebas de corrupción y la pobreza fueron más contundentes que las dudas de autoritarismo que recaían sobre el líder nacionalista.

Es indudable que los sectores más olvidados, sobre todo en la sierra sur, nunca se sintieron parte de aquel lema publicitario del gobierno aprista que ya concluye: el Perú avanza. Nuestro país no solo es unas cuantas ciudades en crecimiento, sino una suma de distritos y poblados alejados que no solo necesitan donaciones ni ayuda en tiempos de frío, huaycos o cuando sus pocas vías de acceso desaparecen. Necesitan la presencia constante del Estado al que pertenecen y es justamente  lo que Ollanta Humala ha prometido en distintos discursos. Ojalá logre la tan ansiada redistribución equitativa de la riqueza que generan todos los peruanos.

Pero existe una brecha aún más grande que la económica para que nuestro país se consolide democrática y socialmente. Y esa brecha histórica es el racismo que, con más fuerza, actualmente se manifiesta en el Facebook, Twitter o blogs. El mismo del que habla el sicoanalista Jorge Bruce en su libro Nos Habíamos choleado tanto. En el Perú, país  de "todas las sangres" como bien lo denominó el escritor José María Arguedas, es lamentablemente usual escuchar al "blanco" insultar al "cholo", el "negro" al "chino", el "chino" al "cholo", el "negro" al "blanco", el "cholo" al "negro", el "indio" al "blanco", etc. Y sin importar que cualquiera pueda tener una mejor posición económica que el otro. No se trata pues de dinero, sino de un problema de educación, en el cual la familia es un factor determinante.

Aquí radica el principal problema que Ollanta Humala deberá afrontar, sobre todo porque representa, desde su nombre y apellido, a una mayoría que se ha sentido históricamente relegada. No es el momento de desquites, que se aleje de todos aquellos allegados que reivindican a unos en perjuicio de otros. Es una excelente oportunidad para demostrar que es el presidente de todos, hasta de los que lo aborrecen (la biblia sobre la que juró a favor de la democracia cuenta la historia de ese gran maestro que enseña a dar la otra mejilla, pero no devolver rencor).

Estoy seguro de que si sus acciones van encaminadas al bien común y no al de un sector, las diferencias se reducirán y los peruanos realmente empezarán a creer que no es una utopía borrar esa cicatriz racial que aún nos divide.  


Foto: www.partidonacionalistaperuano.net

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