Política

Planeamiento y emergencia: ¿agua y aceite?

POLÍTICA DE MIÉRCOLES / Foto: Gestión   |   Jorge Luis Vallejo Castello   |   Marzo 24, 2021

 

Colas para conseguir oxígeno y búsquedas para encontrar una cama UCI son situaciones ya cotidianas… ¿por qué? Es cierto que ningún país estuvo al 100 % preparado para enfrentar una pandemia como la reciente, pero es notorio que algunos han tenido mejores reflejos para enfrentarla.

Aquí saltarán quienes se rasgan las vestiduras a favor de determinados personajes y personajillos políticos, la mayoría de ellos han pretendido justificar sus omisiones con el desorden y la continua crisis política que ha vivido este país desde el año 2016, pero esa pretendida justificación no es suficiente.

Los contagios por COVID-19, en el muy lejano territorio chino de Wuhan, empezaron en noviembre de 2019. El Perú reportó su primer caso de modo oficial el día 06 de marzo de 2020, ¿qué hicimos entre noviembre 2019 y marzo de 2020?, no queda para nada claro. ¿Qué se hizo durante este tiempo en el que además no hubo Congreso? Recordemos que este se instaló recién el 17 de marzo, cuando ya se había decretado el aislamiento social obligatorio.

Un gobierno realmente previsor debió entender y proyectar escenarios de lo que podría ocurrir, estos fueron meses valiosos y perdidos. Hoy el país recibe 40 toneladas semanales de oxígeno importado desde Chile, ello como gestión del Proyecto Especial Legado (que tuvo a cargo las acciones para llevar a cabo los XVIII Juegos Panamericanos y VI Juegos Parapanamericanos del 2019). Legado que está adscrito al Ministerio de Transportes y Comunicaciones y se le ha considerado un tipo de isla de eficiencia (de las pocas que podríamos decir que tenemos), razón por la que ahora actúa apoyando al Ministerio de Salud. ¿Qué hizo Chile para que el oxígeno le alcance hasta para exportarlo? La vecina nación se caracteriza desde hace mucho por su carácter previsor, algo que deberíamos imitar.

La instalación de nuestras plantas de oxígeno parece ir de la mano con la expresión “hasta las calendas griegas”, tal es el caso del Hospital Belén de Lambayeque y las idas y venidas del proceso de adquisición en el cual se ha acusado el incumplimiento del proveedor y, por tanto, un nuevo proceso en curso para alcanzar la ansiada planta de oxígeno.

Es notorio que en ningún Plan Operativo Institucional (los famosos POI) se hizo previsión de un posible escenario de pandemia y el modo en que las actividades y tareas operativas afrontarían una situación de este tipo. Ello hubiera sido adelantarse mucho a la historia, pero si es importante tomar más responsabilidad ante contingencias, por ejemplo, ¿qué pasaría si un Fenómeno del Niño se nos atraviesa en este momento? ¿Repetiríamos el triste cuadro de tener a nuestros damnificados casi a su suerte en plazas y parques, compartiendo más de una familia una carpa? En 2017, las autoridades daban vueltas por encontrar espacios donde instalar los albergues temporales, ¿tenemos eso ya claro y definido el día de hoy? Ojalá, aunque lo dudo.

La tarea de un buen gobernante, llámese presidente de la República, gobernador o alcalde, es plantearse situaciones límites y preparar a conciencia a la población para hacer frente a ello, teniendo desde luego planes de acción. Un gobernante no se puede dar el lujo de sentarse a pensar qué hará cuando recién las desgracias ocurran, sobre todo cuando estas son consabidas como nuestro archiconocido Fenómeno del Niño. O por mencionar otra, ¿qué pasaría si mientras ustedes leen esta columna ocurriese un terremoto? ¿Es que acaso las desgracias llegan de una por una, planificándose entre ellas? No. Entonces, ¿qué ocurriría con nuestro sistema de salud? ¿Qué decisiones o planes de emergencia tienen los gobernantes?

Es tiempo que, acompañando ese proceso de necesaria maduración para un verdadero análisis de escenarios ateniendo también a escenarios pesimistas (como el actual, que podría incluso empeorar), las oficinas de planeamiento y presupuesto de las entidades públicas tomen el liderazgo de los estudios de prospectiva. Curiosamente dichas dependencias llevan unidos ambos términos “planeamiento y presupuesto”, pero se suele prestar más atención al segundo vocablo que al primero. La tares es trabajarlos juntos.

Como dijo Chopin: “Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo”. Que nuestros candidatos y candidatas presidenciales lo entiendan así, y se preocupen (más allá de lanzarse puyazos) por impulsar un mejor planeamiento en las distintas dependencias ministeriales, en conexión con el nivel subnacional y local de gobierno (tal vez ahora sí por fin dando vida al Consejo de Coordinación Intergubernamental), antes que nuevas desgracias nos golpeen más fuerte.

Foto: Gestión.

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