Política

Contra la política del avetruz

CONCIENCIA CRÍTICA   |   Miguel Ángel Huamán   |   Mayo 04, 2021

Los seres humanos parece que estuviéramos involucionando hacia formas de conciencia inferiores, centradas en nuestro reducido espacio vital. Como si fuéramos avestruces, metemos la cabeza en un hueco como si el no ver lo que ocurre afuera pudiera hacer desaparecer los peligros existentes y evitar que los gravísimos peligros nos alcancen. Esta política del avestruz, después de más de un año de estar aislados y en cuarentena, se ha convertido en una respuesta de sentido común, que ha ganado adeptos en casi todos los niveles de la vida social. La tendencia es a pensar solo en nuestro pequeño espacio y desde un egoísmo ciego. Sin embargo, es una actitud equivocada.

En primer lugar, han sido los grupos económicos que manejan la sociedad y el Estado quienes han asumido esta prédica del avestruz, que buscan esconder la problemática de injusticia, inequidad y desigualdad extrema del modelo del capital globalizado. Con esta estrategia buscan formar mecanismos de defensa de sus privilegios para no enfrentar las demandas, haciendo oídos sordos, agachando la cabeza y replegándose en sendos discursos retóricos.

Esto se evidencia en la llamada clase política, la tecnocracia burocrática, los grupos políticos corruptos en pugna por acceder a escaños parlamentarios. Pero, también entre los empresarios usureros, las mafias que administran instituciones del Estado y tratan de sobrevivir en el anonimato. En el actual proceso electoral propugna la defensa del statu quo, del modelo económico, como si no fuera el responsable de la gran desigualdad e injusticia puestas en evidencia en la pandemia.

En segundo lugar, las corporaciones, transnacionales y consorcios que manejan los medios de información mundial, en lugar de usar sus diversos espacios y programas para propiciar la solidaridad y la cooperación frente a la pandemia, la recesión económica y la defensa del medio ambiente propician noticias sensacionalistas, incentivan la confrontación y ocultan las manifestaciones de descontento, protesta y desacato en diversas partes del planeta. Lamentablemente, los periodistas y profesionales de la comunicación asumen una postura de avestruz al ocultar, callar ante acontecimientos críticos y fortalecen la desinformación en clara complicidad frente a las políticas belicistas, corruptas y cínicas que han convertido la libertad de información y de expresión en una excusa para despedir, sancionar y acallar.

Asimismo, en tercer lugar, los profesionales y académicos de entidades, instituciones, organizaciones productivas, educativas, jurídicas, etc., reducen su óptica a ver el árbol que les corresponde y obvian la mirada del bosque; es decir, asumen una política del avestruz que conceden por omisión a las prácticas subalternas, a los intereses y valores mezquinos amplio margen no solo para su sobrevivencia, sino incluso para su crecimiento en pleno proceso de deterioro y retroceso. Ilusamente creen que el no ver el horizonte de desocupación, prepotencia de gestión y reducción de recursos impedirá que este tarde o temprano llegue.

Lo peor de todo, en cuarto lugar, es que, frente a la inercia y cautela de la mayoría de los profesionales y trabajadores honesto, pero aislados y dispersos, la corrupción institucionalizada y el narcotráfico criminal siguen ocupados, mantienen sus vínculos con el poder y están reciclando sus actividades para salir gananciosos con la gran depresión que se aproxima. Detrás de la campaña de desinformación, de inducción por el temor a la supuesta pérdida de sus propiedades individuales se opte por “el mal menor”. El egocentrismo miope ignora que solicitar que los más ricos paguen más impuestos, que se reconozca que el país debe beneficiarse de las grandes ganancias de corporaciones extranjeras no es comunismo, sino nacionalismo democrático y legítimo celebrado y apoyado cuando lo propone Biden, Morales o Iglesias y cualquier otro mandatario extranjero.

En quinto lugar, los trabajadores, empleados, profesionales, que son padre y madre de familia, ensimismados en la sobrevivencia en tiempos de carestía y desocupación, concentran su mirada en las necesidades cotidianas del hogar. Sin embargo, deben tomar conciencia que la política del avestruz de esconderse en lo doméstico no solucionará los futuros problemas ni cambiará su dependencia frente a decisiones de terceros.

En tal sentido debe involucrarse activamente en los graves retos que se abren, informarse, establecer redes de conversación y apoyo, iniciar una participación consciente como está ocurriendo en otros países. Es lo menos que debemos hacer para educar a nuestros hijos. No caer en los psicosociales promovidos por la mafia institucionalizada que desea volver al poder y convertir el Perú en un narco-Estado. Si deseamos que tengan un mejor futuro, tenemos la responsabilidad de impulsarlos a tomar conciencia de lo que viene y acostumbrarse a su constante compromiso.

Foto: coachingtdah.com.

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