Política

No hay peor ciego que el que no...

CONCIENCIA CRÍTICA   |   Miguel Ángel Huamán   |   Agosto 17, 2021

Cuando en el siglo XVII, Baltazar Gracián escribió: No hay peor sordo que el que no quiere oír, la comunicación estaba dominada por la oralidad. Por el contrario, en la cultura actual del espectáculo, hoy son las imágenes lo que difunden los medios de comunicación, lo que explica que el refrán del título aluda a la ceguera como el mal de los desprevenidos consumidores de la información difundida, que forma la opinión pública y el sentido común de la población.

Hecha esta precisión, podemos abordar el segundo mecanismo que forma la memoria a largo plazo en las colectividades nacionales modernas: los medios de comunicación. Estos constituyen un factor esencial contra la amnesia de la historia nacional, complementario a la lucha contra la impunidad, que hemos explicado antes. Tan igual de importante es el necesario desempeño imparcial y veraz de la prensa escrita y televisiva, la radio y el cable, las redes sociales y prensa alternativa en internet. Al respecto, hay consenso en criticar severamente el comportamiento de los principales medios en los dos procesos anteriores (2006 y 2011), pero en especial en este del 2021. La postura del grupo familiar propietario de más del 80 % de diarios, revistas y canales de televisión fue escandalosamente a favor de la candidata de Fuerza Popular.

Para evitar suspicacias, citaremos el Informe Final de la Misión de expertos electorales de la Unión Europea sobre las Elecciones Generales del 11 de abril de 2021 y de la Segunda vuelta presidencial del 6 de junio de 2021. Este documento que se encuentra a disposición de todos por internet, de donde citamos lo siguiente:

“Una cobertura claramente sesgada de la campaña de segunda vuelta presidencial por parte de la mayoría de los medios de comunicación privados favoreció a FP y socavó el derecho de los votantes a recibir una información equilibrada. Las redes sociales se hicieron eco del ambiente político polarizado existente y registraron un elevado número de memes ofensivos, mensajes de odio, vídeos calumniosos y noticias falsas”.

Este juicio imparcial y objetivo confirma lo que manifestamos antes: en la concluida campaña, todos hemos podido constatar la manipulación descarada de la información del periodismo nacional escrito, radial, televisivo y por cable. La imparcialidad y veracidad defendida en su momento por algunos conductores o jefes de prensa tuvo como respuesta el despido arbitrario e injustificado. La concertación fue evidente desde el inicio de la segunda vuelta, que elegiría al presidente entre el sorpresivo candidato de un frente de izquierda y la candidata por tercera vez, acusada de liderar una organización criminal y de recibir dinero de grupos económicos beneficiados de concesiones, obras y licitaciones, pero también del narcotráfico y la corrupción organizada. 

En forma recurrente y sistemática, los medios de comunicación social escritos (diarios y revistas), radiales (noticieros y programas de entretenimiento), la televisión y cable (informativos y revistas de actualidad) solo se ocupaban de la candidata en términos positivos y optimistas como la defensora de la democracia y del país frente al supuesto peligro del comunismo y el terrorismo que encarnaba el profesor primario adversario.

Citemos nuevamente el informe de la Unión Europea: “La cobertura mediática mostró notables diferencias entre las elecciones del 11 de abril y la segunda vuelta presidencial. Las actividades de campaña de partidos y candidatos fueron ampliamente difundidas por los medios electrónicos y escritos durante el primer período de campaña, aunque a costa de priorizar la cobertura de la contienda presidencial sobre la congresal”. Esta última precisión nos permite suponer que se ha descuidado otra vez el voto parlamentario, lo que significa que muchos de los nuevos congresistas elegidos se mostrarán pronto improvisados, incompetentes y oportunistas.

Asimismo, respecto a la pésima cobertura periodística señalamos que las redes sociales en internet fueron invadidas por discursos agresivos y violentos en contra de ese candidato de izquierda, basados en la mentira sistemática y la falsedad de fuentes. Esta campaña psicosocial utilizó la teoría de la conspiración para inducir por miedo el voto a favor de, supuestamente, la libertad y el Perú representados en la candidata. Al servir de única y exclusiva fuente de la opinión de un gran sector de la población, ese discurso propició la confrontación y la división entre peruanos, al incentivar y desencadenar el surgimiento de discursos racistas, autoritarios y fascistas. 

Muy escasos y reducidos medios de comunicación escrita (un diario y un semanario) ofrecieron información veraz y confiable. Asimismo, el periodismo alternativo en el espacio virtual ha jugado un papel fundamental al dar a conocer la naturaleza falsa y tendenciosa de las noticias difundidas. Esta ejemplar labor continuó a pesar de las amenazas y agresiones a muchos de los ciudadanos que, en ejercicio de precisamente la libertad y en forma espontánea, gratuita, asumieron la defensa de la verdad frente al absoluto cinismo y sinvergüencería de este periodismo basura y delincuencial.

A pesar que un sector de la población intentó advertir de la manipulación de la información falsa de sus fuentes periodísticas, los involucrados parecían empecinados en desconocer las evidencias. En muestra de ceguera dogmática la población capitalina desestimó e ignoró la posición de las instituciones tutelares de la democracia de respaldo al proceso electoral en curso (el JNE, Defensoría del Pueblo, Poder Judicial, Fuerzas Armadas, etc.). Así también, la mayoría ignoró el aval al proceso electoral por instancias internacionales (OEA, UE, Gobierno USA, etc.), que fue calificado de modelo para otras naciones. 

Tanta fue la absurda tergiversación de la realidad que, después de ocho años sin emitir sentencia, un juez de la Corte Superior de Lima decidió dejar sin efecto el contrato de venta de acciones entre las empresas Epensa y Abs a la Empresa Editora El Comercio, realizada en el año 2013. Ese año, ocho periodistas interpusieron una acción de amparo al considerar que se vulneraban los derechos a la libertad de expresión e información protegidos en la Constitución con esa compra, pues significaba que El Comercio pasaba a controlar el 80% del mercado de la prensa escrita, lo cual, desde la perspectiva jurídica, era inconveniente, inconstitucional e ilegal. Precisamente la familia que tiene el monopolio de la información en el país ha sido la que ha controlado qué, cuándo y cómo se informaba a la mayoría de la población en las elecciones 2021.

Producida la declaración de la victoria electoral y la asunción del nuevo presidente, la gran mayoría de los medios de comunicación social continúa desinformando a la población limeña. Solo que han cambiado su campaña de fraude por otra que pretende enrostrar a los votantes la responsabilidad por el desastre anticipado de la gestión de la flamante nueva fuerza política izquierdista, con la intención de preparar el terreno para una futura vacancia presidencial. Sin entender que la mayoría votó por un cambio en la orientación de la nación, siguen calificando de comunismo y terrorista al nuevo régimen nacido de elecciones limpias y democráticas, pretendiendo satanizar a Castillo, su entorno y gabinete.

Los sectores privilegiados herederos del sistema colonial que han conducido a la nación durante doscientos años creen un derecho natural el ser elegidos y han manipulado desde hace décadas a la población cuando ha votado por partidos o representantes de las mayorías marginadas o provincianas. Cuando las elecciones les han sido desfavorables han propiciado golpes militares, promovido campañas falsas contra gobiernos democráticos acusados de radicales, antipatriotas, mentirosos y, si fracasan en su propósito, asimilan a los líderes de oposición con fortunas imprevistas para que se olviden de los desposeídos que los respaldaron. 

En los últimos cincuenta años el izquierdismo del aprismo de Haya y Alan, el nacionalismo de Humala, así como el liberalismo de Acción Popular, Fujimori y Kuczynski, ejemplifican la exitosa manipulación de la derecha conservadora peruana para asimilar a la oposición, para impedir mayor participación y control democrático, con el fin de perpetuar un modelo económico y político con profundas desigualdades. Un factor esencial que permite la continuidad de esta postura conservadora es la falta de memoria a largo plazo, el olvido de la historia de nuestro pasado político nacional. Además de la impunidad, el control monopólico de los medios de comunicación social, que impide la libertad de expresión y la responsabilidad de informar en forma veraz a la población, es el segundo mecanismo que imposibilita un voto consciente y responsable, única garantía de una democracia crucial para un desarrollo sostenible. El lugar de buscar el diálogo y la reconciliación del país, estos medios alimentan la confrontación que divide a los peruanos entre los poquísimos que tienen muchísimo y los muchísimos que no tienen nada.

La cultura democrática de una nación se apoya en la opinión pública, es decir, en una opinión que debe surgir del seno de los públicos que la expresan. Lo que significa que las opiniones en el público tienen que ser también opiniones del público, opiniones que en alguna forma o medida el público se forma por sí solo de modo permanente durante los ejercicios de cada mandato electoral. Cuando los medios no informan con la verdad se produce una manipulación que distorsiona las opiniones del electorado y permite orientar la opinión pública en beneficio de intereses ajenos y contrarios al bienestar de la colectividad. Lamentablemente, si eso no cambia y continúa repetiremos los mismos errores y el Perú seguirá dividido en dos bandos confrontados e irreconciliables.

En conclusión, como afirmara Gracián hace cuatro siglos: cuanto más defectuoso es el juicio de una persona, más firmes son sus convicciones porque “no hay peor ciego que el que no quiere ver” ni más tonto que el timado reiteradamente.                                                                                   

Foto: El confidencial. 

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