PolÃtica
¿Gobierno de derecha o de izquierda?
CONCIENCIA CRÃTICA | Miguel Ãngel Huamán | Julio 21, 2023
Derecha o izquierda no define una ideologÃa polÃtica, sino una posición frente al poder. No pretende cambiar el régimen de gobierno vigente, sino aprovecharse del mismo. Ambos términos nacen en la Francia de 1789, durante el inicio de la revolución francesa, para posteriormente extenderse a gran parte de los sistemas polÃticos del mundo. Aquellos que reunidos ante el rey soberano apoyaban su manejo absoluto del gobierno estaban a su derecha, quienes se oponÃan y buscaban escuchar al pueblo se ubicaban a la izquierda. Por tratarse de posiciones que dependen de la perspectiva o el punto de vista del poder aceptado sin discusión, no garantizan un accionar y decisiones ni reaccionarias ni progresistas. Por ello, a lo largo de la historia, muchos han pasado a integrar partidos y gobiernos de derecha proviniendo de la izquierda y al revés, al estar ambas posiciones al servicio del oportunismo y la corrupción.
En el Perú tenemos dos casos al respecto: Alberto Fujimori y Pedro Castillo, como veremos. "El Chino†en campaña asumió una prédica izquierdista al servicio de los trabajadores, prometió no aplicar el “schock económico†del FMI y respetar la constitución. Al final el profesor universitario hizo exactamente lo contrario: aplicó las medidas del capital internacional, privatizó las empresas estatales y derrotó al senderismo con un terrorismo militar de Estado. Asimismo, el profesor primario Castillo acogido por un partido izquierdista y como sindicalista solo se dedicó a compartir el gobierno con improvisados que en lugar de servir al Estado pretendÃan servirse de este y enriquecerse. Su accionar, limitado por un Congreso de derecha se adaptó a dicha postura por inercia, lo que solo condujo al crecimiento del descontrol y la división del paÃs.
Ambos dieron un “golpe de Estadoâ€, exitoso el primero y fracasado el segundo. En el gobierno actual de Dina Boluarte tenemos el matrimonio de la izquierda y la derecha extrema: la cara y el mensaje en quechua de una presidenta izquierdista y el manejo de un gobierno represor en manos de los militares y asesores del fujimorismo. El futuro del Perú seguirá dividido en dos bandos, producto de la manipulación de la información de los medios sociales de comunicación, en manos de la corrupción, el autoritarismo y la depredación de nuestros recursos. Necesitarnos unirnos y construir un plan de gobierno, ni de derecha ni de izquierda, sino de diálogo, concertación y unidad. Votar no por el rostro, el carisma del nuevo caudillo ni por su retórica y sus promesas, sino por programas, planes de desarrollo, de acción, de reformas y leyes a favor de toda la población de las regiones del paÃs y no sólo de la capital. Debemos desconfiar de los partidos con nombres como Acción Popular, Fuerza Popular, Renovación Popular y cualquier otro que use el término popular y sus derivados porque no pretenden servir a la Nación, sino servirse, enriquecerse con ella. Tenemos que evitar reducir nuestra participación electoral futura solo al cambio del nombre del partido, del candidato elegido, pues como las serpientes el populismo muta de piel o apariencia para seguir envenenando a sus vÃctimas.
El populismo es una tentación retórica que consiste en invocar al pueblo y prometer trabajar en su beneficio para justificar cualquier intención polÃtica que solo favorece a un reducido grupo o sector vencedor de las elecciones. Este gobernará de espaldas a sus promesas y en contra del Estado, los agentes e instituciones democráticas. Esta postura populista no intentará cambiar el sistema polÃtico porque lo justifican para lograr enriquecerse. Para el populismo la causa de los problemas del paÃs nunca será el sistema económico, sino el “izquierdistaâ€, el “comunistaâ€, el “terrorista†o cualquier otro calificativo que use para echarle la culpa de la corrupción que él mismo ha propiciado. Lo afirma en forma autoritaria y sin pruebas, aunque después las invente, con furia y desesperación porque tiene miedo que prospere un cambio que le impida obtener los beneficios ilegales que considera “justos†por la “inversión†que ha realizado. “Con su plataâ€, como vociferara una iracunda parlamentaria anterior.
En realidad, los votantes debemos de refundar la forma de hacer polÃtica en el Perú. El primer paso para ese objetivo consiste en aceptar que si seguimos avalando con nuestro voto el sistema democrático representativo actual continuaremos sufriendo las consecuencias. Lo que está mal es la estructura misma que posibilita, propicia y alienta las prácticas negativas de los elegidos. Para pasar a un sistema democrático de participación tenemos que aislar y rechazar el populismo de los partidos, candidatos y operadores polÃticos que a nombre de la abstracción “Pueblo†traicionan promesas y ofrecimientos falsos a favor de sus intereses individuales. Lo “popular†no tiene un referente especÃfico ni particular identificable, por lo que ninguna persona, institución o alguien puede denunciar el atropello cometido, el engaño ejecutado. Esta mentira permite silenciar las protestas y demandas de los verdaderos perjudicados. Este carácter abstracto siempre se complementa con la creación de una figura inventada que se selecciona como el enemigo responsable. Esta curiosamente aparece como lo opuesto a la postura a la que pertenece la agrupación o el polÃtico supuestamente representativo del pueblo. AsÃ, si es de derecha será la izquierda y si es de izquierda será la derecha. El juego se complementa con el adjetivo “extrema†adicionado para enfatizar el efecto retórico.
Como ha señalado Slavoj Zizek (Contra la tentación populista, 2020): “El populismo es una determinada lógica polÃtica formal que no está atada a ningún contenido, lo que hacemos es añadirle este rasgo (no menos “trascendental†que los otros) de su reificación (cosificación) del antagonismo en una entidad positiva.(…) El populismo por definición contiene un mÃnimo, una forma elemental de mistificación ideológica, y esa es la razón por la que, aun cuando efectivamente no sea más que un marco formal o una matriz de lógica pura capaz de encausar distintas torsiones polÃticas(…) su propio sentido es el de transformar el antagonismo social inmanente en un antagonismo entre el pueblo unificado y su enemigo exteriorâ€. Por eso incuba una fuerte tendencia autoritaria y oportunista que alimenta el corporativismo o sectarismo de los partidos tradicionalistas. Continuaremos explicando los términos aludidos en las próximas entregas.
Imagen: Getty Images
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