Política

Un metro, el mejor regalo para Lima

Nuestro columnista visitó Lima y analizó el todavía estresante sistema de transporte. El Metropolitano y el Tren Eléctrico no serán suficientes, es necesario un tren subterráneo. Con esto se lograría mejorar la competitividad de la capital, determinante para el resto del país. 

Peruanitis, por Omar Benel   |   Omar Benel   |   Enero 03, 2012


Ahora que estuve en Lima de vacaciones recorrí la ciudad de un lado a otro. Lo hice en taxi y en autos particulares y debo confesar que estuve lo más alejado posible que pude del transporte público. La combi en sí misma me parece denigrante, y lo digo por experiencia, porque la he padecido por más de 10 años. En ningún lugar he visto que el transportista baje a los usuarios porque seguir cubriendo la ruta `no le conviene´.


Me transporté en el Metropolitano cuando este sistema recién se implantó hace unos años y lo usaba poca gente aún. En esa ocasión tengo que confesar que fue una delicia, pero ahora se ven los buses llenos y las estaciones están a punto de colapsar. El Metropolitano no es la solución porque las calles y avenidas no tienen más espacio. Para empezar no fueron diseñadas pensando en un sistema como el Metropolitano. Sinceramente, creo que la solución pasa por la construcción de un sistema de transporte rápido y subterráneo. No veo otra solución.


El transporte público en la capital no está a la altura de lo que es la ciudad actualmente. Una urbe pujante, moderna y de ritmo vertiginoso. Primero, hay que aclarar que el caos, la informalidad y el mal servicio es una herencia del fujimorato. Fue el encarcelado ex presidente quien liberalizó el transporte a tal punto que cualquier hijo de vecino podía comprarse una combi y hacer la ruta que se le daba la gana. Después de 20 años de ese sistema, que se extendió por todo el país, la ciudad está en un punto de NO VA MÁS.


Lima que la veo más linda y más moderna -aunque aún falta mucho por hacer- debe solucionar el transporte ahora de una vez por todas. Y la solución  —no queda otra—  debe ser radical. Es decir, debe de cambiarse de sistema. Las combis, las custers deben desaparecer. Ahí el sector privado y el público deben de unir fuerzas para absorber a parte de las personas que se quedarán sin trabajo con el cambio. 


El cambio pasa por nuevas infraestructuras, reordenamiento del transporte en la superficie y nuevas reglas. Me sorprende la cantidad de taxis y lo barata que pueden ser las carreras en Lima. Cuando viajaba en taxi veía que más del 50% de los carros vecinos eran también taxis. Con tanta competencia es comprensible que los taxistas tiren sus tarifas al piso para poder ganar `alguito´. Lo peor de todo es que los más perjudicados con esto son los taxistas formales, por lo tanto son ellos los que más deben apoyar una reingeniería del sistema. Lima necesita unos 50 mil taxis y en la ciudad hay casi 300 mil. De ahí que llenen las calles ocasionando congestión y se peleen los clientes causando accidentes.


Por eso veo con preocupación también que estén pidiendo la revocatoria a la alcaldesa Susana Villarán, la primera autoridad municipal que ha decidido dar la lucha para cambiar de sistema de transporte. Es quizá la lucha más grande que cualquier autoridad pueda enfrentar en ese tema. El presidente Humala y el ministro de Transportes deben apoyar a la alcaldesa porque ordenar el transporte en Lima es un paso que tiene que darse sí o sí para mejorar la competitividad de la capital y por lo tanto del país. 


Por eso no me extraña que detrás de esta revocatoria estén algunos gremios de transportistas informales que por años nos han maltratado con su mal servicio, además de otros sectores conservadores y ex proveedores del municipio en tiempos de Castañeda Lossio que ven que se les acaba la mamadera. 


Ahora, hay que aclarar que los choferes de Lima tienen muy poca cultura vial. Y debe hacerse una campaña gigantesca en ese sentido y usando todos los medios posibles. Manejar en Lima es como subirse a una montaña rusa, aunque en esta última al menos sabes que vas a salir vivo. Los conductores son muy agresivos, no respetan las señales. Nunca he visto a nadie parar en un señal de pare, por ejemplo. Y debido a ese poco respeto por las señales de tránsito es que hay rompemuelles por todos lados. 


Parte de la solución es la construcción de un sistema de transporte subterráneo. Todo ese tránsito de personas podría mandarse al subsuelo y dejaríamos la superficie para los autos particulares y los buses del metropolitano. Por eso el Gobierno tiene que intervenir porque debido al costo de esta infraestructura la Municipalidad de Lima no puede hacerlo por su cuenta. 


Si tomamos en cuenta que el tren eléctrico es la línea uno del metro de Lima que va de sur a norte la línea dos debería ser de este a oeste. Y esa línea debería unir a Chosica con el Callao, hasta La Punta si es posible, siguiendo el trazo de Javier Prado y La Marina. Olvídense de un Metropolitano en Javier Prado, simplemente no hay espacio. Con esa línea del metro ya nos olvidaríamos de las miles de combis y custers que cubren esa ruta. Un viaje de Chosica a La Punta podría durar unos 45 minutos a diferencia de las casi 3 horas que ahora demora. El Perú tiene el dinero y Lima se lo merece. No se puede esperar más.

 

Foto: munlima.gob.pe

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