Ayer la Ugel Chiclayo informó que en la región se han denunciado 30 casos de bullying en nuestra región. Pero según estadísticas nacionales, el 34% de los casos no son denunciados. Y para colmo el Perú solo cuenta con 18 mil sicólogos colegiados y con más de 40 mil colegios nacionales.

Hace poco he sido testigo en las redes sociales de lo crueles que pueden ser algunos púberes o adolescentes con otros que aparentemente son más frágiles, más estudiosos, más tranquilos o visiblemente sobreprotegidos por sus padres.

La cuenta de Facebook de un chico de trece años fue violada y un mal compañero de un colegio particular escribió en su muro: soy gay. La supuesta confesión generó decenas de comentarios, muchos de ellos burlones y agresivos. Digo `mal compañero´ y `comentarios agresivos´ no por juzgar “la naturaleza”, “orientación sexual” o “la libertad individual” de las personas, sino porque al menos él afirma ser heterosexual y sabe que en su caso la intención de usar esa palabra ha sido ofender, herir (la palabra en sí no debería tener una connotación negativa). Lo bueno es que, según me detalla su madre, el área de sicología del colegio ha actuado, ha identificado a los agresores o `bullies´, y estos y sus padres han pedido disculpas al agraviado.

Lamentablemente, la fundamental tarea de sicólogos que se observa en colegios particulares no es posible desarrollar en los 40 mil colegios públicos de primaria y secundaria que actualmente existen en el Perú (solo 155 colegios de los más de 5 mil 100 que hay en Lima y Callao cuentan con sicólogos, según datos del Ministerio de Educación). Peor aún cuando el número de sicólogos colegiados en el país llega a tan solo 18 mil.

Y la presencia de estos profesionales parece más necesaria cuando estudios, como uno que realizó la Universidad Nacional de San Marcos entre 2007 y 2010, arroja que el 50% de escolares de la costa, sierra y selva sufrieron bullying (el 34% de los agredidos no denunció el hecho). ¿Y en Lambayeque? En la región se han denunciado 30 casos en lo que va del año, reveló ayer el representante de la Ugel Chiclayo, José Luis Chimoy Effio, al noticiero local Primera Edición.

Una respuesta positiva al tema es que el INEI encuestará a 7 mil niños y adolescentes en este y el siguiente mes, con la promesa de entregar los resultados en noviembre. Otra respuesta es que el Ministerio de Educación ya exige a los colegios públicos contar con planes antibullying, el mismo que debe estar integrado por “el director, tutores, docentes y de ser necesario por padres, la sociedad civil y los municipios”, detalla María Ramos, de la Dirección de tutoría y Orientación (Ditoe).

No hay que olvidar que los `bullies´, según el especialista colombiano Enrique Chaux (autor de “Educación, convivencia y agresión escolar”) en una entrevista a El Comercio, cuentan con estas características: tienen popularidad, físicamente son más fuertes, algunos casos son de nivel socioeconómico más alto, no les afecta el dolor que pueden generar, y en el futuro es muy probable de que sean adultos abusadores. Asimismo, el especialista considera que en las redes sociales se puede generar mucho más daño porque los agresores se ocultan en perfiles falsos (no necesariamente, como en el primer ejemplo que mostré y en algunos casos que recién he observado, donde el peligroso e irracional “efecto imitación” es muy acentuado).

Son por estas y otras razones ahora tan mediáticas que docentes, padres, sociedad civil deben estar atentos a lo que sucede en aulas, para evitar desgracias y hasta matanzas como en escuelas extranjeras. Son niños, adolescentes los que se forman allí, seres humanos que pasan la mitad del día compartiendo y tolerándose dentro de un aula y en los patios, con formaciones distintas, con problemas distintos, con reacciones distintas.