Política

Sin acceso

Mientras para la mayoría de lambayecanos es un sufrimiento diario encontrarse con calles bloqueadas, pistas rotas, desagües reventados, veredas deterioradas, tráfico peligroso, y caos urbano general, para las personas con discapacidad es un padecimiento mayor. ¿Hasta cuándo?  

La región al paso / Claudia Incháustegui   |   Claudia Incháustegui   |   Junio 08, 2012

Es inconcebible cómo en un país cuya democracia cree cumplir con su labor, no se exija una adecuada aplicación de la ley. En un mundo desigual, donde las clases sociales priman sobre los valores y normas de buena convivencia, encontramos algo más que un problema latente desde hace ya algunos años y siempre lo pasamos por alto: la poca accesibilidad de las personas con discapacidad.

Para José Muro Carrasco, Coordinador Regional del Consejo Nacional para la Integración de la Persona con Discapacidad (Conadis), el tema de la accesibilidad es algo más que un reto. Sólo el registro de  personas con discapacidad es una tarea complicada, pues actualmente solo cuentan con 1200 miembros, cifra bastante alejada de la realidad por la poca supervisión de las municipalidades, y porque algunas personas que viven en zonas alejadas incluso no cuentan con un documento de identidad para la inscripción respectiva.

Pese a la Ley N° 27050 (Ley General de la Persona con Discapacidad) –cuya finalidad es establecer el régimen legal de protección, atención, educación, seguridad social y prevención a estas personas– la sociedad civil y más las autoridades son quienes infringen soberanamente los principios por la que esta ley fue creada.

En nuestra ciudad, el tema de urbanismo no es un sector digno de orgullo para las actuales gestiones ediles. Su burla es reflejada en el abandono de sus veredas, otras mal construidas, cero señalizaciones, jardineras rotas, escasos tachos de basura, entre otros males que alcanzan al resto de la comunidad. Sin embargo, el área de urbanismo es la que debe responder por las mejoras y prontas soluciones al alarmante descuido de nuestras autoridades hacia este sector de la población.

Las personas con discapacidad que intentan valerse por sí mismas en las calles, se exponen diariamente a diversos peligros, entre ellos, la ausencia de rampas de acceso en avenidas con bastante caos vehicular  como Sáenz Peña y José Leonardo Ortiz. ¿Y las rampas actuales tendrán las medidas (90 cm) señaladas por la Norma A 120 de Accesibilidad para Personas con Discapacidad y Adultos Mayores emitida por el Ministerio de Vivienda? Para Muro Carrasco, sólo las del Parque Principal y Plazuela Elías Aguirre cumplen con el requisito. 

En el diálogo sostenido con José Muro, resalta el desinterés mostrado hace años por parte de la Municipalidad Provincial de Chiclayo (MPCH), pues en el 2008 el Conadis remitió una carta haciendo extenso el pedido de atención y accesibilidad de las personas con discapacidad. Sin embargo, tras varias peticiones a la Gerencia General, recién esta semana se le ha convocado para una supervisión de zonas y establecimientos que no cumplen realmente con la norma. Esos son los casos del Reniec, la Sunat, entidades bancarias, entre otros establecimientos que deben ser denunciados por la sociedad civil, además de exigir una sanción de acuerdo a la Ley N° 29392, y no dar tregua hasta solucionar el inconveniente que afecta a miles de peruanos.

Otra solución que debe darse es la altura de los teléfonos públicos, debido a que la Norma A 120 indica que la altura máxima permitida para las personas con discapacidad sea de 1.30 cm. Y si seguimos hablando del mismo tema, los locutorios también deben cumplir lo que indica, desde el espacio de la cabina, fácil acceso al negocio y aspectos aparentemente tan básicos, pero de mucha importancia si buscamos una igualdad de trato.

Aspectos como los espacios internos de las oficinas, las ventanillas de atención a una altura normal, o rampas demasiado altas son en muchos lugares otra irónica contradicción.  Un ejemplo son las rampas de la céntrica Biblioteca Eufemio Lora y Lora, la misma que es utilizada como despacho del alcalde y donde a diario circula mucha gente (otras ironías: ¿habrá ingresado alguna vez a esa biblioteca?, ¿sabe la escasez de libros que padece?, ¿cuáles serán los libros favoritos del repuesto burgomaestre?)

En el caso de las puertas, la Norma A 120 señala que el mínimo debe ser de 1.20 cm y 90 cm para puertas interiores. Y si es puerta de dos hojas, una de ellas tendrá un ancho mínimo de 90 cm. En el caso de los corredores ocurre algo similar, no deben ser menores a 1.50 cm y contar con espacios de giro de la silla de ruedas de 1.50 cm x 1.50 cm., cada 25 mts. En este local municipal, donde falta algo más de eficiencia, sobran motivos para darnos cuenta que en caso de sismo las personas con discapacidad serían las más limitadas en una evacuación, por lo tanto es importante invitar y exhortar a nuestras autoridades a cumplir la ley.  

Ojalá también la oficina de la Sub Dirección Regional de Apoyo a Personas con Discapacidad, del Gobierno Regional, sea trasladada al primer nivel para un fácil acceso de los usuarios (que no sólo sea un tema de infraestructura sino de atención completa). Ojalá asimismo la comunidad denuncie las falencias con las que nos cruzamos siempre. Y ojalá que las “paseadas” de las autoridades acaben. Nuestros amigos con discapacidad siguen cansados de esperar. 

 

Foto: http://creativosencocina4.wikispaces.com/Ingreso+para+personas+discapacitados

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