Política

Ortiz Prieto a la alcaldía de Chiclayo

La columna del director   |   Gerardo Carrillo   |   Agosto 01, 2013

El ególatra y corrupto Alberto Ortiz Prieto lidera las encuestas para la alcaldía de Chiclayo. Sí, el mismo personaje que fue tildado por el ex congresista Alcides Chamorro, integrante de una Comisión de Fiscalización del Congreso, como “el Montesinos de Chiclayo” en un reportaje del programa “La ventana indiscreta”, el cual se emitió en 2006 y tenía como directora a la reconocida periodista Cecilia Valenzuela. 

Es la última encuesta de Tendencias SAC, publicada en la novísima revista 4x4, la que confirma esa ubicación no lejana a la realidad y favorable a Ortiz Prieto, pero casi apocalíptica para Chiclayo. Justamente, el probable destino oscuro de la ciudad es lo que debe provocar una reacción contundente de la ciudadanía y la prensa. No se debe tomar tan a la ligera, ni dudar tanto de los resultados como ciertos ciudadanos y lectores que han comentado en la cuenta de Facebook de Locheros, opiniones que han sido ampliamente rechazadas por el director de la encuestadora, Juan Colchado (quien también ha sido respaldado por algunos periodistas). 

Lo cierto es que el “dueño en las sombras” de la UDCH si cuenta con una minoría que lo respalda. No por las huevas se ha marketeado tanto en postulaciones fallidas, ni ha organizado tantos tonos universitarios con reventada de cohetes. Solo los estúpidos, desinformados y gente de su entorno que se benefician con el poder que ostenta el “loco” en la UDCH, negarían que lleva más de una década utilizando los recursos de la universidad para promocionarse políticamente a través de esa falsa y convenida solidaridad en forma de ollas, cocinas y alimentos, de ese asistencialismo que busca votos y que Ortiz Prieto encabeza, cual salvador y rey Midas, en los "Unimamá", "Unipapá", "Uninavidad" que se realizan sobre todo en zonas con altos índices de pobreza. 

Sabe que esto no solo atrae la atención de los votantes sino también de los medios, como cuando en la navidad pasada realizó una actividad con niños de kañaris en Chiclayo, que fue rebotada a página entera en mi antigua casa La República y sin ser publireportaje, a pesar de su evidente parecido (la foto cherry que ilustra esta columna fue la cabecera de esa página, la misma que pueden leer con un clic en el enlace al final de este texto y comprobarán que se menciona a Ortiz, pero ni a la sombra del actual rector, total, ¿quién diablos será?, “el loco” manda).

Basta recordar cuántas cucharas –símbolo de Ortiz, lo que te da de comer– se pintaron en toda la región, hasta el hartazgo y la contaminación audiovisual, para comprender que lleva años en campaña forjando su presencia en las encuestas. Basta recordar cuántos medios (radio, tv y prensa) y periodistas se parcializaron gracias a las jugosas facturas que cobraban por  la “publicidad” a la universidad y que veía desfilar cuando era un estudiante de oposición y posteriormente consejero de facultad. Época en la que otros y yo vivimos situaciones propias de los tiempos de la dictadura: difamación, seguimiento, registro fotográfico, amenazas, control en la entrada y salida de la universidad, intimidación a algunas personas cercanas. Y en el caso de los profesores de oposición, despidos injustificados que luego le costarían a la universidad al ser repuestos por la justicia. 

Y lo digo con los fundamentos y la convicción de alguien que ha sido un representante estudiantil, que conocía bien los problemas de la facultad y la universidad. Un estudiante de periodismo que –desde el primer ciclo– vio en ese lugar dominado por la corrupción el escenario perfecto para formar el espíritu y el temple que debe poseer quien elige esta, muchas veces, peligrosa carrera. No hay que olvidar que Cecilia Valenzuela denunció que dos testigos que declararon a “La ventana indiscreta” fueron golpeados y que Ortiz Prieto subió a sus ayayeros y becados en tres buses y los envió a Lima para hacer chongo cuando emitieron el informe.

Con todo lo expuesto no se puede menos que afirmar que Alberto Ortiz Prieto es una copia más del fujimontesinismo que se extendió en las instituciones y empresas privadas durante la dictadura, una copia que aprendió a influir en los medios a punta de pagos por publicidad, a utilizar el boletín universitario para ensalzar su imagen, que celebraba no solo el aniversario de la universidad sino que también celebraba cada año de su gestión con reinas de bellezas, cómicos nacionales, grupos de cumbia y harta chela gratis para sus apóstoles, becados y cachimbos seguidores. Y claro, con la performance del “loco” con soundtrack de Superman incluido y la voz chillona de un animador que gritaba apologéticamente algo así: “Ahí viene, ahí está, el solidario y más noble rector, el arquitecto de esta ciudad universitaria, el gran transformador de la UDCH, el líder regional: Al-ber-to-or-tiz-prie-toooo”.  

Sí, así de alucinante webona.

 

Imagen extraída del diario La República. Lee la nota que le dedicó este diario a Alberto Ortiz Prieto:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=537799699626067&set=a.268622006543839.62869.100001881266961&type=1&theater
Reportaje de "La Ventana indiscreta" sobre Alberto Ortiz Prieto: http://www.youtube.com/watch?v=LejMbC0ru84 y http://www.youtube.com/watch?v=LejMbC0ru84.

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