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La más más de Panamericana

  |   Ronald Lizana y Martí­n Meléndez / Post Mortem   |   Mayo 24, 2012


En los 80, y desde antes, no se realizaban los conciertos espectaculares como vemos hoy en el Perú, con 20 mil o 30 mil personas, e inmensas colas de varios días. Es más, no se organizaban conciertos, menos en Chiclayo. Los únicos multitudinarios en esos años fueron los de Menudo, pero cantaban cojudeces. 

Por lo que la idea de realizar un evento en el que se proyectara las mejores canciones del año en una pantalla gigante, que salvo en el cine nunca habíamos visto, era un éxito asegurado (Youtube e internet todavía eran sueños para los melómanos y otros amantes del conocimiento). Además, Panamericana era la radio con mayor audiencia adolescente en esos años, gracias a su programación netamente rock pop. Así, por primera vez, “La más más de Panamericana” se realizó en Chiclayo en el verano del 82, evento en el que eligieron a la mejores canciones del 81. 

Desde un par de semanas antes se anunciaba el espectáculo por la radio, la televisión y el diario La Industria, además en revistas como Tele-Guía o Tele-Color que generaban mayor expectativa. Hasta que llegó ese sábado del verano del 82, eran las seis de la tarde cuando ya estábamos rumbo al Coliseo Cerrado de Chiclayo.  Al llegar nos encontramos con las colazas para entrar, atípicas en la ciudad. 

Felizmente, y como muchos, nosotros habíamos adquirido previamente nuestras entradas en la oficina de la radio. Eso era en el cuarto piso del edificio del Banco Regional del Norte, donde actualmente se ubica el Banco Financiero, y frente al Parque Principal (como diría nuestro dilecto amigo Omar García). El precio de las entradas era como 10 lucas actuales, más dos envolturas de chicles Freshen-Up (ese chicle era riquísimo). 

Todos iban en colleras, la nuestra era de ocho muchachos. Las chicas también iban en grupos y obviamente en las colas uno disfrutaba, como pocas veces, de tanta belleza lambayecana reunida en un evento. En el ambiente se sentía tanta adrenalina que, lo juramos, hasta casi podíamos tocarla. Ya adentro todo era excitación, conversábamos y comentábamos sobre que canción ganaría y cuáles eran nuestras favoritas. 

Reíamos, afanábamos a las chicas. Incluso en la previa uno de los muchachos se declaró a una flaca, ella aceptó, y agarraron frente a todos hasta aplaudirlos. Las hormonas también se hicieron sentir…

Al rato las luces se apagaron, sonó el fondo musical del evento –el tema instrumental Boda en Londres, de Mecano – y se inició el griterío. Aparecieron los locutores de la radio y fueron aclamados como estrellas. A muchos nos gustaba Susana A., era riquísima; las chiquillas morían por Jhonny López. Ellos iban anunciando una a una las canciones. Comenzaron desde el puesto 20, y esporádicamente se presentaba un tema en vivo que era ejecutado por bandas limeñas invitadas.  Una que recordamos claramente es a Hielo, donde cantaba y tocaba Sergio Cava, que luego formaría JAS.

La euforia y alegría colectiva era increíble, saltábamos y coreábamos las canciones a todo pulmón. Obviamente algunas canciones eran aclamadas más que otras, lo que ocasionaba que la gente se agolpara adelante.  Incluso una chica perdió un zapato por estar cerca de la pantalla, y este estuvo cruzando los aires por un buen rato. Esa fue buena. 

En el concierto hubo desacuerdos, pues no se incluyeron ciertas canciones y varios querían ver a sus favoritas. El público hacía sentir su descontento cuando esto sucedía con ligeros silbidos y abucheos, pero se aceptaba sin mayor problema, total era una fiesta. Lo incuestionable para muchos fue que “Las más más” de 1981 fuera Woman de John Lennon.

Cuando terminó el recuento, los locutores dieron las gracias y se despidieron hasta el próximo año en medio de aclamaciones. Lentamente las manchas se retiraron, nosotros fuimos alegres a nuestro barrio y comentando los sucesos. Al final tomamos una guinda Huaura con una incontenible sensación de satisfacción.

No estamos seguros de cuantas ediciones de “La más más” se realizaron en Chiclayo, al menos recordamos hasta el verano del 84, cuando premiaron a las mejores del 83. Ya después de ese año la música en radio Panamericana se empezó a pacharaquear y dejamos de escucharla. Y según nuestros recuerdos, la cantidad de gente que asistía a los eventos se redujo considerablemente y por lógica dejó de ser negocio.

Sabemos que actualmente un show de solo videos sería intrascendente, ya que verlos y conseguirlos a través de internet es mucho más fácil. Pero en esa época era bastante difícil, y además el hecho de poder ver la pantalla gigante con un audio ensordecedor era una sensación única para nosotros, por lo que consideramos a “La más más de Panamericana” como algo mágico, en un momento básico de nuestras vidas. 

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