Desde la sede de la Presidencia de Consejo de Ministros se ha pronunciado su máxima autoridad, el señor César Villanueva: 

“Este es un hecho histórico, inédito, es una lección cívica para el país, de que al margen de nuestras diferencias e ideas, que son legítimas, nuestros líderes saben unirse en una política de Estado y nos ponemos por encima de las cosas circunstanciales”.

Así se ha manifestado el jefe del Gabinete ya luego de la convocatoria a los líderes de los diversos partidos y agrupaciones políticas con la finalidad de generar una unidad nacional en relación al litigio territorial con Chile, al cual ciertamente daría fin –esperemos– la Corte de la Haya en menos de un mes.

Pues bien, pregunta señor Villanueva: ¿Es un hecho histórico cumplir con su trabajo de acuerdo a los lineamientos de la Carta Magna? ¿El apoyo unánime en este asunto por parte de los cabecillas de los partidos y agrupaciones políticas es una lección cívica para el país o una actitud de lo más elemental por quienes vienen a ser los defensores, autoridades esenciales y portavoces del pueblo peruano?

¡A ver a ver a ver a ver!: Si  mal no estoy los distintos partidos y agrupaciones políticas están para ofrecer a la colectividad sus propuestas, aceptando de entrada la discusión, la polémica, utilizando para ello el argumento, la persuasión, pues en una sociedad lo lógico es que haya intereses contrapuestos, pero existe también algo en lo que no pueden discutir (límites), donde la unanimidad es obligatoria, justo por respeto a la libertad y demás valores democráticos, y es en el respaldo a nuestro sistema político, al Estado de Derecho, dado que quien atenta contra él por obra u omisión, por jugarreta o ignorancia supina, es un intolerante, enemigo de la convivencia, del “nosotros”, del respaldo a la ley, de la participación y las conquistas sociales, esas que parten del diálogo. 

(Señor Villanueva, ¡cómo un compatriota con conocimiento de causa –o pura y completamente demócrata–, sea o no político en actividad, podría dar razones para discordar de un fallo a favor del Perú, y no por ser peruano sino por los antecedentes y concernientes pruebas!).

¿Si un primer ministro fomenta un bloque entre los políticos de peso mayor no sería más bien una actitud consecuente con el cargo y más todavía con la comunidad y el sistema de gobierno dentro del cual ejerce sus funciones, antes que un hito capaz de simbolizar un hecho histórico?

Todo político que no mienta, que no sea falso, que no sea un arribista, un oportunista, un cínico (o un ignorante contumaz), quiero decir todo político real cree en los principios fundamentales de la Democracia, sabe que es discutible cualquier propuesta mientras no vaya en contra de los cimientos que permiten precisamente las numerosas y hasta contradictorias visiones.

Así, o el comentario del señor Villanueva es propio de un ignorante completo en civismo o ha querido sacar ventaja de la insipiencia en civismo del ciudadano promedio peruano, haciendo pasar por histórico lo que es básico, lo que es inclusive obligatorio por parte de los representantes de los intereses del país.

Por otra parte, si bien en principio se podría considerar como una lección cívica esta actitud de unidad nacional, entrando en detalles, ni siquiera vendría a serlo, a lo mucho se podría hacer considerar que es una conducta cívica pero no una lección, acá no hay ejemplo de nada; quedar en no pronunciarse hasta luego de que el Presidente la República adquiera una “posición de Estado” sería una conducta propia de cualquier ciudadano maduro, para ir al fondo del asunto, más nada más.

Y para colmo, la aparición sorpresiva del señor Humala en plena reunión… genera más suspicacia, como una jugada elaborada para desviar los reflectores, sacarle provecho a un asunto internacional cuyo desarrollo encima no es llevado por el Ejecutivo, sí, quedando el Presidente como símbolo de una unidad que antes de nacer de un liderazgo hegemónico partiría de una obligación primaria como jefe de Estado.

El señor César Villanueva también ha dicho que, al margen de las diferencias, nuestros líderes saben unirse, e incluyéndose ya “nos ponemos por encima de las cosas circunstanciales”. Entonces, en qué quedamos. Los temas de orden internacional (que resuelven especialistas diplomáticos y no el gobierno) son serios y los conflictos internos sólo circunstanciales, esos en donde justamente es forzoso que las autoridades (empezando por el Presidente y sus Ministros) se desenvuelvan con diligencia y honradez.

Me parece que hay en las palabras del señor César Villanueva una minusvaloración a los problemas internos del país, donde la injerencia del gobierno, reinsisto: sus ministros, parlamentarios y agentes políticos, viene a ser aparte de fundamental y obligatoria, urgente.