Política

¡Nooo, Beto Torres ganará otra vez!

¡No hay derecho!   |   Alex Neira   |   Febrero 18, 2014


No quisiera dármela de oráculo o brujo, pero es muy posible nuestro alcalde se quede dirigiendo la ciudad otro periodo. Ni siquiera se trata de ahondar en estadísticas, con hacer sumas y restas sobre los sectores que lo apoyan, su larga campaña compradora de votos en las periferias, lo convierte en una gran posibilidad. 

Para cualquier ciudadano activo se ha vuelto moneda corriente en estos días conversar sobre este tema en especial: pese a un manejo desastroso de los intereses de nuestra comunidad, a las protestas y denuncias a su cargo, ligazones con personajes oscuros, a sus favoritismos y secretismos con algunas fracciones y conglomerados sociales, sus reiterados comentarios ultrajantes contra las mujeres, obras de pacotilla o inconclusas, este señor podría continuar en el sillón municipal.

De ser así, en definitiva, será por nuestros vecinos, por nuestros paisanos, por nuestra gente: por nosotros mismos. Cuántos abogados y agentes del Poder Judicial lo protegen, cuántos funcionarios y ejecutivos callan sus desafueros, cuántos empleados municipales y camarilla de aduladores cubren su verdadera personalidad, cuántos conciudadanos se hacen de la vista gorda por haber recibido a cambio cierto favorcito, o con la esperanza de alguno. 

Roberto Torres es un candidato de cuidado y eso es un asunto gravísimo que antes de causar mayor pesimismo debe por fin alentar a aunar esfuerzos para que no se vuelva a repetir lo mismo.

¿Dónde está la gente decente, por qué no postula a la alcaldía? Cierto, ahora mismo hay nuevos candidatos, sé más de uno con buenas intenciones, pero el enquistamiento del actual burgomaestre es profundo como un cáncer que ha hecho metástasis. Lo espeluznante es que lo secundan candidatos ya reconocidos por su descaro y desvergüenza aparte de su ingente ineptitud para dirigir instituciones, como es el paradigmático caso del arquitecto Ortiz Prieto y su perfil ponciopilatesco, aparte de su famosa mala sapiencia como rector, promotor directo de la bancarrota de la Universidad Particular de Chiclayo. Otra joyasa en este sentido es el señor Juan Merino Aurich, quien hace poco salió libre de una denuncia por parte de SUNAT, al margen del sustento jurídico del demandante.

Ya no debe quedar ni un mínimo de dudas: nuestros políticos actuales no luchan por los intereses de la comunidad, así pues organizarnos para salir a protestar es cada día más urgente e inevitable.

¿Cómo esperamos vivir todos juntos con estos señores haciendo lo que les da la gana?

Organizarnos y actuar. 

Se distinguen precedentes de importancia, gente agrupada para protestar desde hace un tiempo ya, aunque se teme también sus portavoces, antes de motivar su iniciativa afanes cívicos han sido otras las razones, o será una falta de formación en asuntos político-sociales lo que, finalmente, conlleve un descarrilamiento a tales colectivos (esperemos sólo sean ilusorios indicios y se prolongue su dedicación que tanto ha sacado a la luz a conciudadanos hartos de lo mismo). 

Por supuesto, no son todos pero sí varios de ellos. Sea como sea algo concreto se aprecia: resulta necesario agruparse para protestar. Quienes ya se cansaron de lo mismo deben interiorizar este planteamiento, pues es el único camino para alterar el caos de nuestra ciudad.

Hoy más que nunca, a puertas de nuevas elecciones municipales, es fundamental hacer repensar sobre el papel de la ciudadanía. Intentar convencer de que uno es una hormiga frente a los intereses de ciertos sujetos con dinero y poder, pero que organizándonos de repente quienes en principio parecemos insignificantes, podemos ser una fuerza de contención capaz de lograr lo propuesto: ser escuchados y hasta atendidos.

Así, en primer término es preciso otorgar conocimiento, ir a las fuentes perennes de tal, que son los libros. Con Internet es fácil tener acceso a pensadores. Leerlos para ser persuadidos es determinante. Leerlos para contradecirlos con base, igual. Leerlos para persuadir y evitar ser dirigidos por falsos razonamientos, por falacias antes que concatenaciones racionales y razonables. Basta de escuchar a supuestos especialistas en política que más que nada son especialistas en beber cerveza y engatusar en esquinas o cofradías; máquinas de ver noticieros y leer titulares de periódico. La teoría no es moco de pavo, por el contrario, sirve para desenvolvernos en la práctica sin vacíos básicos. El charlatanismo politiquero podrá estar a la orden del día pero no significa deberá permanecer por siempre dominando el escenario ciudadano.

La ciudadanía no es un concepto para cada pueblo, en cambio es un valor universal que debe impregnar como cultura y no como disfraz. Las marchas cívicas o colectivos insurgentes sirven para unir personas sin otro fin que el propuesto y no para armar camufladamente partidos o agrupaciones políticas. Cada cosa tiene su función pues de lo contrario significaría ha habido antes que buenas intenciones la idea soterrada de pescar “partidarios” en aguas revueltas. Participar es el fin último de un movimiento, luego cada cual a lo suyo. Pertenecer en cambio...

Repito para quien no me leyó lo alguna vez ya dicho: Pertenecer es cosa ya de partidos y agrupaciones políticas, pero eso es otro cantar, tan importante como el anterior así como diferente, por lo que mucho cuidado con los lobos disfrazados de corderos.

Decía una poeta, de esas que no necesitas leer todo un poemario para saber que jamás la olvidarás: “Nosotros somos aquellos a quienes estábamos esperando” (June Jordan). 

 

Foto: http://delvalleparatodos.wordpress.com/tag/lambayeque-region/page/5/

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