Comenzó 2012 con la transferencia de Radio Nacional y TV Perú, que eran controlados por el Ministerio de Cultura, a la Presidencia del Consejo de Ministros; con el ex congresista fujimorista, Carlos Raffo, y una sentencia leve por el dinero que recibió de Montesinos; entre otros.

Hay tres hechos -sin contar la no solución al conflicto por el proyecto Conga- que marcan un mal inicio del nuevo año en la vida política del país. El primero es la transferencia de TV Perú (Canal 7) y de Radio Nacional del Ministerio de Cultura (MinCult) a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). El segundo es la blanda sentencia que se le ha dado a Carlos Raffo por recibir dinero de Montesinos y el tercero es el intento de revocatoria a la alcaldesa de Lima, Susana Villarán. Vamos por partes.

La transferencia de TV Perú y Radio Nacional a la PCM es una señal poco democrática porque revela una intención de manejar estos medios de comunicación públicos con un carácter político. Además, estos dos organismos estarán bajo el control del primer ministro, el coronel retirado Oscar Valdés, quien como ya hemos podido apreciar tiene poca disposición al diálogo.

Esto demuestra que ciertas medidas y movidas se hacen pensando en el corto plazo y no en el largo plazo. Era una buena señal que tanto TV Perú como Radio Nacional permanecieran bajo el control del MinCult por una razón muy simple. Estos medios de comunicación del Estado tienen la función de “difundir contenidos educativos, informativos y con el fin de promover las expresiones multiétnicas y pluriculturales de la Nación”. En ese sentido, el MinCult es el ministerio más adecuado para estar a cargo de estos medios. Veremos qué cambios se darán ahora en los contenidos.

El caso de Carlos Raffo es una raya más al tigre. El ex congresista fujimorista ha sido condenado a tres años de prisión suspendida y al pago de una reparación civil de 100 mil soles, al ser declarado culpable de haber recibido 400 mil dólares de nada menos que Vladimiro Montesinos, quizá el hombre más corrupto de nuestra historia republicana. Quienes hundieron a Raffo con sus testimonios fueron  —además del `Doc´— la ex secretaria de Montesinos, María Angélica Arce, y Matilde Pinchi Pinchi, quien preparaba los maletines con dinero en el SIN.

Es decir, Raffo no va a ir a la cárcel y lo que tiene que pagar como reparación civil no es ni la décima parte del dinero que recibió. Por eso es que los peruanos no confían en nuestro sistema judicial donde, por lo visto, todo se arregla bajo la mesa y los abogados más actúan como corruptores que como defensores. Con esto es claro que tenemos al sistema en nuestra contra. Si no, cómo es que se permitió a terroristas como la estadounidense Lori Berenson y al chileno Lantauro Mellado salir del Perú y pasar las fiestas en sus respectivos países sin haber cumplido la totalidad de sus condenas. Si Humala termina su gobierno sin haber al menos iniciado una reforma judicial será un gran fracaso.

La otra es el proceso de revocatoria a Susana Villarán. Si dejamos de lado que es un proceso válido y democrático, aquí lo que hay más que todo son malas y oscuras intenciones. Primero, el congresista Juan Carlos Eguren, del partido del desaparecido PPK, informó que la alcaldesa había ejecutado menos del 15% del presupuesto, pero luego eso fue desmentido porque Villarán había ejecutado el 56%, más que el 38% que ejecutó Luis Castañeda en su primera gestión. ¿Mala onda?

Seguir con la revocatoria es seguirle el juego a quienes están detrás de ella. Por ejemplo, el señor Marco Tulio Gutiérrez es el principal promotor de la revocatoria. Primero dijo que nunca trabajó para Castañeda y que sólo eran conocidos. Mentira, ya Tribuna Abierta reveló que entre 2008 y 2010 realizó consultorías para la Municipalidad de Lima por la suma de 72 mil soles, que no es una cantidad para olvidar. No hay duda que los antiguos proveedores de Castañeda no están contentos con la nueva administración. ¿Se les habrá acabado la mamadera?

Además, no olvidemos que el propio Castañeda, que será procesado por el caso Comunicore, ha dicho que está dispuesto a firmar la revocatoria al igual que Alex Koury, quien quedó fuera de la carrera electoral por tramposo en pocas palabras. A esto se suma el cargamontón de lo que el periodista Juan Carlos Tafur bautizó como la DBA (Derecha Bruta y Achorada) que por cierto perdió las elecciones (en verdad sus candidatos han perdido las tres últimas), pero se las arregla ($$$) para seguir gobernando. 

Lo mejor que le puede pasar al país, como dice Tafur, es que la izquierda tenga éxito en sus gestiones porque así se fortalece, se establece un frente político claro y van canalizando los reclamos de los sectores que los eligen para gobernar. Eso le va a dar gobernabilidad al país, pero lamentablemente la DBA no entiende o no quiere la gobernabilidad. Simplemente no quieren compartir el poder a pesar de que han perdido. Quieren todo para ellos. Eso es avaricia e intransigencia y ya sabemos a dónde nos ha llevado eso a los peruanos. Y que no le quede la duda a Humala que después de bajarse a Villarán van a ir por él, tarde o temprano. Guerra avisada no mata gente.