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¿Qué es una opinión?

  |   Alex Neira / Descargos de conciencia   |   Octubre 26, 2012

Dos caballeros han dejado unas líneas referentes a mi último texto. Coinciden en que no debí utilizar un ejemplo relacionado con drogas ilegales para retratar un tema tan dispar como es “la diferencia entre la discriminación y el racismo”. Uno de ellos sencillamente expresó que “no le parecía”, el otro además agregó que “a la droga debemos decirle No”.

Antes de agregar unas oraciones a pie de página, prefiero aprovechar la ocasión para dilucidar un tema un tanto sutil. ¿Qué es una opinión? ¿Acaso será un hablar sin pensar, o, un pensar sin razonar? Al parecer manifestar cualquier cosa sin argumentos de por medio. Todo indica un asegurar sin bases ni lógica. Tener libertad como ciudadanos para opinar lo que nos plazca, saber que todos somos iguales ante la ley, nada tienen que ver con “la igualdad de opinión”, y es ahí donde radica la confusión.

La igualdad de opinión no existe, es una mal interpretación, un seudorazonamiento. La Democracia parte de un reconocimiento esencial a la libertad de cada quien, tanto política como social y ética. Es cierto, se sostiene entre otros pilares por la discusión, a tal punto que mediante la Tolerancia asegura que es básico no coincidir con muchos, no aceptar tipos de vivir de otros semejantes como propios, si bien anteponiendo a toda diferencia la igualdad de trato como personas, como ciudadanos. En otras palabras la Democracia continúa el camino de la Razón. Cree en ella. La considera piedra angular.

Así, la libertad de elegir es de donde parte el actuar de una persona democrática, y es por ello forzoso buscar entre distintas ideas las mejores, las que soporten el peso de las réplicas y la lógica, las que nos permitan comprender la realidad con mayor profundidad. Lo que inevitablemente lleva a usar un criterio ante las distintas polémicas que se presentan en el día a día.

Opinar es aceptable para los muchachos, las chiquillas. Es poco entendible ya como adultos, o en todo caso con mayoría de edad. Como ciudadanos hechos y derechos viene a ser inadmisible. Vamos, es entendible no hablar por hablar más bien desde cierta edad. Escribir sin razonar acerca de lo que involucra nuestro comentario no es lo máximo pasados incluso, por poner una edad, los 17 años. Podemos caer en lapsus, lingue o cálami, pero de manera extraordinaria, pues lo corriente justo es comportarnos como personas comprometidas con nuestras acciones, dentro de ellas las expresiones utilizadas. 

“Opinión”, ya en la tradición filosófica es un término en contraposición con una Verdad Objetiva. Cuando se opina no son necesarias las pruebas, los fundamentos, la óptica. Opinar es la materia que carga toda manifestación subjetiva. Es más, justamente también “opinión” porque dentro de unos segundos se podría pensar en otra perspectiva que la transformaría de pies a cabeza en otra “opinión”.

Cuando se alcanza la ciudadanía se supone estamos al corriente ya de como desenvolvernos en la sociedad, no sólo la peruana sino a nivel mundial, frente a cualquier sociedad, al margen del idioma y situación política, así nos encarcelen diferenciaríamos mediante nuestro censor, diré “educativo”, pero más que nada “racional” y “razonable”. La civilización va corriendo por nuestras venas, nuestra cultura nos acompaña, hasta en último caso perder la conciencia de nosotros mismos, y aun así habría costumbres y conductas que no se perderían.

Respetaré por eso mismo, porque sé que es tener ciudadanía, absolutamente nada aquellas opiniones vertidas sobre mi último artículo. Sí, y no las respeto ni un poquito siquiera, ni una pizca. Esperemos en principio se rectificará alguno, lo cual demuestra de entrada, hay capacidad de persuadir así como de ser persuadidos. De leerme espero ante todo persuadir, ayudar a pensar usando la razón. Pues claro, la razón no es ni mía ni de nadie, es una capacidad que funciona sólo frente a los demás, en relación con otros. Respeto, eso sí, a las personas que existen detrás, que nadie vulnere sus derechos por ejemplo, que se las trate con los atributos que confiere la ley, como a mí o como a cualquier semejante, no obstante no merecen crédito ni contemplaciones las ideas, las opiniones que no sean igualmente argumentos.

Una opinión es un parecer, un decir de corazón como un decir investigado y como un decir incongruente a la vez. Un solo saco para muchos y disímiles campos de verdad, dado que en distintas ocasiones no se trata de estar equivocados sino del ángulo, el contexto desde donde se analiza o discute una cuestión. El mecanismo de la razón se va aprendiendo, no existe edad para no equivocarnos o rectificarnos. Así pues, ¿cómo ver en un ejemplo de la realidad, donde no se habla a favor ni en contra de las drogas ilegales sino se ilustra mediante un diálogo y una ambientación, un mal para los lectores?

El mundo puede presionarnos como una mano nervuda y fuerte presiona una naranja, empero el jugo que sale es asunto interior, para otras personas mi ejemplo les permitió no aburrirse, seguir leyendo. A otras les causó sencillamente gracia, a otras no les dio ni frío ni calor. No obstante, nadie hasta ahora ha comentado o me ha comentado que no me fundamento sobre la temática del artículo, acerca de mis argumentos referentes al racismo y la discriminación.

Ahora bien, opinar es como una fiebre, nos da a los de aquí y a los de allá, lo puntual es andar por el mundo intentando lo mínimo posible hablar por hablar, aunque a nadie se nos escapan estas desfachateces esa sería la conducta de quien ansía conocer, aprender con humanidad. Ya hacerlo por escrito es otra cuestión, pues significa que hemos repensado, escribir al final de cuentas es ordenar nuestras ideas, así sea con superficialidad involucra un esfuerzo. Y bueno, para no cometer esta clase de tropiezos también la experiencia cuenta. Nadie estamos libres de errar, como dije líneas arriba. “Cambiar de opinión” en ese sentido es avanzar, no hacerlo ya significa ingresar a otro plano.

Fanatismo, Cerrazón, Creencia… ojalá estos caballeros no hayan caído en tales muros para la reflexión y por extensión la gestación de una verdadera autonomía.  

 

Un detalle

No estoy de acuerdo en la prohibición legal de las drogas, contundentes muestras de la conducta humana demuestran que la prohibición es un aliciente para espíritus jóvenes que no se adaptan a la comunidad. Si bien, más que nada, “la imposición del bien” no es una solución sino lo contrario, cuando menos en un sistema político que tiene como pilar la libertad y la razón (educar antes que idiotizar). Mis argumentos ya desarrollados los expresaré en otra circunstancia, como siempre abierto a críticas “argumentativas” de cualquiera. 



Foto: http://www.amaliorey.com

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