Después he comprendido.

Estábamos leyendo cada cual un libro.

Había una botella de vino enfriándose sobre la mesa.

Tenía que ser así.

Al margen del viento templado, la sombra de la terraza y el sol eufórico al pie.

Después.

Qué va, al final… después.

Después de la noche larga de años en vela.

Después de la miseria hecha carne y huesos.

“Siempre después”.

Ya sabes.

Después de un verano que empezó en otoño y acabó –en milésimas de segundo– en deshielo.

Recomprendo.

Quizá comprender no sea otra cosa que recomprender.

El caso es que después: ya comprendo doblemente.

¿Si la miel sobre hojuelas es dos veces buenas por qué no recomprender sería “comprender” el comprender?

¡Oye, oye, después del abismo sin luz ni fondo? viene el dulce comprender.

Ese.

Efectivamente.

¡Ah!, ¿sí pues no?

¿Será acaso hermano, o hijo, o padre de Perdonar?

Lo que es seguro es que comprender es también una forma de perdonar.

No tanto perdonarnos, sólo, sí, sólo perdonar.

Después uno escribe.

Y si obsesiona después: enfermedad-escritor.

Hasta los que escriben por dependencia antes del después lo realizan de verdad ya después del “después”.

(He comprendido que aprender no es lo más importante.

Aprender es inevitable más bien.

Pero aprender solamente no basta.

Aprender puede enseñar a entender.

Para comprender es necesario algo más.

Se aprende y entiende cuando se trata de cosas.

Objetos.

Comprender es ya ponernos en la órbita de los demás.

Captar en carne viva nuestros esenciales vínculos y dependencias, de paso.)

Después del después ahora recomprendo de verdad.

“Comprendo”.

“Cada cual sufre a su manera: así por fuera se distingan risas sin parar”.

Después.

En efecto: debió primero vibrar en las entrañas Después.

¡Vaaaa!, ¿el espíritu poético será al final de cuentas un lexicólogo del alma?

No es que me crea poeta.

Obvio, mis líneas son los efectos adversos de un sujeto cualquiera.

Como tal con vibraciones poéticas.

Versificar no sé si esto sea.

Será lo que será ahora quiero “de verdad” cambiar a verso.

Esto de andar cuerdo

De acuerdo

Ser por lo que contenemos

Entendernos a sí no se quiera comprender

Quizá hasta lo entiendo y lo comprendo

Es forzoso para ser.

Ser es entender

Entender es ser

Cordura que nos tiene acá

Realidad de palabras para la realidad de los que entienden

Así no comprendan.

Leerán y sabrán que es un poema

Lo entenderán hasta mejor que el autor

Y no comprenderán que es un poema

Verán una hoja con oraciones y sabrán que son versos

Y no comprenderán qué son los versos

Recordarán que los poemas sirven para el espíritu y el lenguaje

Y no comprenderán que sirven para el espíritu

¡así sean especialistas del lenguaje!

Ellos también están a favor de la cordura

Inclusive

disfrutan de la gloria de autodominarse

Seguro es nada más la falta de memoria

esos bebés que fueron

Que no entendían

No comprendían

esta realidad

O acaso

O

mejor

Han sabido olvidarla

No es cuerdo tampoco fomentarla.

Qué pasa cuando vuelven realidades que acá son

Incoherencias

Desvaríos

Locuras

Entonces muchos de estos cuerdos

comprenden.

No sé

Para empezar

Después de tantos versos

¿Al menos alguien me entiende?