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¿Eres o te haces?
| Alex Neira / Descargos de conciencia | Diciembre 29, 2013
“El poder no cambia a las personas, sólo revela quienes verdaderamente sonâ€, dice una cita del presidente de Uruguay, José Mujica, bastante compartida por el Facebook en estos dÃas.
¿Pero es verdad?
Al margen de haber sido el causante de que la yerba se haya legalizado en Uruguay, es decir siendo el primer antecedente concreto de que el verdadero ciudadano es responsable de sus placeres y gustos y no un imbécil a quien papá Estado le dirá qué consumir, aparte de esto que ya de por sà le da un lugar especial y admirable en el mundo, ¿es cierto, el poder no cambia a las personas sino sólo revela quienes verdaderamente son?
¿Es que vivimos sin posibilidad de alterar nuestros pasos?
¿Acaso crecemos conscientes de que en el dÃa de mañana, y por un empoderamiento, aparecerá nuestra verdadera naturaleza, o más bien vamos haciéndonos entre lo que nos toca vivir y lo que elegimos hacer en último término?
¿Las personas somos seres indeterminados, en construcción, o una especie de caja que un aparente poder abrirá para sin más mostrar lo escondido all�
Pienso, sin incluir necesariamente al presidente Mujica, muchas personas tienen este concepto del poder. Y son personas que han tenido algún tipo de roce con él.
O, está claro, todavÃa lo tienen.
Acá poder quiere decir facultad para tomar decisiones en asuntos públicos. Sea de manera directa, visible, o moviendo los hilos desde la oscuridad, al mero estilo del asesor polÃtico, para dar un ejemplo rápido y claro.
¿Por qué si lo único tangible es el cambio se piensa que muchas personas no cambiarÃan por ningún motivo?
¿Se hará referencia a que no es posible librarnos de nuestros malos hábitos?
Ahora pregunto, ¿podrÃa haber alguien que en sà permanezca igual, sin mejorar o empeorar?
Pues… ¡negativo!
Quien no se está regenerando se está degenerando, como dirÃa Edgar Morin. Y en esto no hay vuelta de hoja, los seres humanos no somos seres inertes, entes perennes en cuanto a emociones y hábitos, por el contrario vamos adquiriendo nuevas cualidades y debilidades.
Las personas cambiamos con o sin poder de decisión en temas públicos. Cambiamos porque somos personas, nos vamos degradando o perfeccionando; nada de comportamientos mecánicos como si fuéramos objetos.
La masificación de poblados enteros, la automatización de gran parte de conciudadanos no los convierte en seres con servomecanismos conductuales, a pesar de ello se puede cambiar, “fracasar peorâ€.
Con una polÃtica destinada a desinformar antes que a noticiar sobre la res pública… las complicaciones se acrecientan; con un gobierno abocado a promover un ciudadano inmaduro, incapaz de explicar sus demandas y ansias comunitarias, ignorante en cuestiones de todos, queda poco margen para que se racionalice los vÃnculos con la colectividad, si bien eso no determina nada, dado que justo en este tipo de situaciones, de propaganda y oscurantismo, han aparecido personas a contracorriente para contar sus miserias como compartir sus perplejidades y contagiar sus idealismos.
Recuerdo a José Saramago cuando aseguró que el poder da la vuelta a los polÃticos como si fueran una media. Quizá el presidente Mujica se referÃa a que el poder, demasiadas veces, muestra lo contrario a lo que pretendÃan cuando postulaban los polÃticos, revelando sin más quienes son al final de cuentas (lo que verdaderamente son, para parafrasear a Mujica), pero todavÃa asà podrÃan cambiar, desistir de sus primeros planes ocultos, aunque eso no sea lo común ni lo extraordinario inclusive, puede pasar.
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