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Jugando al teléfono arreglado

  |   Alex Neira / Descargos de conciencia   |   Enero 07, 2014


Desde hace rato unos versos de David Eloy Rodríguez dan vueltas por mi azotea. “El problema ahora/es que la jaula está/ en el interior del pájaro”. Finalmente termino por alterarlos a mi gusto: “El problema ahora/es que la jaula es/invisible para el pájaro”. El nudo radica en que dentro de un sistema aparentemente democrático, con libertad de expresión, capitalista, pluralista, igualitario, se manipula al ciudadano común, ese sin formación cívica. 

Con un libre mercado, donde los más ricos anulan a los demás, una normatividad legal y jurídica inefectiva, donde la ley viene a ser la chiquilla formal y leal a la cual se le saca la vuelta por puro amor al embuste, el país sobrevive por el  abuso y saqueo de unos pocos, quienes habiendo nacido –en su mayoría– con privilegios, piensan (y se les deja ser) que las cosas deben continuar así, impertérritos en su avanzada contra los de por sí desposeídos (oprimidos, sojuzgados, sometidos), claro está no ya por una falta de derechos fundamentales sino por una indiferencia estatal frente a sus carencias urgentes, en perjuicio de sus necesidades básicas, con una educación paupérrima. 

Por otra parte, ni los profesionales excelentes, ni los profesionales medianos, ni los mediocres en sus carreras o en sus oficios suelen ser personas conscientes de su papel social. No crecieron en su relación con el mundo. Siguen pensando que meterse en temas sociales es una pérdida de tiempo, o algún afán soterrado de popularidad, o en el mejor de los casos un trabajo de bobos. Mejor cumplir con las contribuciones y permitir a la gente sin sangre en la cara sobrellevar estos menesteres tan inmorales y peligrosos. 

Porque el poder emborracha, agregan. Eso comentan hasta la mayoría de los más capacitados, los más honrados, los más patriotas. En una tierra de ignorantes en convivencia los falsarios duchos son los de mayor respeto y emulación, al final de cuentas y para mal de grandes y chicos. Entonces nos encontramos con aplausos para el tipo o tipa que sabe pactar a escondidas alguna medida que lo favorezca; claro, eso se aprecia cuando sale a la luz vínculos sucios conformados ya tiempo atrás por alguna de estas joyas. En este escenario se aprecia la admiración popular por los grandes tramposos. La perversión de los valores se agudiza por una oleada de barbarie propiciada por una televisión estrictamente tóxica, que atenta a la formación ciudadana, la evolución racional, por supuesto apoyada por autoridades corruptas y egocéntricas, cómplices y prestas a continuar con esta política de embrutecimiento. 

¿Los críticos, los intelectuales, los librepensadores, los editorialistas?

Muchos de estos embadurnados de lecturas sesgadas, alteradas, mal interpretadas, sólo barnizados de filosofía, sin más que un conocimiento superficial de la realidad, de las debilidades humanas, sin tiempo lectivo para interiorizar conceptos, más que nada máquinas de investigación donde lo que ha prevalecido ha sido su ambición por resaltar, por gustar, antes que por mostrar la verdad.

Por lo demás, cuando digo que “el problema ahora/es que la jaula es/invisible para el pájaro”, trastocando aquel verso de David Eloy Rodríguez con el cual empecé, lo hago pensando también en estas palabras de Paul Klee: “El arte no reproduce lo visible. Lo hace visible”. Y esto es hoy más necesario que nunca, pues los dictadores, los autoritarios, lo desalmados, así también han encontrado formas más embusteras de dominar a los débiles o sencillamente normales. Sí, han sabido cebarse al poder adaptándose a las democracias. 

Por eso los escritores así como los demás artistas debemos hacer visible los antiguos barrotes. De hecho, justo este artista tuvo un espíritu de contradicción como bastantes de los ahora ciudadanos desafectos con la sociedad y sus abismos y problemas. 

En su diario escribió que si se volvió pintor más que nada lo hizo por darle la contra a sus padres. Por no hacer por ningún motivo lo que ellos querían. Este sujeto fue muy talentoso e hijo de artistas también, inculcado desde pequeño a desarrollarse dentro de la música, a tal punto que tocaba con maestría el violín. Pero además se le mostró el dibujo, así como de pasada. Finalmente, si se sigue su diario, elegiría la pintura por un asunto de transgresión. 

Así también incontables como él, aunque sin su talento ni formación, de muchachos buscamos dar la contra. Un impulso propio de la edad, consustancial a cualquier conciencia, común para los de acá como de los de allá. Por eso no se es responsable de los actos hasta cumplir mayoría de edad. Es que equivocarse es obligatorio en menores, época en que se nos está integrando para mañana poder saber elegir con conocimiento de causa, experiencia y reflexión en el error, y de cometer alguna estupidez asumir las consecuencias. De ahí que quienes somos conscientes de nuestro ascenso a la ciudadanía, de nuestro perfeccionamiento cívico, asumamos una actitud contestataria, en defensa de los valores que todo demócrata debe conocer, empezando por luchar en salvaguardia del humanismo y el civismo.

 

 
Foto: http://www.flickriver.com/photos/tags/mompou/interesting/

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