Un país polarizado es un país histórico, un país que no piensa con claridad. Es como si tuviéramos sobre nuestras cabezas gritos irritables y extremadamente nerviosos que nos dicen qué es lo que tenemos que hacer. Algunas personas están convencidas que tienen la razón y lo único que demuestran es un deprecio por el que piensa distinto.

La última encuesta Ipsos sigue colocando a Pedro Castillo en primer lugar, sin muchos cambios en relación a la anterior. Esto sin duda es una mala noticia porque le permite a Castillo mantener su discurso radical. Puede pensar que, si así­ como está va ganando, no es tan necesario que se generen puentes y alianzas. Aunque es justo señalar que el pacto que se ha realizado hoy con Verónica Mendoza es un hecho positivo, que se debería replicar también con otros partidos y grupos sociales. Por parte de Keiko Fujimori esperamos lo mismo.

Sin embargo, una de las causas de que Castillo, a pesar de no tener propuestas viables, siga en primer lugar, es por la torpe y burda campaña de miedo que se le está haciendo en su contra. La perorata de terruqueo, los carteles anticomunistas y el constante recuerdo de Venezuela solo han servido para atemorizar a los sectores A y B, pero que no han repercutido en los sectores más desfavorecidos, que no olvidemos, son la mayoría de peruanos. Por lo contrario, Castillo ha utilizado esos ataques para victimizarse y demostrar que son los grandes empresarios los que quieren manipular al pueblo. Si no detienen esta guerra sucia Castillo ganará sin problemas, incluso sin debates ni propuesta técnica.

“Otro poco de calma, camarada” es el primer verso de un poema de Vallejo, y es muy pertinente traerlo a colación. Si no nos tranquilizamos y analizamos fríamente la elección vamos a salir más perjudicados. Debemos dejarnos de etiquetas, prejuicios e ignorancias y empecemos a exigir explicaciones de propuestas. Bajémosle la temperatura al insulto y a la intolerancia. Debemos aprender a discernir los peligros infundados de las amenazas reales. Aprovechemos esta oportunidad para aprender y entender más de los temas que se están poniendo en juego. 

Primero, entender, de una vez por todas, que tenemos pruebas suficientes para de desconfiar de ambos bandos. Se habla mucho, por ejemplo, de conservar el modelo económico de libre mercado ya que un eventual gobierno de Perú Libre nos traería hambre y pobreza. Sin duda tenemos pruebas de que los modelos socialistas son un fracaso, pero que Keiko mantenga un modelo económico no implica necesariamente que se haga una buena administración de él, sobre todo si tu asesor en economía (Jorge Baca Campodónico)  ha sido un sentenciado por corrupción. La crisis que está pasando Colombia en este momento es una prueba de ello: un gobierno de derecha que da la espalda a su población y le aumenta sus impuestos. Si tenemos miedo que Castillo se convierta en Maduro, también es legítimo temer que Keiko se convierta en Merino, con un gobierno ineficiente, desconectado con la población, sin legitimidad moral y capaz de matar gente.

Si tuviéramos un poco de dignidad y cautela, el voto en blanco o viciado debería estar ahora en primer lugar. De este modo obligaríamos a ambos candidatos a que se preocupen en comunicar de manera seria sus propuestas. Es inconcebible, por ejemplo, que Castillo siga dando mítines sin explicar bien su programa de gobierno. Sus propuestas suenan justas, pero nadie las entiende, no sabemos cuál es su viabilidad y los especialistas no hacen más que señalar que de aplicarlas tal cual están formuladas nos iríamos directo al vacío. Su otro gran problema es el líder de su partido Vladimir Cerrón, cuyos casos de ineficiencia y corrupción parecen ser incuestionables. Deslindarse de él es imprescindible si Castillo quiere un gobierno legítimo; pero para eso no basta solo con gestos y palabras, la mejor manera es que el candidato de Perú Libre nos presente a sus futuros ministros, que nos den una mínima garantía de un gobierno viable. Si no hace ninguna de estas dos cosas, y aún así gana las elecciones, empezará con muy mal pie su mandato. Con toda Lima, la prensa y los grandes empresarios en su contra, imaginen lo peligroso que es ese panorama para la gobernabilidad del país.

Por su parte, Keiko ha desaprovechado la gran oportunidad de presentar un equipo técnico de calidad. En vez de darnos tranquilidad acercándose a profesionales competentes, lo que hace es desenterrar cuestionados personajes del fujimorismo más dañino, como Carmen Lozada, Martha Moyano y el ya mencionado Baca Campodónico. A eso sumemos el nombre del infame Ernesto Bustamante, asesor en temas de salud de Fuerza Popular, quien dijo en un programa de Willax que las vacunas de Sinopharm eran agua destilada. Esa miserable campaña de desinformación impidió que se vacunaran más de 2 millones de personas.

Sigo pensando que todavía no es conveniente marcar una posición. El populismo de ambos candidatos se ha descarrilado y ahora más que nunca la duda son nuestra mejor arma. Sugiero seguir esperando y tomar recién una decisión una semana antes de las elecciones, después de la última encuesta. El voto en blanco o viciado es también una opción válida, democrática. Necesitamos propuestas y soluciones técnicas, no solo poses y promesas políticas.