Necesitamos ciudadanos ambidiestros.

Que no sean ya de izquierda o de derecha.

Nada de desprecios ni abusos a los discrepantes:

Menos todavía a los adversarios políticos.

No sigan por ahí anteponiendo semejantes etiquetas.

Les parecerá increíble a algunos, y la verdad es la misma.

“Entre eslóganes y consignas demasiados han sido acostumbrados a no pensar”.

Embarrados de conceptos, polarizados los sentimientos.

Al ritmo de lo apreciativo y lo descalificatorio tomando como base meros prejuicios y seudorazonamientos.

Dominados por adjetivos encomiables o peyorativos, según la corriente.  

En sí, buscando más que mejorar: ningunear, ignorar, deshumanizar.

Antes que discutir: cerrar temas.  

Antes que respetar las discordancias de opinión…

…silenciar a los de opiniones distintas.

Tanto la derecha como la izquierda son abstracciones.

¿Sí o no?

Lo relevante se ubica en que son parte de la tradición política.

Sí, también descartables como posición ciudadana.

¿Cómo no?

Detrás de los eslóganes están los políticos de carne y huesos.

Quienes se autoproclaman ante todo portadores de cualquiera de estas insignias no recapacitan, al final de cuentas, en que ambas posiciones se necesitan.

Que apreciar lo bueno de la que fuera es lo importante.

¡Necesitamos ciudadanos ambidiestros!

Si se les llama a quienes usan igualmente la mano izquierda que la derecha ambidiestros -o en todo caso ambidiestras- entonces, desde luego que los urgimos.

La mentalidad ideológica atrofia, ya lo sabemos, pero han sobrevivido esas fórmulas para crear muros antes que puentes.

La izquierda, personalmente, me tentó.

Claro que caí en sus redes.

Y vamos creciendo, vamos indagando más.

Por eso creo que deambulan corazones apasionados en demasía con tales taras.

Con ganas delirantes por menospreciar hartos de éstos.

El aprendizaje de una serie de conceptos fútiles separan mucho más que juntan.

Que juntan para argumentar.

La ignorancia como enemiga mortal de la Democracia sabe camuflarse bien.

Más allá de religiones y códigos, como decía Sócrates, aquel Jesucristo sin religión:

“El verdadero mal es la ignorancia”.

Foto: http://www.yalosabes.com/ambidiestro-con-las-dos-manos.html